Denunciar infamias es difícil en México, acá los periodistas no tienen la protección que un americano la tiene en Estados Unidos, o un europeo en sus país respectivo. Acá las letras te las regresan convertidas en balas, puñaladas traperas o simplemente un levantón donde te mancillan, como fue el caso de una gran mexicana: Lydia Cacho.
Personas como ella son las que merecen respeto, no los políticos que aparecen a diario en la televisión.
Lydia sufrió en carne propia los amarres del poder, la apresaron en Cancún violando sus derechos, la trajeron como animal por carretera al estado de Puebla por órdenes de su actual gobernador que tiene lazos fraternales con un pillo pederasta. Imaginen como será este gobernadorzuelo a quien se le conoce con el mote de ‘el gober precioso’ y quien concedió el favor de amedrentar a la periodista a cambio de unas “botellas” de licor, que bien pueden ser dos niñas inocentes que le regalaría el truhan de Kamel Nacif.
El problema es que México está repleto de ‘gobers preciosos’ y delincuentes disfrazados de empresarios como el tal Kamel Nacif, y se requiere que muchas Lydia Cacho alcen su voz, no debe permitirse que estos pillos del sistema hagan de las suyas.
Desde esta humilde tribuna, felicitamos a Lydia por haber obtenido el nombramiento de “Heroína de la libertad de prensa“. Venga Lydia, ya no estás sola en tu lucha.