Revista Homo

Hazlo ya

Por Hesterprynne
Lo contrario de valentía no es cobardía, sino conformismo (Robert Anthony)
En mis años mozos, antes de convertirme en una vieja gloria lesbiana, tal y como nos describe mi amiga Esther a las que ya somos treintañeras emparejadas que hace tiempo que dejamos de beber garrafón al son de Mónica Naranjo, salía a menudo por Chueca y nunca dejaba de sorprenderme y deprimirme a partes iguales la insistencia en bautizar los bares de ambiente femenino con nombres que sugerían secreto, silencio y prohibición: Sutileza, Escape, Truco… Algunos de estos lugares continúan recibiendo a las hordas de jovencitas, estas mucho más multiculturales y altivas de lo que éramos nosotras, afortunadamente. Pero es que en mis tiempos –vale, vale, ya sé que parezco un abuelete, hoy me ha dado por ahí- nuestros derechos no estaban reconocidos por la ley, la homofobia era muchísimo más intensa y ni siquiera Ellen había salido del armario en su serie aún. Hoy en día y en el contexto en el que vives, de verdad que no me explico cómo puedes seguir en el armario, querida lectora-que-estás-leyendo-esto-y-nadie-sabe-que-te-gustan-más-las-tías-que-a-un-crío-un-chupachus.
Ni que decir tiene que la idea de salir del armario como algo positivo es claramente occidental, pues en otros lugares las lesbianas han de cuidarse de cosas tan terribles como los crímenes de honor o los matrimonios forzosos. Pero tú, querida lectora-que-cierras-veloz-la-ventana-del-navegador-cuando-entra-alguien-a-tu-habitación, tú qué demonios haces entre las perchas de la ropa.
Te lo he dicho un montón de veces en mi blog, con muchísimas entradas sobre este tema de secretos y mentiras pero tú, erre que erre diciendo que sí, que George Clooney está buenísimo a esa compañera de trabajo que te tiende la Cosmopolitan con los ojos brillantes. Y en casa ni Urgencias ni Sexo en Nueva York ni nada de eso, tu ordenador zumba agotado mientras descarga sin parar capítulos de Xena y The L Word. Amiga, cómo estás desperdiciando tu vida.
Querida lectora-que-se-masturba-pensando-en-Jodie-Foster, quedarte en el armario te está haciendo un daño terrible, psicológicamente hablando.
Además, en un acto de prejuicio muy grande hacia las personas cercanas a ti, les presupones homófobas o, si sabes a ciencia cierta que lo son, es probable que estés exagerando las reacciones que crees que van a tener. La mayoría de la gente, a pesar de lo que pueda pensar en un principio, suele acomodarse a la realidad que le rodea y aprender a aceptar lo que nunca se había planteado (y si no lo hace, ¿para qué quieres que esté en tu vida?).
A lo mejor no les dices a tus propios hijos que eres lesbiana por miedo a que sufran bullying en el colegio o, si son más mayores, por miedo a su rechazo. Enhorabuena, querida lectora-que-chatea-bajo-nickname-cuando-todos-duermen, enhorabuena por criar a otra generación de homófobos en potencia cuando podrías haber demostrado al mundo que no hay nada por lo que avergonzarse. Cuando descubran tu secreto –da por descontado que tarde o temprano lo harán- pensarás que si lo has ocultado es porque es algo malo. Felicidades, de verdad.
Si tienes pareja, amiga, has de saber que estás haciéndole a esa mujer a la que se supone que amas un daño irreparable al negarle participar en una parte de tu vida y al negar su existencia ante cierta gente. Llegará el momento, si no ha llegado ya, en que tendrá lugar una situación que te pondrá entre la espada y la pared, ya sea una invitación a una celebración a la que puedes llevar pareja o una estancia en el hospital en la que tu pareja no podrá ir a visitarte porque está tu familia. ¿Qué harás entonces?
Sal del armario, por todas las diosas, sal ya, estás tardando tanto… la vida es corta, esos muebles están llenos de telarañas y tú, la verdad sea dicha, no tienes ninguna excusa para permanecer ahí.HAZLO YA

¡Pero si aquí estamos fenomenal!


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