Revista Opinión

Hay que destruir la red de seguridad del nacionalismo

Publicado el 22 septiembre 2017 por Vigilis @vigilis
Si no cuestionamos los motivos del aparato legislativo que nos gobierna en poco nos distinguiremos de ser meros súbditos. Ser ciudadano requiere de algo más que ser siervo. No podemos albergar fe ciega en nuestros legisladores, hemos de demandar explicaciones para nuestra ventura y para la futura felicidad del reino. La relación entre el poder y quienes sostenemos el poder tiene que ir en los dos sentidos: tan desdichado es estar al albur del poder que surge de una masa amorfa como encomendarse a los herméticos designios de un oscuro conciábulo.
Lo curioso es que a poco que empecemos a rascar una parte del aparato se cae pues apenas es sostenida por la fe del carbonero. Nótese que esa parte más débil del aparato es la que tiene que ver con los problemas imaginarios. De esto mismo hablaba Josep Borrell hace poco: «Hay dos tipos de problemas: unos reales que se pueden resolver y otros que son imaginarios y como tales hay que desmontarlos».
¿Desmontarlos dices? Aguántame la cerveza.
Lo que me llama la atención es que las cosas más absurdas son las más evidentes y cotidianas. Las justificaciones de caracter mágico e irracional que se usan en parte de nuestras leyes las encontramos en las principales leyes, las que dan sustento y cuerpo al resto de la legislación. La estructura del edificio legislativo está hecha de chicles y alambres. Si mucha gente pone en duda esta estructura buena parte de nuestros problemas imaginarios se desevanecerán. Falta nos hace quitarnos problemas de encima.
Puedo poner de ejemplo de esta magia la Ley de Normalización Lingüística de Galicia.
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Ley de Normalización Lingüística
El proceso histórico centralista acentuado con el paso de los siglos, ha tenido para Galicia dos consecuencias profundamente negativas: anular la posibilidad de constituir instituciones propias e impedir el desarrollo de nuestra cultura genuina cuando la imprenta iba a promover el gran despegue de las culturas modernas.
Sometido a esta despersonalización política y a esta marginación cultural, el pueblo gallego padeció una progresiva depauperación interna que ya en el siglo XVIII fue denunciada por los ilustrados y que, desde mediados del XIX, fue constantemente combatida por todos los gallegos conscientes de la necesidad de evitar la desintegración de nuestra personalidad.

El preámbulo parte de una petición de principio: un proceso histórico centralista (supongo que se refieren a la concentración de poder en un centro aunque no dicen si ese centro son las ciudades, los estamentos, la corte real, Santiago, Coruña o Roma. Recordemos que a partir de la imprenta —a la que se refiere el texto— la Real Audiencia de Galicia —que acaba con parte de los privilegios feudales y que es fundada por los Reyes Católicos— se establece en Santiago y luego en Coruña y que por otra parte las ciudades contaban con concejos que ante la llamada a levas del rey podían negociarlas e incluso negarse).
A continuación dicen que ese proceso ha sido malo porque Galicia no pudo tener "instituciones propias". Supongo que por "propias" se refieren a "gallegas". Galicia no contaba con instituciones gallegas dice el texto. Esto es mentira, directamente. Una leyenda muy extendida en Galicia (y que aparece en los libros de historia de los niños gallegos) cuenta que los Reyes Católicos le quitan a "Galicia" el voto en las cortes y se lo dan a la ciudad de Zamora. Lo que no entienden ni el conselleiro, ni los que escriben los libros, ni los que redactaron este preámbulo mágico es el significado de esas cortes. El rey de Castilla convocaba a cortes para pedir aumentar los impuestos (no existía el absolutismo) y lo lograba sobornando a los representantes de esas cortes. Desde Isabel I hasta Felipe IV (con el que "Galicia" "recupera" "su" voto en las cortes, un detalle que no se suele recordar), las cortes se reúnen unas cuarenta veces, dos de ellas en Galicia (otro detalle que nadie comenta: ¿Galicia estaba marginada porque no tenía voto y las cortes se reúnen en Coruña? Raro, raro). Es un error muy básico decir que la delegación gallega representaba los intereses de Galicia. Esto lo dices en el siglo XVI y la gente se ríe de ti. Los miembros de las cortes representaban sus propios intereses: baja nobleza, obispos y ciudades. En lo que respecta a las ciudades, desde la fundación de las cortes a Galicia le correspondía un voto compartido con Asturias y Extremadura. Como apunté antes es el Rey-Planeta el que "desdobla" el voto de las ciudades gallegas y le da uno único —propio— a "Galicia" (que no era Galicia, eran las élites de las ciudades).
Lo que hay que entender es que durante toda la Edad Moderna Galicia no es más que una designación geográfica y en lo judicial una división administrativa. No existe ningún cuerpo electoral gallego ni se puede hablar siquiera de que los gallegos compartían intereses comunes: el mercader de sal de Coruña era un hombre mucho más cercano al mercader de sal de Lisboa que al campesino que destripa terrones en Culleredo. No se puede quitar a alguien lo que no tiene y tampoco enviar buenos deseos al pasado.
Sobre la "cultura genuina" no me hagáis hablar. Esa peste que consiste en poner la palabra Kultur en todo es algo de lo que tenemos que deshacernos. Un motivo aducido por la Entente en la Primera Guerra Mundial era destruir La Cultura (Kultur, el núcleo de la ideología alemana). Siendo Kultur una especie de nueva religión que viene a sustituir a la antigua, sería positivo recordar las bondades de la separación Iglesia-Estado y separar la Kultur de todo cuanto tenga que ver con la política. De esto he escrito muchas veces, el culmen de su crítica la tiene Gustavo Bueno en El mito de la cultura y os puedo dejar esta breve introducción de Raúl Minchinela al fenómeno de la inversión teológica. En lo de "genuina" tampoco me extiendo porque está relacionado con el folk-lore y es una derivación directa de la filosofía alemana y por tanto de la Kultur (no existe una cultura no genuina ya que no existe una "cultura humana").

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Kultur.

A continuación dice el texto que debido a carecer de cultura y de instituciones propias, Galicia se empobrece. Imagino que no se refieren a las condiciones de vida, que en líneas generales fueron mejorando en Galicia de forma similar a la del resto de Europa occidental y parece que tengo razón ya que esa pobreza se refiere, como reza el texto, a la desintegración de nuestra personalidad. ¿Me puede señalar alguien qué es la personalidad de Galicia? ¿Se puede medir con cinta métrica y pesar con una balanza? Porque si no se puede entonces esa personalidad no mengua y el texto miente. Tan simple como eso. Ya veis que ni siquiera me hace falta desmentir la existencia de la personalidad colectiva (otra panoplia de la filosofía alemana).
A continuación el preámbulo comenta que gracias a la Constitución de 1978 Galicia tiene la posibilidad de recuperar su personalidad colectiva y continúa:
Uno de los factores fundamentales de esa recuperación es la lengua, por ser el núcleo vital de nuestra identidad. La lengua es la mayor y más original creación colectiva de los gallegos, es la verdadera fuerza espiritual que le da unidad interna a nuestra comunidad.

Para recuperar esa personalidad colectiva (de la que no sabemos dónde está ni si crece o decrece, pero que el texto tiene claro cuándo cambia su tamaño porque igual quienes lo redactaron consultan unos gusanos místicos en la cripta de la Catedral de Santiago, en plan: "¡la personalidad colectiva... bzzz... exige aumentar niveles de... bzzz... bisulfito de potasio en Carballo!", yo qué sé), un factor es la lengua (recordemos a Fichte: "la lengua de un pueblo es su alma").
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Y sigue: "la lengua es el núcleo vital de nuestra identidad", es decir, es la parte interna o más importante de la vida de nuestra identidad (nuestra identidad "vive", sugiere el texto). La lengua es la "verdadera fuerza espiritual" que proporciona unidad a nuestra comunidad. Según los gusanos de la cripta, la unidad de nuestra comunidad no viene por el Estatuto de Autonomía, norma fundamental de nuestras instituciones de autogobierno, que depende de la Constitución Española, sino por una "fuerza espiritual" que potencia la lengua (la gallega, ojo) para mantener "viva" la "personalidad colectiva" (que no sabemos qué es pero que crece o decrece en función de circunstancias inventadas). Fuerza espiritual, telita, esto en una ley redactada en 1983 y vigente todavía en 2017. No estamos tratando con mandalas del Rigveda, aunque lo parece (una pena, por cierto, porque en los vedas se cuentan historias de batallas en la Luna donde hay soldados que pierden el pelo y las uñas después de que naves espaciales lancen bombas que lucen como la luz del sol y destruyen ciudades enteras. La mitología hindú de hace 3.000 años es ciencia ficción hard).
A continuación viene el articulado de la ley en la que para contentar a los ocultos gusanitos de la cripta de la catedral se establece que el gallego es el idioma propio de Galicia y que es oficial junto al castellano. La ley deja muy claro que no se puede discriminar por razón de lengua para inmediatamente añadir que los poderes públicos promoverán el gallego, no el castellano. Es decir, se pide no discriminar e inmediatamente ya aparece la discriminación. Respecto a los topónimos, los únicos oficiales serán los gallegos, esto tampoco es discriminar. Respecto a subvenciones la Xunta podrá subvencionar a los medios que empleen al menos una parte en gallego. Luego se añade la obligación de la Xunta de promover el uso del gallego con cargo al presupuesto y hacer meritorio su conocimiento en la función pública. Todo esto porque hay una fuerza espiritual que nos sabemos lo que es que está pululando por ahí. Es decir, una cosa imaginaria se establece por ley, tiene consecuencias directas en nuestra vida diaria y partidas en los presupuestos. Yo defiendo separar la política de la magia. Quien quiera fundar una secta y rendir culto a unos gusanos místicos que lo haga en su tiempo libre y con sus recursos.

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Consello da Cultura Galega.

Si una fuerza espiritual determina la política lingüística (suena raro pero es la realidad: pranayamas, entes, trasgos, a cova dos mouros, los elementales de fuego de nivel 4, etc.), ¿cuál es la tarea fundamental de la política general en el ámbito gallego? Vámonos al...
Estatuto de Autonomía de Galicia
Este estatuto fue elaborado por diputados elegidos en 1979 de UCD, PSOE y CD y también por partidos extremistas sin representación que hubo que meter porque si no lloraban (?). Fue aprobado en referendum en 1980 con el 73% de los votos afirmativos con un 28% de participación (450.000 votos de 2,2 millones de electores). Esto lo digo para tenerlo presente.
El segundo punto del primer artículo de esta Ley Orgánica aprobada por las Cortes Generales reza:
La Comunidad Autónoma, a través de instituciones democráticas, asume como tarea principal la defensa de la identidad de Galicia y de sus intereses y la promoción de la solidaridad entre todos cuantos integran el pueblo gallego.

La tarea principal es defender la identidad de Galicia. Voy a tomar el segundo significado de la palabra "identidad" tal como aparece en el diccionario de la RAE: «conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás». Bien, entonces la principal tarea del poder público gallego es hacer apología de la diferencia, discriminar lo foráneo (lo foráneo empieza en el río Eo, que nadie se confunda) y acentuar rasgos que nos identifiquen colectivamente (estos serían los gusanitos de las fuerzas espìrituales que demandan dar dinero público a autores que nadie lee ya que la ley dice que la lengua es un núcleo vital de nuestra identidad).

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Subdirección Xeral de Planificación e Dinamización Lingüística.

A ver si lo entiendo: la tarea principal del autogobierno gallego no es guardar el orden público, promover la justicia, elevar el nivel educativo, mejorar la calidad de vida,... no, es decir que nosotros somos diferentes a los demás. Toda la autonomía gallega se construye en torno a esta idea. Pensadlo. Pensadlo detenidamente porque en esto es que invertimos nuestra felicidad y la felicidad de nuestros hijos.
Básicamente y en resumen se podría decir que todo el chiringuito responde a la voluntad de unos entes invisibles que nos ordenan ser xenófobos.
Siendo así, todo aquel que hable de identidad, de cultura propia, de personalidad colectiva, etc. hay que tratarlo como a una persona con sus facultades mermadas.

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