Revista Cultura y Ocio

Homeland para dummies

Publicado el 19 diciembre 2013 por Molinos @molinos1282

HOMELAND PARA DUMMIESCon 40 años he descubierto que tengo una vena masoquista. Una vena masoquista poderosa que me ha poseído durante 12 semanas, exactamente las 12 semanas que ha durado la tomadura de pelo de la tercera temporada de Homeland.
Ya comenté por aquí que la primera temporada me había parecido flojilla, nada muy interesante, ni muy emocionante ni nada que me atrapara...pero aún así me tragué la segunda temporada solo para corroborar que Carrie es una loca de mil pares de cojones, Brody un imbecil y los guionistas creen que los espectadores no tienen memoria a corto plazo y las mierdas que van dejando sueltas por ahí se olvidarán alegremente y todo da igual.
Aún así, me he tragado la tercera temporada. Ahora que lo pienso, no sé si ha sido masoquismo o espíritu de sacrificio para poder criticar con conocimiento de causa.
Por si alguien no ha visto la serie, voy a explicar la estúpida historia entera para que no perdáis vuestro valioso tiempo en ello. Ya lo he hecho yo por todos vosotros, en un alarde de buenisimo.
SPOILERS. Loca rubia con pelo lacio y que se supone que es el colmo de la inteligencia en espionaje, se enamora de marine torturado por los árabes malísimos y que no se sabe si es bueno, malo, regular o directamente imbécil. Se confirma que es directamente imbécil pero eso no impide que la loca rubia supuestamente lista se enamore locamente. Van, vienen, se entretienen, pasan cosas de espías, se emborrachan, chuscan, hay una bomba, muere gente y la segunda temporada termina cuando todo el planeta cree que el marine imbécil es culpable pero la loca rubia no lo cree y por eso decide que en vez de irse con él a disfrutar de su amor absurdo va a volver para lavar su nombre.
¿Había algo salvable en las dos primeras temporadas? SI. Mandin Patinkin, Iñigo Montoya, que hacía un papel estupendo y que parecía que era el único que sabía que la loca rubia estaba loca y que el marine imbécil era imbécil.
La tercera temporada es un despropósito argumental de principio a fin. Sospecho que han despedido al coordinador de guión y a los guionistas los han encerrado a cada uno en una celda incomunicada para que cada uno escribiera un trozo cada semana. La idea consistiría en eliminar cada semana al guionista más coherente con su historia, hasta dejar solo al mando de la temporada al más loco.
Los primeros capítulos de la temporada están centrados en los problemas de la hija adolescente del marine imbécil. Se confirma que la idiotez es hereditaria y acumulativa, y la hija es mucho más imbécil que su padre y su madre juntos. Le pasan cosas que no le interesan a nadie y además sufre mal, poniendo morritos y pidiendo a gritos una buena bofetada.  Cuando el espectador está a punto de ir a ligarse las trompas o de encomendarse a cualquier santo para que sus hijos no muten a nada parecido a ese personaje, al guionista encargado de esta trama lo aniquilaron y la adolescente desaparece de la serie.
Mientras tanto, la loca rubia descubre que está preñada. Bueno, lo descubre el espectador, porque la loca rubia ya lo sabía porquese ha hecho más o menos 30 pruebas de embarazo positivas que guarda en un cajón de su baño perfectamente ordenado de loca con TOC. Esto es de traca, una tía listísima, un cerebrito del espionaje no sabe que si estás preñada, estás preñada y necesita 30 pruebas de embarazo para confirmarlo. A ver, si va a resultar que no está tan lista.
¿Y el marine imbécil? El marine imbécil anda por Venezuela dónde se ha curado de unos tiros que le han pegado por algo que nadie sabe qué es y que además a nadie le importa y allí, después de curarse se ha dado a la heroína tan ricamente y está tirado en el suelo viendo elefantes rosas o lo que sea.
Iñigo Montoya mientras tanto está de Jefe supremo de la CIA y va y viene y se entretiene, y mientras va, viene y se entretiene, descubre que su mujer se la pega con otro, más joven, más guapo y por lo que parece más empotrador. Pero Iñigo es un señor y es un calzonazos así que lo que le preocupa no es la cornamenta que lleva, sino que el chuscador de su mujer es un espía israelí. Todo por la patria.
A la loca rubia la investigan un poco, pero poco, con poco interés y la meten en un manicomio dónde le dan drogas que hace que se le caiga la baba. Se supone que el espectador debe estar preocupadísimo por ella, pero el espectador lo que está pensando a estas alturas de la temporada es en lo bonito que sería una sobredosis de tranquimazines para ella y que descansara en paz y dejara de hacer el loco por el mundo. Pero al guionista que sugirió esta idea lo guillotinaron.
En un giro de guión tan sorprenderte como verte crecer las uñas, resulta que la loca rubia e Iñigo Montoya habían urdido este plan de hacerla pasar por loca (Iñigo le hace creer a ella que se está haciendo pasar por loca, porque ella está loca de verdad aunque no sé si la única que lo sabe soy yo. No descarto que la loca sea yo) para que un malo malísimo iraní contacte con ella. No me queda claro porque un malo malísimo y muy listo quiere contactar con una loca a la que se le cae la baba...pero el caso es que ocurre.
La rubia loca preñada e Iñigo Montoya tienen cogido por los huevos al iraní malvado porque antes han contratado a una iraní con velo y cara de pringada que ha descubierto que el iraní malvado ha estado trincando pasta de otros malvados iraníes. No queda claro como un listo tan listo se ha podido dejar un rastro de monedas para que le pillen pero..¿a quién le importa? Para que no parezca que el malo no es tan malo, el guionista encargado de esta trama hace que el malo se cargue a un par de mujeres a golpe de botellazos de vino...todo muy desagradable y totalmente innecesario.
¿Qué más? Que esto está quedando muy largo. La loca preñada vuelve a su obsesión por demostrar que el marine imbécil no es el de la bomba que mato a 200 personas, monta una operación que no le interesa a nadie y luego está a punto de cagarla, tan a punto que un compañero con dos dedos de frente le mete un tiro en el hombro. El espectador, o sea yo,  lamenta  que no le meta el balazo entre ceja y ceja por petarda, cansina y tocacojones...pero supongo que al guionista que sugirió esta brillante idea le pusieron una camisa de fuerza.
Iñigo Montoya mientras tanto ha ido a Venezuela a sacar al marine imbécil de los brazos de la drogadicción y los elefantes rosas y lo trae a casa para desintoxicarle y mandarle a Irán a que se cargue al jefe supremo de los malos, y así ascienda el malo malísimo al que él ha engañado y así los dos países vivan en paz y armonía a partir de entonces. El espectador, o sea yo, irrumpe en carcajadas histéricas por el absurdo de la teoría...y después se levanta a ponerse un Gin Tonic.
Luego viene un capítulo en el que pasan cosas en el desierto y hay tiros y tal, sospecho que trajeron a un guionista suplente sacado de una gran producción de Hollywood. Creo que debió morir en una de las escenas de tiros, porque los siguientes y gracias a dios dos últimos capítulos tienen toda la pinta de haber sido escritos directamente por la loca rubia preñada.
Resumiendo: el marine imbécil parece bueno. La loca preñada rubia se pase por Teheran con un pañuelo en la cabeza y hablando por un teléfono tan discreto como un zapato de montaña. El marine imbécil parece malo. La loca rubia preñada se pasea más...absurdamente lleva la raya del ojo pintada. El marine imbécil mata al malvado supremo y por tanto parece bueno. Iñigo Montoya y sus colegas espías se ponen nerviosos. La loca preñada consigue sacar al marine imbécil de Teheran y convencer a Iñigo Montoya de que los saque del país.  Aprovecha un momentito para contarle que está preñada de él...y él se lo cree. Pero total..¿a quién le importa?
¿Qué pasa al final con toda esta historia infumable? El marine imbecil muere ahorcado, ella llora desde una verja.
Pasan cuatro meses.
Iñigo Montoya y su mujer viven en un sitio con mar y sol y comen croissants. La loca rubia sigue preñada (he hecho los cálculos...y lleva preñada 10 meses) y a pesar de estar desquiciada los nuevos jefes de la CIA le ofrecen dirigir la sede de Estambul. Ella dice que sí dando saltitos de alegría y luego le entra la paranoia porque está a punto de parir y DE REPENTE se ha dado cuenta de que lo mismo el hijo no le viene bien. Le lloriquea a su colega de la CIA, el que le metió el tiro en el hombro...y justo en ese momento el espectador, o sea yo, piensa: ¿ VES COMO TENÍAS QUE HABERLE PEGADO UN TIRO ENTRE CEJA Y CEJA HACE 6 CAPÍTULOS?
Por favor, no me dejéis ver la siguiente temporada.

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