Revista Música

Héroes del silencio

Publicado el 14 junio 2017 por Perendengon

HÉROES DEL SILENCIO

Hola, Graminoleños.

Para el artículo de hoy vamos a viajar hasta Zaragoza para contar la historia de uno de los grupos más grandes e importantes de la historia de la música de nuestro país. Una banda que durante su corta andadura no dejaría indiferente a nadie, sobre todo su vocalista y auténtico líder. Me estoy refiriendo a Héroes del Silencio, comandados por el irritante, pedante, a veces insoportable pero siempre genial Enrique Búnbury.

En el año 1981 los hermanos Juan y Pedro Valdivia junto a un primo suyo llamado Javier Guajardo formarían un grupo al que le darían el nombre de Zumo de Vídrio. Intentando abrirse camino en el mundo de la música tocarían en distintos recintos de escaso aforo donde conocerían a Enrique Ortiz de Landázuri (Búnbury) que por aquel entonces formaba parte del grupo Proceso Entrópico.

En el año 1984 Guajardo abandonaría a sus dos familiares y éstos le ofrecerían a Búnbury que se integrara como vocalista con ellos, a lo que éste accedería, momento en el cual grabarían algunas maquetas con sus primeras canciones, alguna de las cuales con los adecuados retoques se convertirían años después en historia del pop-rock en España, como ya os contaré más adelante.

Entre esas maquetas se encontraba un tema titulado “Hologramas” que puede considerarse como el pistoletazo de salida hacia lo que el grupo iba a convertirse. Con Zumo de Vídrio la música que hacían era un pop sencillo y comercial con clara influencia de los artistas de La Movida, pero con la llegada de Búnbury su sonido sería distinto, se volvería algo más personal e intransferible.

En el año 1985 se producirían los primeros cambios en su formación. Pedro Valdivia abandonaría el grupo y entraría en su sustitución Pedro Andreu, entrando también a formar parte de la banda un nuevo bajista llamado Joaquín Cardiel, con el objeto de que a partir de ese instante Búnbury se centrase exclusivamente en cantar y componer.

Ya con la formación definitiva debidamente asentada decidirían cambiar el nombre al grupo. Como os comentaba hace un instante, en una de sus maquetas había una canción que iba a marcar su futuro. Su título era inicialmente “Héroe del Silencio” y de ahí tomarían su nombre definitivo. Muy poco después, esta canción con su título cambiado iba a convertirse en su primer gran éxito y en la composición que iba a cambiarles totalmente la vida.

En estos tiempos participarían en varios festivales y poco a poco irían adquiriendo cierto reconocimiento hasta el punto de telonear a artistas como La Unión, El Último de la Fila o Alaska y Dinarama. De esta manera, en el año 1987 Gustavo Montesano, antiguamente guitarrista de Olé Olé y en ese instante productor musical, les vería actuar en directo y comprobaría que se encontraba ante un auténtico diamante en bruto, por lo que propuso a EMI que los contratara.

En un primer momento la discográfica no confió demasiado en ellos por lo que les propuso publicar un EP con cuatro canciones a modo de prueba para comprobar si realmente el público iba a interesarse por ellos. Este debut llevaría el título de “Héroes del Silencio”.

HÉROES DEL SILENCIO

Entre los temas que lo integran figura esa canción que os he comentadola cual le daría el nombre al grupo cuyo título sería cambiado al de “Héroe de Leyenda” y que iba a convertirse en una de las canciones del año y en un inesperado éxito, logrando unas espectaculares ventas.

Nos encontramos ante una canción verdaderamente espectacular. La contundencia de sus guitarras, el ritmo de principio a fin, su letra y, sobre todo, la voz y la manera de cantar de Búnbury cautivarían al público desde el primer momento. No cabía ninguna duda de que había nacido un grupo que iba a marcar el pop español de los siguientes años.

Otra de las canciones incluidas en este EP también tendría cierta aceptación entre el público, aunque siempre eclipsada por “Héroe de Leyenda”. Me estoy refiriendo a “La Lluvia Gris” que en sí misma tiene al menos tanta calidad como el tema estrella de esta primera publicación.

Era de esperar que con el recibimiento que habían logrado con este EP que la publicación de su primer larga duración fueran inminente. De esta manera, en el año 1988 aparecería en el mercado su álbum de debut bajo el título “El Mar No Cesa” el cual iba a convertirse en uno de los acontecimientos musicales del año en nuestro país.

HÉROES DEL SILENCIO

En el disco se incluyen las dos canciones anteriores así como dos de las composiciones más emblemáticas de su carrera y que les llevarían a convertirse en uno de los grupos de moda del momento. Y lo bueno del caso es que lo mejor estaba todavía por venir.

La primera de estas dos canciones es la que abre el disco y sería publicada como primer sencillo. Se trata de “Mar Adentro”, un tema en el que la profesionalidad a la hora de tocar y la intensidad y pasión a la hora de cantar de Búnbury la convertirían en un auténtico éxito de manera inmediata.

Su subida fue realmente fulgurante. Con apenas dos sencillos en el mercado y su primer álbum recién publicado se habían convertido ya en uno de los grupos con un seguimiento más multitudinario por parte del público español. Además, su música estaba empezando incluso a traspasar nuestras fronteras y su sonido empezaba a ser escuchado y comentado en varios países europeos.

Por si fuera poco, con otro de los sencillos de este disco iban a repetir resultado. “Flor Venenosa” iba a convertirse en su tercer gran éxito, haciendo pleno hasta el momento. Cada nuevo single, cada nueva canción que se daba a conocer, aumentaban su fama y su caché. No cabía duda de que estaban lanzados.

De manera inmediata iniciarían su primera gira que, como no podía ser de otra manera, sería triunfal, con lleno tras lleno en los recintos donde celebraban sus conciertos, mostrando su tremendo potencial en directo. En ese momento la figura de Búnbury empezaría a brillar con luz propia por encima de sus compañeros de andadura, algo que con el paso del tiempo terminaría por devorarlos.

La manera en que sonaban sus guitarras, como filtradas, como si fueran un mundo aparte, así como la manera de cantar de Búnbury y las letras misteriosas y metafóricas de sus canciones conquistaron al público español gracias a temas como este “Agosto”.

Un indicativo habitual en la música de aquella época para saber si estábamos ante un disco especial o uno más normalito eran la cantidad de sencillos que se publicaban. A más singles en el mercado, mayores ventas, mayor popularidad y, por consiguiente, mayor éxito. En este sentido su álbum de debut triunfó a lo grande.

Y es que los sencillos se sucedían uno detrás de otro, siendo el último en aparecer el titulado “Fuente Esperanza”, una balada con su toque inconfundible y que se convertiría en una de las canciones más esperadas en sus actuaciones en directo.

Desde el primer momento demostraron tener una personalidad apabullante. Iban quemando etapas a una velocidad antes nunca vista y querían demostrar a todo el mundo que eran un buen grupo que hacía buena música y que no iba a plegarse a las preferencias comerciales de nadie.

Su inesperada irrupción en el panorama musical español llevaría a que su primer disco tuviese una producción y unos arreglos muy profesionales y avanzados, algo que a ellos no terminó de gustarles demasiado ya que por este motivo algunos les pondrían la vitola de grupo prefabricado y de estudio y ellos querían ser “auténticos”.

Para quitarse la espina y demostrar a todo el mundo de que pasta estaban hechos, en el año 1989 publicarían un EP en edición limitada con cinco canciones grabadas en directo con el que demostraban a todo el mundo la potencia con que eran capaces de manejarse sobre un escenario. Únicamente se pondrían a la venta 5.000 ejemplares por lo que nos encontramos ante un auténtico artículo de coleccionista. Su título: “En Directo”.

HÉROES DEL SILENCIO

Una vez más, la presencia de un espectador de lujo en uno de sus conciertos iba a resultar crucial para su carrera. Si Gustavo Montesano fue decisivo para que pudieran grabar su primer disco y convertirse en uno de los principales grupos españoles, en esta ocasión iba a ser el excomponente de Roxy Music, el magnífico Phil Manzanera, el que quedaría maravillado por lo que vio sobre el escenario por lo que les propuso producirles su siguiente disco.

Dicho y hecho, en el año 1980 llegaría su segundo disco, bajo la producción de Manzanera, que llevaría el título de “Senderos de Traición” y que está considerado como uno de los mejores discos de la historia del pop-rock español.

HÉROES DEL SILENCIO

El disco contiene una de las canciones más potentes y definitivas del pop-rock español, auténtico himno y seña de identidad del grupo. Una de esas canciones que con sólo escuchar sus primeras notas se hace inconfundible. Uno de mis temas preferidos en español de siempre.

Como muchos habréis adivinado me estoy refiriendo a “Entre Dos Tierras”, con su mítico comienzo con el riff de guitarra pausado, con eco, distante y una continuación descomunal y apoteósica. “Déjame, que yo no tengo la culpa de verte caer …”. Una auténtica genialidad.

El éxito de esta canción fue tremendo. Número uno de ventas en nuestro país, no pasando desapercibido para el público del resto de Europa. En Alemania comenzaría a ser radiado por algunas emisoras para que poco a poco la bola fuese creciendo hasta lograr un gran éxito también por aquellas tierras abriéndoles de par en par el mercado internacional.

En este segundo disco se nota cierta evolución en todo lo que lo rodea. La mano de Manzanera en la producción se nota desde el principio y el sonido en sí que Héroes adoptan a partir de este instante es más profesional, oscuro e involucrado. Sus letras empiezan a ser más profundas tratando temas recurrentes como el mundo de las drogas o la violencia.

Realmente ellos mismos siempre han reconocido que éste disco sí que mostraba lo que realmente querían hacer. Su álbum de debut les había dejado un sabor amargo por considerarlo demasiado comercial, pero con este segundo trabajo habían impuesto su criterio a la hora de hacer música, dejando canciones tan espectaculares como este “Maldito Duende”.

Con esta canción volverían a alcanzar el número uno de las listas de éxitos en nuestro país, por lo que no es de extrañar que se convirtiera en el disco más vendido de un grupo español del año 1990. De hecho este álbum está considerado por gran parte de la crítica especializada como su mejor disco, por supuesto, y como uno de los mejores discos del pop-rock español de la historia. Ahí es nada.

Lo cierto es que la mezcla de la manera de cantar de Búnbury, las mayor profundidad de sus letras y el sonido en esta oportunidad marcado por el bajo y una batería potente acompañados de la intensidad de las guitarras le dieron al disco un aire único, dejándonos una manera de hacer música casi inédita y creando genialidades como “Despertar”, otra auténtica joya.

Las labores de composición de las canciones eran realizadas por los cuatro miembros del grupo a partes más o menos iguales, pero la figura de Búnbury empezaba a crecer a mayor velocidad que la de sus compañeros. Influía calramente en casi todas las letras y su personalidad y manera de comportarse no pasaban desapercibidas para nadie. Los sentimientos hacia él eran encontrados: o lo adoraban o simplemente no lo podían soportar, pero su talento era innegable.

Las letras de Búnbury en este disco trataron todo tipo de temas como ya hemos comprobado, atreviéndose incluso con el de la prostitución, como haría en “Con Nombre de Guerra”, otra atronadora canción digna de destacar.

Cuando un grupo alcanza el éxito tan espectacular que ellos lograron con “Senderos de Traición” hay que rematar la faena con un directo potente y atrayente. Ellos lo conseguirían de inmediato. Su manera de conducirse sobre el escenario siempre fue una de sus facetas más destacadas, incluso en sus comienzos cuando apenas nadie los conocía. Era curioso comprobar como cuando teloneaban a otros artistas cada vez era más el público que acudía a los conciertos casi más por verlos a ellos que al plato principal.

Así pues, la gira fue un éxito rotundo tanto en España como en Iberoamérica, un mercado que también habían conquistado de inmediato. Además, como colofón a ese exitoso recorrido por tierras sudamericanas, se traerían debajo del brazo un nuevo componente del grupo. El guitarrista Alan Boguslavsky, al que conocieron durante la gira como colaborador en sus conciertos, ingresaría en el grupo que a partir de ese instante sería un quinteto.

Tal era su preocupación por dar la talla en directo y tal era el éxito que lograban en sus conciertos que nuevamente seguirían la fórmula de publicar un disco en vivo tras un trabajo de estudio. Llegaría a finales del año 1991 bajo el título de “Senda 91” y significaría un nuevo éxito en su carrera.

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Era tal su popularidad en ese instante que se originarían largas colas para hacerse con este disco, un trabajo con lo mejor de su última gira en el que demostraban también su desprecio hacia sus críticos. Muchos eran los que no comulgaban con ellos entre la prensa especializada pero sus fans eran fieles y cada vez más. Para hacernos una idea de lo poco que les influían los ataques de los periodistas, dentro del disco incluirían una especie de collage con fotos de los artículos en los que se les criticaba. Genio y figura.

De este disco llegaría a extraerse un sencillo, siendo la canción agraciada “Oración”, que interpretada en directo suena así de bien.

Estaban en un momento espectacular pero lamentablemente, y como suele ser habitual en estos casos, no era oro todo lo que relucía. Los excesos eran muchos, las “rarezas” de Búnbury cada vez más habituales y el enfrentamiento entre él y Juan Valdivia estaba empezando a pasar factura a las relaciones entre todos los miembros de la banda.

Intentando dejar a un lado sus diferencias personales, en el año 1993 volverían al estudio de grabación. De nuevo bajo la producción de Manzanera, que en esta ocasión incluso les apoyaría con su guitarra, publicarían su tercer disco bajo el título de “El Espíritu del Vino”.

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Para su grabación acudieron a Londres y el producto sería un disco todavía más elaborado que su anterior trabajo con el que iban a dar el salto definitivo al estrellato. En él se incluyen algunas de sus canciones más significativas, aunque todo el disco así como la gira promocional están marcados por sus coqueteos con las drogas y el enfrentamiento entre todos ellos.

Con la incorporación del nuevo guitarrista, el disco está marcado por ritmos más intensos dando paso a un sonido contundente, dando la impresión de intentar plasmar en estas nuevas canciones de estudio su vitalidad habitual a la hora de tocar en directo. La producción de Phil Manzanera les volvería a aportar ese plus de calidad para hacerles diferentes a cualquier otro grupo español.

Las letras se hacen más indescifrables. Búnbury se encuentra en un estado de autocomplacencia y filosófico que provoca que sus canciones contengan letras profundas y llamativas a la par que incoherentes e incomprensibles, como sucede con otro de los clásicos del grupo, “Nuestros Nombres”, con el que volverían a colocarse en lo más alto de las listas de éxitos.

Bien fuera por la tremenda marcha que llevaban, bien porque el tremendo éxito que estaban cosechando les pasara factura psicológicamente, el grupo entraría en una fase de excesos e incongruencias bastante evidentes. En este aspecto, Búnbury se llevaba la palma. Su egocentrismo era total y alcanzaría unas cotas de divismo desproporcionadas lo que produciría una sensación generalizada de antipatía hacia él.

Sus letras intraducibles en muchas ocasiones reproducían el estado personal y anímico en el que se encontraba, llegando a creerse una especie de reencarnación del mismísimo Jim Morrison, mítico líder de The Doors. Eso sí, el éxito que cosechaban era tremendo, logrando colocarse en el número uno de las listas de ventas no solamente de nuestro país sino que lo conseguirían también en Alemania y varios países iberoamericanos.

El disco está repleto de grandes canciones, largas e intensas, entre las que destaca sobremanera “La Herida”, un tema que también llegaría al número uno y en el que las guitarras lo llenan todo con un Búnbury que por primera vez iba a añadir a sus dotes vocales el sonido de la harmónica saliendo de sus labios.

Como no podía ser de otra manera, la gira promocional sería larga y extenuante, por lo que los roces entre los miembros del grupo serían frecuentes y empezarían a tornarse casi irrecuperables. El futuro del grupo empezaba a teñirse de negro.

Otra de las canciones destacadas del disco, una de las preferidas del público en sus conciertos pero que curiosamente tendría un éxito menor, está basada en una obra de teatro de Alejandro Casona. Se trata de “La Sirena Varada”, un medio tiempo que sus fans esperaban casi con ansia en cada uno de sus conciertos.

Tras acabar la gira llegaría el momento de recapitular y estudiar hacia donde se dirigían. Sus relaciones estaban muy deterioradas y el ambiente no era el más adecuado para seguir adelante y componer las canciones del nuevo disco. Por este motivo, y como una especie de tratamiento de choque, decidirían retirarse unos meses al Pirineo aragonés con el objeto de meditar y relajarse. Todo muy zen como vemos … Sin comentarios.

El caso es que la fórmula funcionaría y un nuevo disco vería la luz. Llegaría en el año 1995 con importantes cambios y bajo el título de “Avalancha”. Por un lado la producción dejaría de ser protagonizada por Manzanera para caer en las manos de otro de los prestigiosos productores del momento, Bob Ezrin. Por otra parte, su sonido evolucionaría hacia un tono más rockero de lo habitual con un importante cambio de imagen del grupo.

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La nueva producción y el “estado de meditación” en el que se habían embarcado para intentar reconducir sus relaciones personales les llevarían a crear un disco con un sonido más cercano al rock, más fuerte, más potente y en el que las guitarras suenan como nunca. Podría decirse que la elección del título fue bastante apropiada, porque por momentos  la impresión que da es encontrarnos ante una avalancha de sonidos contundentes.

La carta de presentación del disco ya mostraría bien a las claras esta evolución sonora. Se trata, además, de una canción cuya letra trata un tema de tremenda actualidad en nuestros días. Me estoy refiriendo a “Iberia Sumergida”, en la que se trata el tema de la corrupción y de la forma de vivir en nuestro país de las fuerzas vivas. Fue escrita por Búnbury en el año 1995 pero perfectamente podría haberla escrito en la actualidad.

Con esta canción volverían a llegar al número uno de las listas de éxito de nuestro país. Y es que el cambio producido en este disco sería del agrado de sus fans, así como de los críticos especializados. Los primeros volverían a comprar el disco de manera casi compulsiva y los segundos elogiarían la madurez que estaban alcanzando.

Aunque sus ventas fueron muy buenas estuvieron un poco por debajo de lo conseguido con su anterior trabajo. Que nadie vea en ello un retroceso o un público menor por su evolución, nada de eso. La respuesta es muy simple, estábamos en una situación de crisis económica a la que había que sumarle los estragos de la piratería. Aun así seguían siendo el grupo español que más discos vendía en esa época.

En “El Espíritu del Vino” se incluyeron dos canciones tituladas “Bendecida” y “Bendecida 2” que fueron compuestas por Búnbury como las dos primeras partes de una trilogía que iba a ser completada con otra de las canciones estrellas de “Avalancha”.

La canción en cuestión es “La Chispa Adecuada”, una impresionante balada que está considerada como una de las mejores canciones de su carrear y con la que también llegarían a lo más alto de las listas de éxitos de nuestro país.

Como podemos comprobar con el paso de los años serían capaces de moverse a la perfección en el terreno de los ritmos más tranquilos y baladísticos. Eso sí, jamás perderían su esencia de sonido contundente aunque en ocasiones pudieran dulcificarlo un tanto de manera excepcional.

Pero la regla general en cuanto a sonido de este disco es la de unos ritmos rockeros trepidantes que en ocasiones se dan la mano incluso con el heavy metal. Basta con escuchar “Deshacer el Mundo” para darse cuenta de que el grupo iba sumergiéndose cada vez más en el terreno del rock que en el del pop.

Pero si hay una canción en la que se comprime totalmente el nuevo sonido del grupo esa es “Avalancha”, un tema con una intensidad desatada con esos ritmos muy cercanos incluso al heavy metal de los que os hablaba, en el que nos encontramos a un Búnbury metafórico y enigmático interpretando casi con desesperación, hablando de la mente y sus locuras. Pura filosofía.

Dicen las malas lenguas que esta canción la compuso para contar a su manera las vivencias a lo largo de los años con sus compañeros de fatiga, siempre al borde del abismo y con las discusiones y los excesos como estandarte. No sería de extrañar.

La gira de promoción volvería a ser larga e intensa, por lo que los roces entre Búnbury y Valdivia eran el pan nuestro de cada día. Su profesionalidad les hacía mantenerse juntos sobre el escenario y darlo todo pero fuera de él prácticamente no se dirigían la palabra y cuando lo hacían era para discutir.

Por si fuera poco, las declaraciones públicas que Búnbury iba haciendo levantaban polémica allí por donde iban, por lo que durante un concierto en México, tras haber arremetido contra las mujeres de ese país, el público comenzó a arrojarles objetos hasta hacerles abandonar el escenario. De un modo u otro estaban empezando a tocar fondo.

Ya en 1996, poco antes de acabar la gira, Búnbury anunciaba en rueda de prensa que el grupo iba a tomarse un descanso temporal. Sería entonces cuando se conocería que había empezado a trabajar en composiciones propias para un futuro trabajo en solitario. Como suele decirse, blanco y en botella, era el principio del fin, algo que pillaría a todo el mundo por sorpresa ya que se encontraban en un momento descomunal, considerados como la mejor banda de pop-rock español, la que más discos vendía y la que más éxitos cosechaba a nivel internacional.

Cuando Búnbury publicó en el año 1997 su primer trabajo en solitario, titulado “Radical Sonora”, todo el mundo entendió que Héroes del Silencio eran ya historia. Sin embargo, el contrato que tenían firmado con su discográfica les obligaba a publicar cinco discos más, lo cuales fueron llegando año tras año en los que se introducía material de desecho de otros trabajos, rarezas y todo tipo de recopilatorios. De alguna manera había que salir del paso.

Como broche de despedida, en el año 1997 publicarían un doble disco grabado en directo con todos su éxitos titulado “Para Siempre”. Ni que decir tiene que llegaría al número uno de ventas en nuestro país y que se convertiría en uno de los discos más destacados de ese año.

HÉROES DEL SILENCIO

Diez años después de su separación, en 2007, se produjo un intento conducente a que el grupo pudiese retomar su andadura. Una importante oferta económica, de esas irrenunciables, les llevaría a volver a reunirse e iniciar una gira durante varios meses la cual tuvo un éxito prácticamente sin precedentes.

Las entradas se pusieron a la venta con varios meses de antelación a través de cajeros automáticos y fue tanta la demanda que muchos de ellos terminaron colapsando. En cada uno de los conciertos se puso el cartel de no hay billetes y económicamente resultó un auténtico éxito. Estaba claro que el público no se había olvidado de ellos y estaba deseoso de que la reunión tuviese continuidad.

Sin embargo todo acabaría definitivamente ahí. Al finalizar la gira, Búnbury anunciaría que no había posibilidad alguna de que el grupo volviese a grabar un nuevo disco y que su única intención era seguir volcado en su carrera en solitario. Ciertamente no era una decisión sorprendente, ya que las relaciones personales seguían bastante deterioradas.

De lo que no cabe ninguna duda es de que Héroes del Silencio son parte importantísima de la historia de la música de nuestro país. Nunca un grupo español había tenido la trascendencia y el tirón tanto en el panorama nacional como internacional como ellos y aunque su andadura fue bastante breve fue muy intensa y llena de grandes canciones a las que hemos intentado pasar revista en el artículo de hoy.

Hasta la próxima, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ


HÉROES DEL SILENCIO

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