Un hobbit sabroso comedor de salchichas y nueces es otra cosa, un hobbit bebedor de cerveza y tés calientes, ¡mmmm! ¿Qué gusto tendrá cuando sus ricas grasas sean salpicadas por el fuego que emana de mi garganta? Hobbits a la brasa, se acerca el momento, hobbits divertidos y suculentos.»
Así habló Smaug, vuestro amigo el dragón.
Efectivamente. El tráiler de “la desolación de Smaug” indica que la segunda parte del Hobbit está a punto de ser estrenada en cines. Visto está. Una pequeña alegría antes de que llegue el largo invierno. Huele a Tolkien y no a Disney. Bien puede ser que el tráiler sea otra breve estafa. De la primera entrega cinematográfica de El Hobbit salí quemado y hasta calcinado, como si mi amigo Smaug me hubiera soplado en el cogote. Era Diseny. Tonterías, risitas, el tren de la mina y poco más. Suerte de la lucha de los titanes rocosos. Este segunda parte parece algo diferente, puede que recupere en parte la buena senda: la del aliento épico de El Señor de los Anillos. Crucen los dedos, el dragón despierta y la esperanza nunca duerme.
Hobbits a la brasa