Somos aquello que tus ojos no quieren ver cuando miran a su alrededor.
Somos lo políticamente incorrecto. Somos lo que los padres ocultan a sus hijos que pueden ser. Somos la noche y el ruido. Somos alcohol en las venas y humo en los pulmones. Somos la fuerza y la rabia. Pero somos verdad.
Ante todo, somos verdad.
Somos los novios de las hijas que escandalizan a sus madres. Somos veneno, somos plaga. Somos ira y coraje. Somos todo aquello que quisisteis enterrar en el pasado pero que nunca pudisteis matar. Somos la moda que nunca pasa de moda, pues jamás fue moda, fue manera de vivir.
Somos cuanto queréis ser, aunque no lo reconozcais.
Somos los herederos de Led Zeppelin, los hijos de Caín, los hermanos de Freddie. Somos primos de Hetfield, de Dickinson y de Halford. Somos la voz de la oscuridad. Somos guitarras y baterías. Somos punteos en un bajo. Somos cuanto escuchamos al cerrar los ojos. Somos lo que nos impulsa a seguir caminando. Y somos todo aquello que nunca pudisteis ser vosotros.
Por eso nos teméis. Por eso huís de nuestros pasos.
Porque somos vuestra ausencia de vida. Somos el camino que se aparta de vuestros pies. Y somos todo lo que soñáis. Rebeldía y libertad. Desparpajo y valentía. Y sobre todo, ímpetu.
Somos los Who, los Purple, los Pink Floyd, los Straits, los Police, los Sabbath, los Guns, los Leppard, los Extreme. Somos todos esos gritos que te aterran.
Somos todo.
Y somos nada.
Pero sobre todo, somos. Y seguiremos siendo. Y eso, nunca podréis evitarlo.
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