He hablado muchas veces de la necesidad que siento ( y qu...

He hablado muchas veces de la necesidad que siento ( y que mucha gente comparte) de no quedarme siempre en el mismo lugar, de indagar, de vivir aventuras, de descubrir el mundo que nos rodea, tan vasto y lleno de millones de cosas por ver.
Pero en los viajes, siempre hago una gran diferenciación: el viajar Vs. el turisteo
A mi me gusta pensar e intentar actuar como una viajera, como alguien que se integra allá donde va, que procura entender aquello que me resulta extraño, que tiene ansia de conocer pero no solo aquello que todos recomiendan o lo que sale en las guías de viaje.
Para mi, viajar, es algo mucho más profundo, es una experiencia que se acabará convirtiendo en un inciso en la historia de tu vida, un punto y a parte, un crecimiento en nuestra persona.
La gracia de los viajes es callejear, tomar café en una cafetería de barrio, mirar los edificios, la ropa tendida danzando en las azoteas, los niños que salen del colegio, mezclarse con su gente, intentar hablar su idioma, dejar de ser tú por un tiempo para ser tú si hubieses nacido en otro lugar.
Y quizás es que tengo mucha imaginación, pero no puedo evitar crear escenarios en ciudades lejanas donde vivo miles de historias, miles de pequeños momentos que se que, poco a poco, cambiarían mi vida.
Picnics de queso y vino en los champs de mars, pasear al lado del Tamesis, ir a Viena a ver los cuadros de Klimt, comer por el centro de Madrid, escuchar Jacques Brel en un café de París, tomar té a las 5 en tu apartamento de Londres, respirar el frío aire de Madrid en pleno invierno mientras ves atardecer en pleno retiro.




Y con un poco de suerte, poco a poco, esos escenarios se convierten en recuerdos reales.
Pero no recordarás esos lugares como esos grupos de turistas ruidosos, vestidos como exploradores selváticos perdidos en plena ciudad, guiados por gente que trabaja para empresas, que los llevan a los sitios más conocidos, a golpe de pito, con a penas tiempo de tomar un bocadillo frío en media hora antes de seguir con la ruta que siempre sale en los mapas.
El viajero se pierde y con ello se encuentra.


Tu piel se teje de lugares, de recuerdos, de sabores, olores, personas, comidas, risas, llantos y sueños.
Tus días se tienen que llenar de aventuras y sueños para poder seguir con los pies en la tierra.
Hay que ampliar fronteras y crecer, volar lejos, reescribir nuestra historia, ser más, mejor, más fuertes, más apasionados, más profundos, más amplios, más humanos, más alienígenas en medio de la multitud.
Yo soy una apasionada. Yo nunca vuelvo a ser la misma después de un viaje. Yo nunca dejaré de ser otra cosa que una viajera, ya sea de mente o también físicamente.
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I often spoke about the need and the feeling  (which many people share to) not to always stay in the same place, the need of living  adventures, discover the world around us, so wide and full of millions of things to see. But when I speak about traveling, I always do a great differentiation: traveler Vs. tourist
I like to think and try to act as a traveler, as someone who tries to live like people from these strange cities, who tries to understand what I find so different from my own place,  who has anxiety of knowing but not only what everyone recommended or that kind of things that travel guides show on them.


For me, traveling is something much deeper; it's an experience which will end up becoming a chapter apart in the story of your life, a point of no return, a way to grown as a person. The fun thing of travel is walk down the streets, have a  coffee in a small not-famous Cafe, look at the buildings, the clothes, just washed,  dancing on the rooftops, children playing when they leave school in the afternoons, mixing yourself with these people, try to speak their language, leave behind yourself ,for a while,  in order to be who you'd be if you had born in another place. And perhaps is that I have much imagination, but I cannot help but create scenarios in strange cities where thousands of stories, thousands of small moments that I'd live, little by little, changed my life. Dinners with cheese and wine in the champs of mars, walks beside the Thames, go to Vienna to see the Klimt paintings, eat squids in the bars of the center of Madrid, listen to Jacques Brel in a café in Paris, drink tea at 5 in your apartment in London, breathe the cold air of Madrid in midwinter while you see sunset at El retiro park.

And luckyly, little by little, these scenarios become real memories.
 But you may not remember these places like those groups of noisy tourists, dressed as jungle explorers lost in middle of the city, guided by people who work for companies, which lead to the best-known sites, with no proper time to have nothing more than a cold sandwich in half an hour, before proceeding with the path that always appears in the maps.
The traveler found itself being lost at first.

Your skin is woven of places, memories, flavours, aromas, people, food, laughter, tears and dreams. Your days have to be fill of adventures and dreams in order to continue with your feet on the ground. You must expand boundaries and grow, fly away, rewrite your story, more, better, stronger, more passionate, and deeper, broader, more human, more alien in the middle of the crowd.  I am a passionate. I'm never again the same after a trip. I shall never be nothing more than a travelling, either of mind or physically .