Revista Opinión

¿Hay Estado en Cataluña?

Publicado el 22 noviembre 2015 por Franky
Allí donde no hay ordenamiento jurídico, no hay Estado. El Estado carece de toda realidad si no hay un derecho que está vigente en un determinado territorio. Donde la ley no se cumple, el Estado no existe. Si eso es así, como afirman casi al unisono los grande pensadores políticos, en Cataluña no ha existido el Estado español durante décadas porque las leyes no han tenido vigencia plena en ese territorio. --- ¿Hay Estado en Cataluña? Cuando los gobiernos españoles permitían que los líderes catalanes fueran corruptos y robaran sin que se les aplicara la ley, cuando se les permitía que violaran los derechos humanos y la Constitución, adoctrinando a los niños, marginando a los "españolistas", multando a los que rotulaban sus negocios en la lengua española y esparciendo por toda la sociedad mentiras, odio a España y división, también estaban asesinando al Estado.

¿Es eso delito? Los tribunales tendrán que decirlo, pero no cabe duda de que los gobiernos de Felipe González, Aznar y Zapatero, al pactar con los nacionalistas y permitirles, a cambio de votos, que saquearan y sujuzgaran Cataluña, hicieron desaparecer el Estado del territorio catalán y contrajeron gravísimas responsabilidades.

Además de la vigencia del derecho en un territorio concreto, el Estado es también una adhesión, un sentimiento de comunidad entre unos individuos que históricamente han decidido convivir y compartir sentimientos y destinos.

Para Rudolf Smend, la integración de los ciudadanos es la base del Estado y ésta se produce por distintas vías: identificándose con un caudillo o jefe que genera adhesión, con su gabinete y aparato administrativo, con las manifestaciones masivas que los ciudadanos comparten, como los desfiles, las fiestas nacionales, las votaciones, la visión del poder en acción y a través de símbolos de integración, como la bandera, el himno, el escudo, el uniforme y otros rasgos visibles que identifican los ideales y valores que se comparten.

También los gobiernos españoles han fracasado en Cataluña en lo que se refiere a los procesos de integración. No solo han permitido que el derecho esté ausente y que la ley sea burlada, sino que no han hecho nada para que se compartan ideas, destinos, sueños y símbolos. La parte mas nacionalista radical de los catalanes, una porción de la población que no ha parado de crecer ante el empuje de los políticos nacionalistas y la dejadez e ineptitud de los españoles, no siente apego por la bandera, ni por el himno, ni siquiera por el mercado español que les compra sus productos.

Los abucheos y pitadas a los símbolos de España y los gritos ofensivos contra el rey son la punta de un iceberg tan podrido que ya desprende odio, mas que desprecio y rechazo.

Así que el pueblo español debe saber que, formalmente, desde el punto de vista del derecho y de la doctrina jurídica internacionalmente aceptada, los gobernantes españoles han cometido gravísimos pecados en Cataluña. Permitir que Pujol no fuera castigado cuando fue descubierto robando en Banca Catalana no fue sólo un caso de corrupción o de dejadez, sino todo un atentado contra el mismo Estado, como lo fueron también otros pactos sucesivos que cambiaron votos catalanes, necesarios para que los políticos de Madrid se mantuvieran en el poder, por impunidad, abriendo una pavorosa vía libre permisiva que nos ha traído hasta el complejo desastre actual.

Cuando uno contempla a nuestros grandes partidos tomando ahora decisiones graves sobre el desafío nacionalista catalán, sin ni siquiera ocurrírseles pedir perdón porque ellos son los creadores del desaguisado, y a un Alfonso Guerra reclamando mano dura y que el Ejército entre en Cataluña, como ocurrió en 1934, en la II República, cualquier ciudadano español con memoria no tiene mas opción que lamentar la falta de rigor de los políticos españoles y en concreto la de Guerra, por olvidar que él, como vicepresidente del gobierno de Felipe González, tiene gran culpa del drama presente.



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