Revista Cultura y Ocio

HISTORIA BEATLE [XXXV]: Turbulencias en Oriente. El Tifón Beatle en Japón y la Ira de la Primera Dama en Filipinas.

Por Lennon01

Conforme crecía la popularidad Beatle y se acentuaba la Beatlemania, los problemas que iban encontrando a su paso fueron también más frecuentes. 1966 fue un año especialmente nutrido en eventos inconvenientes y entorpecedores.

En otros posts nos hemos referido a la cuestión de Lennon y el Cristianismo, durante la etapa norteamericana del Tour Mundial 1966. Pero antes de esos episodios, otros ya se habían producido dentro de la misma gira. Al comenzar la segunda mitad del año, The Beatles se vieron envueltos, en el lapso de una semana, en episodios sumamente incómodos en la etapa del Tour que correspondía al Lejano Oriente, específicamente en Japón y Filipinas.


Dice George Harrison para el proyecto Antología:Fuéramos adonde fuéramos, siempre había alguna manifestación. En EEUU había disturbios raciales cuando llegó la Beatlemania. En Japón había revueltas estudiantiles, aparte de protestas populares porque se suponía que el Budokan [donde tocamos] era un templo especial reservado a las artes marciales. Al parecer en el Budokan solo estaban bien vistas la violencia y la espiritualidad, no la música pop.

Ya desde antes de emprender la gira, The Beatles y Lennon particularmente, habían recibido amenazas, algunas de muerte. Previo a partir para el Lejano Oriente, habían dado un último concierto en Hamburgo, más que nada por motivos sentimentales, ya que había sido la ciudad que los había albergado en su mayor período de endurance. La ciudad había cambiado, los clubes donde habían actuado decenas de noches ya no existían, aunque sí persistía el ambiente portuario, gangsteril y prostibulario de antes. La experiencia fue algo deprimente, pero pudieron cerrar así una etapa con agradecimiento personal a quienes los habían acompañado en sus comienzos. De cualquier forma, terminada la visita, volvieron a Hethrow para abordar el avión que los llevaría a Japón para cumplir con cinco conciertos en el Palacio Deportivo para Artes Marciales conocido como Nippon Budokan y que había sido construido para los recientes Juegos Olímpicos que se habían desarrollado en Japón en 1964. Aún así, el Budokan ya había sido asimilado como espacio para Artes Marciales que están relacionadas con la tradición nacional y principios religiosos y asimismo como templo nacional para los héroes de guerra muertos. Nunca se había realizado allí ninguna actividad que escapara a esas finalidades y menos aún un espectáculo de música popular occidental.

La ocurrencia de un tifón sobre Japón desvió el vuelo transpolar que habían emprendido y obligó a los viajeros a hacer una parada en Anchorage, Alaska. Tras pasar la noche allí, pudieron dirigirsae a Japón al día siguiente. La llegada al país oriental no fue como se había previsto. Llegaron a una zona reservada del Aeropuerto de Haneda en Tokio y fueron conducidos rápidamente a dos viejas limusinas bajo un despliegue de seguridad poco visto anteriormente. Los fans estaban muy lejos de ellos y a su paso los tenían agrupados en zonas aisladas entre sí, cada determinada distancia del trayecto.


Les explicaron que el gobierno japonés no quería ningún entredicho internacional debido a alguna falla en la seguridad de la banda, habida cuenta de las amenazas de muerte recibidas por Lennon y a las manifestaciones de grupos de estudiantes y de agrupaciones de índole derechista y ultranacionalistas que se oponían a lo que consideraban la profanación del espacio sagrado del Budokan. Como esos grupos solían ser violentos, la seguridad japonesa extremó las medidas y el número de efectivos, a fin de que los músicos estuvieran siempre protegidos.


Peter Brown, asistente de Brian Epstein en NEMS y partícipe de esta gira, cuenta sobre este aspecto:Explicó el comisario que no se debían tomar a la ligera las amenazas de esos fanáticos; si tenían ocasión de hacerlo matarían a The Beatles, y era casi seguro que intentarían algún tipo de atentado. El gobierno japonés no quería verse atrapado en medio de un vergonzoso incidente internacional [...] por lo cual había enviado a varios miles de soldados armados en apoyo de la guardia policial.


Ringo diría en una entrevista en Japón:Es una seguridad asombrosa. Nunca vi tanta gente custodiándonos.
El periodista le dice:No queremos que ninguno de ustedes resulte herido por cualquier cosa. Así que estamos haciendo nuestros mejores esfuerzos.

Y Ringo contesta: Pero no quisiéramos que la seguridad lastime a los fans. No sean demasiado rudos con ellos.
[Entrevista en Tokio, 30/06/1966, de camino a la Conferencia de Prensa]

En la Conferencia de Prensa que ese mismo día se realizó en el Hotel Hilton, se les interrogó también sobre el tema:
Periodista:¿Cómo se sienten actuando bajo medidas de seguridad tan elaboradas y exigentes?
Ringo:Muy seguros.
Paul:Si la seguridad es estricta, es probablemente mejor para nosotros y también para los fans. A veces es demasiado estricta, pero la mejor situación es cuando es lo necesariamente estricta y que nadie salga lastimado.

Tambiés se les preguntó acerca de las amenazas de los grupos nacionalistas extremos en relación al uso del Budokan para los conciertos.

Periodista [Ken Gary, Reuters]: Algunos japoneses dicen que sus actuaciones profanarán el Budokan, consagrado a las artes marciales japonesas tradicionales y que sentarán un mal ejemplo para la juventud japonesa por alejarlos de los valores tradicionales japoneses. ¿Qué piensan de eso?
Paul:El tema es que si alguien de Japón, si un grupo de danza de Japón va a Inglaterra, nadie diría que están profanando las nosmas de la tradición, o que tratan de arruinar algo. Todo lo que hacemos es venir y cantar, porque así nos lo pidieron.
John:De todos modos, es mejor ver cantar que ver luchar.
Paul:No intentamos profanar nada, nosotros también somos tradicionales.

El extremado celo de la guardia nipona incluía un estricto cronometrado de las actividades, la imposibilidad de desplazarse los Beatles por su cuenta e incluso de abandonar no solamente el Hotel, sino también el piso que tenían reservado para ellos y al cual no llegaban los ascensores para gente común. Podían asomarse muy poco a las ventanas y debieron matar el tiempo en sus habitaciones mientras no estaban subidos al escenario del Budokan.

Ringo cuenta que el tiempo estaba previsto con precisión. Lo más curioso de Tokio era la sincronización. Los japoneses sienten devoción por el tiempo. Querían que saliéramos de la habitación a la 7:14, que subiéramos al ascensor a las 7:15 y medio minuto,el ascensor tardaba un minuto y ocho segundos en bajar, etc. Se nos dijo que debiamos ser puntuales, pero cuando llamaron a la puerta tardamos siglos en salir. Les destrozamos el programa y vinos cómose ponían histéricos porque no habíamos cruzado el pasillo a las 7:14 y un tercio. Sabíamos bien lo que estábamos haciendo. Era nuestra vía de escape en las giras, poner pequeñas zancadillas.


También eran estrictos en otros aspectos de la planificación. Dice Paul quetenían planeado dónde se sentaría cada uno en los coches. [...] Tenían a los fans congregados en una zona para tal efecto, con una patrulla de policía en cada esquina. [...] Los reunieron en áreas especiales donde se les permitía gritar. [...] La sumisión de las mujeres resultaba escalofriante. Paul recuerda que dentro del Budokan vimos entrar policías por ambos lados y tomar las dos primeras filas, la de arriba y la de abajo. Tras eso dejaron pasar a la gente. El público se comportó muy civilizadamente.


Los conciertos fueron un asombro para The Beatles. El primero porque pudieron constatar lo mal que venían tocando en vivo al no estar permanentemente aturdidos por los ensordecedores gritos de las fans. En Japón estaban todos los espectadores sentados y controlados para que no hubiera ningún tipo de intento de acercarse al escenario o cosas por el estilo. Policías con cámaras con teleobjetivos fotografiaban todo lo que pudiera ser un atisbo de desorden. Para el segundo show, mejoraron la performance y se acostumbraron a una suerte de silencio respetuoso de la música.


Neil Aspinall, uno de los road managers de The Beatles rememora:Fue un concierto un poco raro. Estaba la gente del jujitsu, que usaba el Budokan y lo consideraba su templo. Era la primera vez que veían un grupo de rock allí y no les hacía ninguna gracia. Nos habían amenazado, así que había mucho policía. Los japoneses son muy disciplinados: 3.000 policías para 10.000 fans. Había polis por todas partes controlando a la gente.

También sobre el tema de las reacciones histéricas del público fueron preguntados en la Conferencia de Prensa, por Ken Gary, no sin cierto doblez:

Ken Gary: ¿Piensan que la respuesta que la gente les da, poniéndose a veces violenta e histérica, es una buena respuesta? ¿Les hace felices ver a la gente comportándose de ese modo más bien extravagante?
Paul:En realidad no es normal que se pongan violentas. Pueden ponerse histéricas, perodel mismo modo que los hombres lo hacen en partidos de fútbol. No más que eso. Nadie trata realmente de lastimar a nadie. Obviamente, cuando hay mucha gente junta, hagan lo que hagan, siempre existen riesgos. Pero es lo que decíamos sobre la seguridad. Lo mejor es mantener todo bajo control. De hecho hay más heridos en los partidos de fútbol de todo el mundo que en nuestros conciertos.
John:Y menos violencia también.

Las autoridades no solo se preocuparon de que no saliera ningún Beatle lesionado en algún incidente, ya fuera con los militantes ultraderechistas, ya fuera con una corrida provocada por fans. De modo que ahogaron toda posibilidad de desborde tanto dentro del Budokan como en las calles y los alrededores del Hotel.


De cualquier forma, tanto Paul como John, cada cual por su lado y acompañados respectivamente por Mal Evans y Neil Aspinall, lograron escabullirse de la vigilancia policial y darse una vuelta fuera del Hotel. Rápidamente fueron localizados y vueltos a la militarización que les habían impuesto. Dice Peter Brown:El comisario advirtió a Brian que, si alguno de los Beatles volvía a violar la seguridad, se retiraría toda la protección en un abrir y cerrar de ojos, y los Beatles tendrían que defenderse solos de los activistas estudiantiles. Cuando el comisario salió de la habitación, la reacción de Brian fue: 'No se atreverían'

Dentro de ese encierro forzado, no les quedó más que hacer algunas cosas que no hubieran hecho antes, como realizar una gran pintura colectiva, comenzando cada Beatles por un extremo y avanzando hacia el centro hasta darle unidad. Asimismo, ante la imposibilidad desalir a comprar lo más mínimo, una legión de empresarios japoneses desfiló por las habitaciones de los músicos, bajo severa custodia, para traer el mercado de los productos japoneses hasta los mismos Beatles.

La partida de Japón tuvo lugar el 3 de julio, con destino a Hong Kong, donde descansarían hasta el día siguiente en que pusieron rumbo a Manila, Filipinas, para la realización de dos conciertos.


15 días después de la presencia de The Beatles en Japón, el Encargado de Negocios Adjuntio de la Embajada británica en Japón, Dudley Cheke, elevó un reporte para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Inglaterra. Resumidamente, pasó revista a los aspectos más salientes de la visita y calificó el impacto provocado en los japonesescomo si un 'tifón Beatle' enloqueciera a la juventud de Japón, aludiendo al tifón real que había demorado la llegada de la banda y los había obligado a una escala en Alaska.

Cheke dice que la visita resultó tan exitosa como problemática. Uno de los problemas tuvo tintes políticos, y refiere lo complicado que era usar el Budokan. Este imponente Salón de las Artes Marciales [...] es vislumbrado como el hogar de deportes japoneses tradicionales y altamente respetados tales como el Judo y el Kendo. Este salón, ocasionalmente, ha sido usado para propósitos menos elevados pero nunca para algo tan extranjero para el espíritu marcial japonés. [...] Algunas protestas pronto desembocaron en la oposición pública de los nacionalistas que afirmaron que el Budokan sería 'profanado' y anunciaron que entrarían a la fuerza para protegerlo. [...] El inversionista principal fue el periódico Yomiuri, cuyo propietario, el Sr. Matsutaro Shoriki, es un líder budista. Él empezó a dudar y cuando algunos miembros del gobierno se unieron a las protestas, existió una posibilidad real de cancelar el proyecto. [...] Al final, el Yomiuri publicó una carta del Director del Budokan, un miembro distinguido del partido de gobierno, quien declaró que la respetabilidad de The Beatles iba más allá de cualquier duda y que la prueba era que todos ellos habían recibido condecoraciones de Su Majestad la Reina. [...] Esta estrategia bien dirigida silenció a todos con la excepción de los extremistas.

Agrega Cheke en su detallado reporte: El segundo y más genuino problema fue la seguridad. En Tokio tuvieron que ser protegidos de seguidores y oponentes de la misma manera. Decenas de miles de jóvenes entusiastas planearon reunirse para atestiguar la Biitoruzu desde todos los rincones de Japón. Más amenazante, los oponentes fanáticos del grupo [...] amenazaron con asesinarlos. [...] La 'Operación Beatles' fraguada por la Policía Metropolitana casi tuvo el mismo nivel de las operaciones montadas para los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964. [...] Estas precuaciones gigantes de seguridad fueron totalmente exitosas y no existieon incidentes graves.

Después de dar cuenta de la normalidad en el desarrollo de los conciertos y de quejas menores respecto a los precios de las entradas para los exiguos 30 minutos de show, concluye hablando de las repercusiones de prensa. La llegada de The beatles a Tokio recibió una amplia cobertura por parte de la prensa local. [...] En general la prensa tomó una actitud ligeramente cínica y divertida pero hubo una corriente de asmiración por The Beatles y sus logros. El periódico comunista Akahata publicó una nota describiendo al cuarteto como herramienta del imperialismo americano y hubo algunas alusiones a ellos calificándolos como una manifestación de la decadencia británica, pero [...] los cuatro Beatles dejaron una impresión muy acreditable en la conferencia de prensa inicial y la mayoría de los comentaristas los aceptó como músicos jóvenes, agradables, talentosos e ingeniosos.

Si la militarización en Japón fue molesta, lo que ocurrió en Manila fue tortuoso. No por los conciertos, que fueron verdaderamente exitosos, con 30.000 espectadores en el primero de ellos y 50.000 en el segundo, sino por varias rarezas que presentó. El segundo concierto en el Rizal Memorial Football Stadium de Manila es el segundo más numeroso de la historia de The Beatles, solo superado el concierto del Shea Stadium de New York en 1965 [56.000 espectadores].


Lo de Filipinas fue más bien un error desde el primer momento [Neil Aspinall]
En cuanto llgamos todo empezó a salir mal [George Harrison]
Detesté este viaje a las Filipinas [Ringo Starr]
Fue uno de esos viajes en los que sientes que todo estará en tu contra [Paul McCartney]

La primera rareza fue que apenas descendidos del avión, los cuatro fueron introducidos en un vehículo, dejando a los acompañantes y el equipaje en medio de la pista. Fueron conducidos al puerto y allí los llevaron a un barco en el mar. Al parecer un rico filipino amigo del promotor de los conciertos quiso tenerlos en su yate en una fiesta para sus poderosos amigos. Esto demoró la llegada de los Beatles a su hotel hasta entrada la madrugada.

Al día siguiente, en la tarde, dieron el primer concierto en el Rizal y por la noche dieron el segundo, sin inconvenientes en la realización del mismo, pero con alteraciones en las condiciones del contrato por parte del promotor que vendió muchas más entradas de las que habían acordado y estaba sacando así su ventaja económica.

Cuenta George Harrison: En el concierto nos enfrentamos a un gran problema. Brian Epstein había firmado un contrato para tocar en un estadio con cabida para tantos miles de personas, pero al llegar nos encontramos con algo parecido al festival pop de Monterey. Había unas 200.000 personas en el lugar y nosotros pensamos: 'Bueno, pareceque el promotor ha hecho algún chanchullo'. Más allá de la exageración de George, los conciertos de Manila figuran entre los 10 más concurridos que dieron The Beatles en sus giras.


Ese día habían estado invitados al Palacio de Malacanang, la residencia oficial del Presidente Ferdinand Marcos y su esposa Imelda, a una recepción en la cual había cientos de niños esperando conocerlos. Iba a ser en la mañana, y mientras los Beatles dormían descansando del extraño día anterior, varios oficiales se presentaron en el Hotel para ver a qué hora los Beatles se presentarían en la recepción. Los asistentes de los músicos se negaron a despertarlos y así 'desairaron' a la Primera Dama, que había tratado de acrecentar su prestigio presentándolos como invitados.

Dice Neil Aspinall: Creo que los invitaron, y Brian envió un telex o un telegrama diciendo 'no'. The Beatles no hacían ese tipo de cosas. No se involucraban en política y no irían al palacio. Pero se hizo caso omiso de la respuesta, como si nadie hubiera dicho nada.

El Embajador británico le sugirió a Brian Epstein que no era buena idea dejar plantados a los Marcos, pero ni eso lo hizo cambiar de opinión. En cambio sí intentó dar una pública disculpa por lo que entendía había sido un desafortunado desencuentro de comunicaciones, ya que la invitación había llegado a tiempo y la habían declinado, pero el mensaje en algún lugar se quedó y no llegó a destino. Así que se presentó en la emisora de TV para que emitieran su disculpa al aire. Cuenta Philip Norman: Brian asumió la responsabilidad de la debacle y acudió a la televisión de Manila para explicar que todo había sido un malentendido, que no se pretendía ofender a la primera dama. Tan pronto como apareció en la pantalla, se produjo una tormenta de interferencias técnicas que estropeaba la imagen y tapaba sus palabras tan cuidadosamente ensayadas. Misteriosamente, tan pronto como su aparición acabó, las interferencias cesaron.

The Beatles dieron sus dos conciertos, el primero en la tarde, el segundo en la noche y volvieron al Hotel. Nada de lo ocurrido estaba en su conocimiento: ni la invitación, ni la declinación a ella, ni los oficiales pretendiendo que los despertaran, ni la frustrada disculpa de Epstein. Se enterarían a la mañana siguiente cuando el servicio de Hotel no los atendía y la escolta de seguridad había sido retirada.

Por TV pudieron ver los informes que mostraban a la primera dama, furiosa pero mostrándose desolada porque la habían desairado a ella y los más de 200 niños que estaban invitados a la recepción que nunca se hizo.

Ringo cuenta: Personalmente, no sabía nada de que la señora Marcos nos hubiera invitado a comer. [...] John y yo compartíamos habitación. Nos despertamos y llamamos a recepción para pedir el desayuno y los periódicos porque nos gustaba leer lo que decían de nosotros. Estábamos remoloneando en la cama, charlando y haciendo lo que nos diera la gana y, como nadie venía, volvimos a llamar. 'Perdone, ¿nos podrían subir el desayuno?' Seguía sin aparecer nadie. Así que pusimos la tele. Estaban haciendo un programa espantoso donde aparecía la señora Marcos gritando: '¡Me han hecho quedar mal!', y secuencias donde la cámara enfocaba los platos vacíos y después las caras delos niños, que lloraban porque The Beatles no se habían presentado.


Dice Neil Aspinall:Las cosas se pusieron feas en Filipinas. Me pasé tres días sin comer. Nos traían una comida espantosa

Tenían su vuelo con destino a Nueva Delhi y todos se apresuraron a preparar el equipaje ya que no tenían ningún servicio a su disposición y deberían manejarse solos.

Dice Paul McCartney: Estaba programado que nos marchásemos aquella misma mañana, y cuando salimos del hotel la gente de recepción se mostró bastante desagradable, así que tuvimos que escabullirnos como si hubiésemos dejado la cuenta sin pagar.


A duras penas consiguieron que dos automóviles los trasladaran al Aeropuerto, no sin antes tener inconvenientes en el camino, por gente que los abucheaba, o porque los conductores perdían el rumbo al Aeropuerto.

Según Ringo las cosas se ponían cada vez peor. [...] fuimos hacia el coche (nadie nos ayudó) y nos encontramos con que, a diferencia de la caravana que nos había recibido, nos esperaba tan solo una moto.

Y George agrega: Todo el país se volvió contra nosotros. Cuando intentábamos salir hacia el Aeropuerto, la gente nos gritaba y nos insultaba. Nadie nos quería llevar. No podíamos conseguir coches.

En el la terminal aérea la cosa no mejoró, sino a la inversa. Debieron cargar el enorme equipaje, subiendo las escaleras mecánicas que, justo a su paso, se desactivaron y reanudaron su funcionamiento después de que las habían subido a como dio lugar.


McCartney recrea este episodio diciendo:Llegamos al Aeropuerto y nos encontramos con que habían parado las escaleras mecánicas. Nos tocó subir a pie. [...] 'Carguen ustedes con su equipaje' , nos dijeron. Detrás de una enorme cristalera de esas que hay en los aeropuertos, en la parada de taxis del exterior, había un montón de taxistas filipinos golpeando el cristal.


En la Sala de Embarque, parte del equipaje iba para Nueva Delhi y otra parte para Londres. Los funcionarios confundían deliberadamente qué iba para cada lugar hasta que Mal Evans ordenó todo personalmente. En esa situación se les quitó los privilegios que tienen los viajeros de sus características y debieron chequear los pasaportes y la documentación, lo cual hicieron morosamente de modo deliberado.

La cosa se puso más complicada cuando personas que pertenecían a grupos de guardia los empezaron a manosear y empujar, de un lado a otro, diciéndoles que los tratarían como pasajeros comunes.

Contaba John Lennon en una breve entrevista en Heathrow al regreso de Filipinas: Por lo que recuerdo solo recibí unos cuantos empujones y puede que me diesen alguna patada y no me enterase. [...] '¡Los tratamos como pasajeros ordinarios!' 'Pasajeros ordinarios' A los pasajeros ordinarios no los golpean, ¿no es así?


Agrega Paul:Estábamos muy asustados. Casi todas las agresiones se dirigieron contra nuestro equipo.

Y Neil Aspinall complementa: Los matones de las camisas hawaianas nos estaban sacudiendo, zarandeando y golpeando. Fue Horrible. Estoy seguro de que nadie resultó lastimado porque no nos defendimos.

Cuando finalmente pudieron abordar el avión, hicieron bajar nuevamente a Brian Epstein, Mal Evans y Tony Barrow, por cuestiones de documentación y varios importes que debieron pagar. Casi no les quedó nada de la recaudación de los conciertos.

Un dato curioso es el siguiente: durante toda la estancia en Manila, una de las valijas que llevaban contenía una enorme ración de marihuana. En ningún momento quedó al descubierto o se hizo mención a ella. El que la cuidaba era Neil Aspinall y, como pudo, eludió cuanta situación riesgosa se presentó. De haberse descubierto su contenido, el problema podría haber sido mucho mayor.

Finalmente pudieron despegar rumbo a la India. Al parecer, simultáneamente, el Presidente Marcos expresó públicamente que lamentaba los percances ocurridos durante la visita de la banda más famosa del mundo en ese entonces.

Ringo concluye sobre aquel viaje: Temíamos que nos metieran en la cárcel, porque en esa época era una dictadura, no una democracia. Esa fue mi primera y última visita a Manila.

Por su lado, McCartney redondea sus recuerdos: Lo mejor de todo fue que al final (cuando descubrimos lo que Marcos e Imelda le habían estado haciendo al pueblo, y la estafa que en realidad era todo el asunto) nos alegramos de haber hecho lo que hicimos. ¡Bravo! debemos de ser las únicas personas que se han atrevido a pararle los pies a Marcos.

Pero hubo un aspecto más, derivado de toda experiencia asiática. Dice Neil Aspinall que puede que fuera uno de los últimos clavos en el ataúd de las giras. Y George Martin cuanta cómo, a pesar de eso, de igual modo viajaron una vez más a USA. Le dijeron a Brian que no volverían a ir de gira. 'Lo siento, chicos - dijo Brian - Hemos organizado algo en el Shea Stadium. Si lo cancelamos van a perder un millón de dólares. Así fueron al Shea Stadium.

Los escándalos no los habían abandonado. Al mes siguiente debieron enfrentarse a los enfurecidos fundamentalistas cristianos del sur de USA por el asunto Jesús - Beatles que ya desarrollamos en otro post. Había culminado otro capítulo de la Leyenda Negra, pero no habría terminado la Leyenda Negra en sí.


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