Revista Cultura y Ocio

Historia del edificio de la Nau-antigua Universidad a partir de 1800 (II).

Por David Herrera @vlchistorytour

La vida de la biblioteca fue breve, ya que, junto a gran parte del Estudio General, fue víctima del fuego como consecuencia de los ataques de las tropas napoleónicas durante el asedio de la ciudad en 1812.

Las necesarias reparaciones se dieron décadas más tarde y restablecieron en primer lugar, la biblioteca, con libros del rector Vicente Blasco, el bibliotecario Domingo Mascaró y de otros miembros del Claustro, así como también, con fondos procedentes de monasterios recientemente suprimidos.

La reconstrucción de los diferentes edificios debía seguir unas directrices que recordaran a tiempos pasados.  Por este motivo, se decidió trazar un plan general del que se hizo cargo el académico Timoteo Calvo Ibarra, empezándose las obras en 1840.

Se dotó a la calle de la Nave de una portada severa y elegante, se remodeló el patio rectoral con arcos de medio punto y con medallones que representaban las cuatro facultades: Ciencias, Medicina, Letras y Derecho.

Durante aquel período la Academia de San Carlos abandonó el Estudio General (1850).

Más adelante, el arquitecto Sebastián Monleón continuó las reformas, acabando el claustro mayor añadiéndole columnas dóricas, el teatro académico, donde se abrió una nueva puerta, y la construcción del observatorio astronómico.  Antonio Martorell concluyó el Museo Natural de Historia (1872-77) y, junto con Luis Ferreres, prosiguieron las obras de las fachadas a las calles de la Universidad y de Salvà para “dar unidad y decoroso aspecto al edificio”.

En 1880 se alzó, presidiendo el patio, la estatua de Juan Luis Vives, por cierto, uno de los primeros estudiantes del Estudio General, obra del escultor José Aixà, realizada en bronce.

En 1902, para celebrar el cuarto centenario de la fundación de la Universidad, se ubicaron 17 medallones con bustos de personajes relevantes para la institución.

Con el siglo XX, el número de estudiantes creció vertiginosamente, lo que provocó la necesidad de renovar algunas dependencias que quedaban obsoletas y reducidas.

En 1931, se construyen nuevos laboratorios de la Facultad de Ciencias, sobre la portada principal entre la biblioteca y el Museo de Historia Natural.  Pero,  otra vez, por desgracia, un gran incendio redujo a cenizas estas nuevas mejoras un año después.

Durante el Franquismo, se repararon los desperfectos y continuaron las reformas, como la columnata jónica del segundo piso del patio mayor, una escalera de mármol, demolición de edificios para ampliar la plaza del Patriarca y alinearla con la fachada recayente a esa parte,  la remodelación de la cúpula exterior de la capilla de la Sabiduría, concluyendo en 1964 con la construcción de la fuente, obra de Octavio Vicent. Trabajos que se prolongaron por la riada de 1957, la cual causó graves daños.

En 1968 fue el principio del fin. El edificio dejó de ser sede universitaria de las facultades de Filosofía y Letras y Derecho, que fueron trasladadas  al Campus de Blasco Ibáñez. En la década de los setenta todavía se impartían clases, pero en unas condiciones de masificación que causaron su degradación y su inminente traslado. Hecho que sucedió en 1974. En aquel año, la Facultad de Economía era la última en abandonar el inmueble.

Durante la democracia y recuperada la autonomía universitaria, en 1985 se rescató el edificio histórico con vistas al V centenario de la fundación de la Universidad, que se produjo en 1999.

Actualmente es un centro cultural dinámico interdisciplinar en el que se organizan numerosos actos, como; exposiciones, presentaciones de libros, debates, representación de obras de teatro, conciertos musicales,  ect.

Para saber más: Edifici de la Nau, Rafael Gil Salinas y Daniel Benito Goerlich. Vicerectorat de Cultura, Universitat de Valencia, 2003.

La antigua universidad en los años 60 del siglo XX.

La antigua universidad en los años 60 del siglo XX.

 


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