Revista Cultura y Ocio

Heroína

Publicado el 08 mayo 2017 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

En mi blog personal, hace un par de años, hice una sección llamada héroes del rock. En dicha sección hablaba de quienes para mí, dado no solo su propuesta musical, sino que su forma de ver la vida, enfrentar las injusticias y tener la capacidad de canalizar las necesidades de sus respectivas generaciones, habían alcanzado tales niveles de grandeza, que para mí, representaban una fuente constante de inspiración y de lo que uno debería aspirar a ser, aunque sea en una mínima parte, como seres humanos.

Pues bien, hace tiempo que no sigo esa serie de publicaciones dedicada a mis héroes del rock, sin embargo, en esta ocasión, y tomando en cuenta el carácter femenino de esta edición de Revista Pluma Roja, me parece adecuado resucitar dicha sección para presentarles a alguien que para mí, es claramente merecedor del rótulo de héroe del rock, aunque en su caso, más bien sería: heroína. A ustedes les presento a: Colombina Parra.

Hija del gran Nicanor Parra y, por ende, sobrina de la gigante Violeta Parra, Colombina Parra ha seguido la senda artística que casi parecería venir tatuada en los genes de esta familia de músicos y poetas en Chile.

Sus primeras incursiones, ya como líder de una banda de difusión masiva, la tuvo con Los Ex, por allá en los cada vez más lejanos años 90. El sonido crudo de la banda, con letras igual de descarnadas, hablaban de las calles rotas de este país, de los dramas de lugares pobres, de la manipulación mediática, y de la lucha contra los roles impuestos de lo que dice el patriarcado “debería” ser el comportamiento de un hombre versus el de una mujer. Es más, con una facilidad absoluta en sus canciones, Colombina cambiaba de roles según lo ameritaba la canción o la temática. Como por ejemplo, en la canción La corbata de mi tío donde dice: El juez me dice, que debería estar perpetuo… ¿Por qué perpetuo y no perpetua? Según ella, esto de ser hombre o mujer, da igual, pues pareciera ser que esto de los roles ha hecho más daño que ayudarnos como especie. En el fondo, lo que nos invita a reflexionar es sobre qué realmente significa ser mujer u hombre. Lo cual, en una de esas, no signifique nada, y no seamos más que seres complementarios y punto. Ni hombres, ni mujeres, simples seres complementarios condenados a trabajar juntos, no separados.

Esa fue, a parte del sonido crudo de su música, una de las cosas que más me llamó la atención cuando escuché por primera vez a su banda, Los Ex, el hecho de que en varias letras se presentará como si fuera un hombre (en el formato clásico que conocemos) el que protagonizaba sus letras. Sin embargo, era ella, Colombina Parra, tocando el rock más crudo, muy en sintonía con el sonido grunge de esa época, al frente de una banda de músicos hombres, en el centro de un ambiente tan machista y dominado por hombres como siempre lo ha sido el rock. Es decir, un mezcla y combinación muy fuera de tiempo y lugar; quizá, una critica velada al mundo de los roles impuestos por la sociedad hombre/mujer. En el fondo, ella decide ser lo que quiere ser, y no le importa lo que digan. Todo eso me pareció notable, más aún al saber que ella misma confesó que en sus intentos previos a formar una banda había sido discriminada por ser mujer, pues a lo más, la querían para que tocará los teclados o fuera una cara bonita por ahí atrás haciendo un par de coros en las bandas a las que intentó sumarse. Nada de lo cual era lo que para ella había nacido. Ser la voz, y líder de sus propias composiciones.

Luego del lanzamiento inicial de su banda en 1996 con su álbum debut Caída libre, se tomaron un receso de cerca de 10 años para volver a publicar sus últimos dos álbumes Cocodrila (2007) y Pistola de plástico (2008). Sin embargo, la labor creativa de Colombina estaba lejos de terminar.

En el 2011, 2013 y 2015, volvió con tremendos, oscuros y muy personales álbumes solistas Flores como gatos, Detrás del vidrio y Otoño negro, respectivamente. En dichos álbumes, casi como en un ejercicio expiatorio, nuestra heroína se libera de dolores y traumas pasados para emerger como una persona renovada y llena de creatividad. Sin embargo, pese a lo insaciable de su composición, y su prolífico trabajo, el medio nunca la ha catapultado a las alturas que se merece alguien de su estatura. Pero está bien, las mejores y más valiosas piedras preciosas no se te aparecen, las encuentras. Y a ella, y su música, hay que encontrarlas.

Colombina Parra es de esos ángeles con las alas manchadas de petróleo que de vez en cuando aparecen para mostrarnos las cosas como son, y luego volver a su refugio dónde sea que este sea. Su compromiso con las causas sociales es absoluto, sobre todo con la causa del sometido, torturado y perseguido Pueblo Mapuche en Chile. Y su canto siempre ha estado dispuesto bajar a esos lugares dolorosos y llenos de injustica donde reina la mayoría de los seres humanos.

De las diferentes versiones emanadas de esa estrella gigante llamada Violeta Parra, debe ser la que mejor encarna todo el dolor, amor y sentimiento de nuestra diosa de la música chilena.

Es por  todo esto y mucho más que, Colombina Parra es una heroína del rock, por ser honesta y valiente en sus ideas y propuesta artística. Y como siempre he pensado, la honestidad se nota y se siente, no con la mente, o la razón, simplemente al verla, la sientes y ella la transmite en su discurso y en su guitarra.

Por Pablo Mirlo

pablomirlo.wordpress.com


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