Home, Sweet Home… Ikea, Idealista y su puta madre

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“No hay nadie más esclavo,
que aquel que falsamente se siente libre”

Goethe

Llega este texto a través de Noosfera, un blog de Sergi Cànovas, que compartimos.

Vivir bajo un techo. Domir bajo un árbol. Guarecerse en un refugio. Esconderse en una cueva… Existen inacabables opciones para apropiarse de un lugar. Opciones que acaban reduciéndose a la simple necesidad de autoprotección. ¿Cómo definir aquello que cada uno entiende por Hogar? En la era de la superpoblación parece que la idea de un hogar seguro y estable empieza a teñirse con el extraño tinte de lo inalcanzable. ¿Cual es el índice de infravivienda en los países desarrollados?. Para que una minoría pueda vivir en la falsa comodidad artificial de un ático con vistas a Júpiter, una inmensa mayoría debe compartir una lata de atún usada en los suburbios de un estercolero. Es una atrocidad socialmente normalizada y divulgada con la más fría de las bandas sonoras originales. La Industria Inmobiliaria, culpable de convertir un bién de primera necesidad en puro producto de desmedida especulación financiera, se ha convertido en una maquina de vender lo invendible. Y hasta el más necio se decidió a comprar lo que nunca debería haberse intentado vender.

Todo animal sobre la faz de esta tierra pasa su vida haciendo tres cosas: comer, follar y dormir. Para cada una de ellas se necesita algo esencial: un simple techo donde poder hacerlo(llámesele techo, madriguera, nido o cueva). Es precisamente por ello por lo que se crearon las ciudades. Y una vez bién instaurado el estado de la barbarie conquistadora de nuestra especie, nació el nomadismo. Todo Dios a buscarse la vida en otro sitio porque algún degenerado se quiso quedar con su casa. Pues bién, siglos y siglos después, esta barbarie autoproclamada civilización sigue perpetuándose vorazmente en la más meticulosa de sus vertientes: la sociedad de consumo. En la era del neo-liberalismo financiero, manda de ley del mercado y no hay otra opción posible: o te subes al tren o te quedas en la cuneta. Si quieres un hogar, cómpralo!