Revista Belleza
Las uñas son anexos cutáneos de queratina dura con forma de láminas que protegen las últimas falanges de los dedos. Gracias a ellas recibimos mucha información sobre la salud de nuestro organismo, ya que las deficiencias nutricionales y ciertas enfermedades producen cambios en su estado. Las patologías pueden ser reflejos del estado interior, aunque también son consecuencia de infecciones. Entre las más comunes se describe la onicofacia o hábito de morderse las uñas, que aparece por la presencia de estrés, timidez o ansiedad. Otro trastorno más llamativo es la onicolisis, que consiste en el desprendimiento de la uña por su base. En este caso, el motivo principal suelen ser infecciones y procesos tóxicos.
Aunque no es la única fuente de infección. Los hongos también son responsables de una coloración amarilla y del engrosamiento de la zona que hace que se astille y provoque dolor intenso. Además de estos problemas, hay individuos que sufren onicoquisis o desprendimiento de las capas, por una deshidratación de las láminas ungueales. En ocasiones, las manos que se exponen a productos químicos y pueden sufrir cierta fragilidad y termina por romperlas. Para cuidarlas, es importante tener como aliados alimentos con alto contenido en proteínas y vitaminas, porque ayudan a fortalecerlas y embellecerlas. Entre ellos destaca la vitamina A; la vitamina B; la vitamina C; la vitamina B7 y el ácido fólico. También es esencial el calcio de la leche, yogures y quesos frescos, el cinc y el hierro.
No obstante, además de una buena alimentación, es importante seguir unas pautas higiénicas frecuentes y mantener cierta hidratación de los contornos de las cutículas, ya que impiden la entrada de bacterias y hongos en la base de la uñaA la hora de limpiar la uña, tanto de restos indeseables como de esmalte, se debe emplear un quitaesmaltes que no reseque. A continuación hay que lavar bien las manos para evitar la acción continuada del quitaesmalte, y para finalizar, secar bien las manos. A la hora de cortarlas, es mejor hacerlo con unas tijeras y limarlas siempre en el mismo sentido, es decir, desde el lateral hacia el centro. Y nunca limar la superficie de la uña, ya que se rompería fácilmente. Un consejo útil es sumergir los dedos unos minutos en agua tibia jabonosa y cepillarlos o frotarlos con medio limón para limpiar los bordes de las uñas. Y para retirar las pequeñas pieles alrededor, hay que empujan las cutículas suavemente.
**Publicado en "La Razón"
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