Revista Animación

Horus Lupercal, Señor de la Guerra del Imperio

Por Loorg

Horus fue el Primarca de la XVI Legión, los Lobos Lunares, el primer Señor de la Guerra Imperial, el hijo más favorecido del Emperador y el mayor Traidor en la historia de la Humanidad. Su planeta natal fue el Mundo Colmena de Cthonia, que estaba a sólo unos pocos años luz de Terra. Creado como un organismo genéticamente diseñado por el Emperador en un laboratorio genético imperial bajo los Montes del Himalaya en Terra a finales del M30, Horus, junto a sus hermanos Primarcas, fue lanzado a través de la Vía Láctea y de la Disformidad por las maquinaciones de los Poderes Ruinosos del Caos que los arrancaron del laboratorio del Emperador. Se dice que fue en este momento cuando los Dioses Oscuros plantaron originalmente las semillas de la herejía en el joven Primarca, susurrando oscuramente en su alma y tentándolo para su causa. Su cápsula se posó sobre el Mundo Minero de Cthonia, el principal planeta de un Sistema Estelar a una distancia razonable de Terra a velocidad sublumínica. El mundo de Cthonia había sido colonizado en los comienzos de la exploración humana de las estrellas, con lo que sus inmensamente ricos recursos naturales ya habían sido despiadadamente explotados hasta agotarlos hacía mucho tiempo. Así fue que Horus maduró entre las anárquicas pandillas de la sobrepoblada pesadilla post-industrial de un mundo atravesado por innumerables minas extintas y dominado por las decadentes torres de las Colmenas. De la ultraviolenta escoria de las pandillas de Cthonia se tomaron muchos de los primeros marines de las Legiones de Marines Espaciales, y fue ahí donde el Emperador encontró al primero de sus hijos perdidos. Por lo tanto, fue el primer Primarca redescubierto por el Emperador y por muchos años fue el único hijo del regente de la Humanidad. El Emperador pasó mucho de su tiempo con Horus, instruyéndolo en todos los aspectos de la cultura humana y de la guerra. El Emperador rápidamente le dio el mando de la XVI Legión de Marines Espaciales, y con estos guerreros a sus espaldas, los dos comenzaron a forjar el Imperio del Hombre.
Horus Lupercal
Durante treinta años estándar, el Emperador y Horus lucharon en las campañas iniciales de la Gran Cruzada codo con codo. Cuando al fin el Emperador detectó a otro de los Primarcas y partió a localizarlo. Horus se quedó al mando de las huestes de su maestro, confiado con el mando de los ejércitos conquistadores. A medida que cada uno de los Primarcas se reunía con su padre genético y sus hermanos, Horus llegó a ser considerado como el más grande entre ellos, el primero entre iguales. Mientras que muchos de sus hermanos y sus respectivas Legiones de Marines Espaciales, creadas a su imagen genética, tenían dones en campos específicos de la ciencia militar, Horus era un líder natural, siendo su mayor don su habilidad de unir sin esfuerzo aliados divergentes en un todo coherente. Esta habilidad no solo era útil en el campo de batalla, sino que también la aplicaba con los pueblos que la Gran Cruzada encontraba en su avance. Tenía por norma tratar a las poblaciones de los nuevos mundos contactados según las tradiciones culturales de cada una, y esta altamente exitosa doctrina fue repetida en cada una de las Flotas Expedicionarias imperiales y creía que de este modo se reduciría la reacción hostil de los oponentes con quienes deseaban parlamentar. A medida que la Gran Cruzada avanzaba y más Primarcas eran descubiertos, el Emperador tuvo que dividir cada vez más su tiempo, enfocándolo en diferentes direcciones. Una de las habilidades que hicieron a Horus un gran líder era que poseía un entendimiento innato de la psicología humana: era capaz de leerla de tal modo que podía escoger entre promover sus fortalezas o explotar sus debilidades. Esto le permitió encontrar soluciones no militares en varias campañas cuando usaba su carisma y habilidades negociadoras combinadas con la siempre presente amenaza de la fuerza incontenible de las Legiones de Marines Espaciales para atraer mundos a la sumisión imperial sin derramamiento de sangre. Su comprensión de la mente humana permitió a Horus sacar lo mejor de sus hermanos Primarcas, desplegando a las diferentes legiones en el campo de batalla aplicando los roles en los que mejor se desempeñaban.
Poco después de que la Legión de los Lobos Lunares y sus aliados alcanzaran la victoria en la gran Cruzada de Ullanor contra el más poderoso imperio Orko (enfrentado por el Imperio hasta el M41), el Emperador le ofreció el honor de renombrar su Legión a "Hijos de Horus" como un premio y así mostrar su lugar preeminente entre los otros Primarcas. Horus rehusó el honor, no deseando ser considerado superior a sus hermanos, pero de todos modos el Emperador lo ascendió al recién creado rango de Señor de la Guerra, sirviendo como el nuevo Comandante Supremo de los ejércitos de millones de hombres del Imperio. El motivo de tomar dicha decisión fue porque el Emperador dejaba la Gran Cruzada en las capaces manos de Horus y regresaba a Terra para completar su secreto Proyecto de la Telaraña Imperial, una descomunal y titánica tarea que uniría al recién nacido Imperio con lazos irrompibles.
La XVII Legión de Marines Espaciales secretamente adoraba a los Poderes Ruinosos del Caos desde que habían sido humillados por el Emperador por sus violaciones contra la Verdad Imperial en el mundo de Khur 40 años antes del comienzo de la Herejía de Horus. Los Portadores de la Palabra, que originalmente adoraban al Emperador como a un Dios, y su Primarca Lorgar, que escribió el Libro de Lorgar antes de darle la espalda a su padre después de los eventos en Khur, fueron brutalmente reprendidos por erigir sistemáticamente templos y santuarios dedicados a la adoración del Dios-Emperador en mundos recientemente conquistados, una política que violaba directamente la filosofía secular del Emperador y retrasaba el progreso de la XVII Legión en la Gran Cruzada. Dirigidos por los Poderes Ruinosos, Lorgar y los Portadores de la Palabra tramaron planes secretos durante las siguientes cuatro décadas para convertir a la Humanidad al servicio de los Dioses Oscuros, empezando por el primarca Horus. Después de que Lorgar colocase a su agente cerca de Horus, Erebus logró retorcer lentamente lo que Horus pensaba acerca del Emperador y corrompió a la mitad del Mournival, los consejeros de mayor confianza del Señor de la Guerra dentro de la Legión XVI, encaminándolos hacia el mismo camino traicionero y aprovechándose de su intensa lealtad a su Primarca, una lealtad superior a la que sentian por el distante Emperador. Esta conspiración llegó a su clímax en la luna del Mundo Salvaje de Davin, donde Horus fue herido durante una lucha contra Eugan Temba, el antiguo Gobernador Planetario de Davin que se había rebelado contra el Imperio después de haber sido corrompido por el Caos, por una antigua espada xenos consagrada a Nurgle conocida como el Anatham Kinebrach. La maléfica hechicería putrefacta de Nurgle impedía que su biología sobrehumana actuara y cerrase la herida sufrida. Los Apotecarios de la Legión XVI fueron incapaces de sanar las heridas del Lupercal a pesar de tener todas las formas de tecnología médica avanzada a su disposición, hasta que pareció que Horus moriría con toda seguridad. Erebus convenció entonces a la Logia guerrera de los Lobos Lunares de permitirle llevar al Señor de la Guerra a una secta secreta en Davin y usar hechicería en el Templo de la Logia de la Serpiente para tratar a Horus. La creación de la Logia guerrera dentro de los Lobos Lunares y muchas otras Legiones de Marines Espaciales basada en las hermandades usadas por los salvajes guerreros de Davin había sido otra de las tretas de Erebus para infiltrar y corromper a los Astartes para traicionar al Emperador. Sin embargo, no todos los Astartes de las Legiones se unieron a las Logias, pues muchos de ellos lo vieron como una directa violación de los deseos del Emperador de que todos los Marines Espaciales se dedicaran a la verdad y la franqueza.  Aquellos astartes dentro de las legiones traidoras que se mostraron indiferentes a estas organizaciones secretas fueron marcados como leales al Imperio y que más tarde serían traicionados en Istvaan III. La secta secreta de Davin era en verdad un culto al Caos, y utilizando hechicería, los cultistas se aprovecharon de la indefensión del Señor de la Guerra. Con él inconsciente, los sacerdotes cultistas, con Erebus entre ellos, se introdujeron en la mente de Horus y lograron pervertir al Señor de la Guerra y ponerle contra el Emperador, usando los celos y los resentimientos que sentía contra su padre después que este dejara la Gran Cruzada para regresar a Terra. Una vez que Horus se recuperó, conspiró con los astartes de la Logia guerrera de los Lobos Lunares para derrocar al Emperador y purgar a la Legión de los Leales que quedaban en ella.
En total, nueve Legiones de Marines Espaciales se volvieron Traidoras, junto con los muchos Regimientos del Ejército Imperial y flotas de batalla que estaban bajo su control. Comenzaron a provocar la destrucción del Imperio que Horus había luchado tan duro para construir para su Emperador. La etapa final del plan de Horus para derrotar al Emperador culminó en el asedio de cincuenta y cinco días al Palacio Imperial en Terra. Atacando a los defensores con innumerables fuerzas, Horus pudo haber logrado su meta. Sin embargo, en el quincuagésimo quinto día, Horus se enteró que las Legiones de los Lobos Espaciales, los Ultramarines y los Ángeles Oscuros estaban a punto de llegar para reforzar a las fuerzas Leales en la superficie, horriblemente superadas en número. Apostando el resultado de la Herejía en una sola acción, Horus desactivó los escudos que protegían su Barcaza de Batalla, la Espíritu Vengativo. El Emperador, acompañado por el Primarca de los Ángeles Sangrientos, Sanguinius, el de los Puños Imperiales, Rogal Dorn, y una élite de sus guardaespaldas del Adeptus Custodes junto con un destacamento de Marines Espaciales, se teleportó a bordo de la nave insignia del Señor de la Guerra, pero fueron dispersados a través de la nave pervertida por el Caos debido a los Poderes Ruinosos que protegía la barcaza. Horus derrotó fácilmente a varios Puños Imperiales veteranos antes de asesinar a Sanguinius, el angelical Primarca de los Ángeles Sangrientos. Finalmente, el Emperador encontró la vía al salón del trono de Horus, y comenzó un titánico duelo con su antaño amado hijo. El fin del duelo concluyó con la muerte de Horus y en las fatales heridas del Emperador. Sabiendo instantáneamente que su líder había caído, las Fuerzas del Caos que habían declarado su lealtad a Horus se separaron y huyeron y sus aliados demoníacos desaparecieron de vuelta a la Disformidad ya que sin su poder no podían mantener su vínculo en el universo material. Su cuerpo fue expuesto en un santuario en el Mundo Demoníaco de Maeleum, que los Hijos de Horus reclamaron como suyo dentro del Ojo del Terror después de huir de Terra. Allí fue adorado diariamente por los líderes de la Legión en busca de su favor en las guerras contra los demás Traidores. El cuerpo de Horus residió ahí durante cientos de años, hasta que fue robado por el corrupto Apotecario Jefe Fabius Bilis de los Hijos del Emperador, en un intento de clonar el cuerpo del Señor de la Guerra para devolverle la vida y hacer que liderara a las Legiones Traidoras una vez más para conquistar el Imperio. Abaddon encabezó un ataque a la fortaleza de los Hijos del Emperador, y creyendo que la continua veneración del Primarca muerto de su Legión había cegado a los Hijos de Horus y los había llevado al borde de la destrucción, destruyó completamente el cuerpo de Horus y tomó para sí la Garra Relámpago del Señor de la Guerra, la Garra de Horus, juntamente con el título de Señor de la Guerra del Caos, y revestido de su nueva autoridad rebautizó una vez más a la XVI Legión como la Legión Negra.
Sus acciones dañaron al Imperio del Hombre más allá de toda reparación e inauguraron la actual Era del Imperio, donde la Humanidad es acosada por innumerables y horrorosos peligros para su existencia y la del Imperio, que se ha convertido en una presencia galáctica estancada, represiva, intolerante y deshumanizada. 
Para más información pasaros por Wikihammer 40K.

La miniatura de Horus Lupercal

Después de esta introducción sobre la historia de Horus Lupercal vamos a ver la figura que Forge World ha comercializado. Este figura ha estado disponible en el reciente Forge World Open Day
Es una figura en resina diseñada por Simon Egan está armada con las Garras Relámpago en su mano derecha y con la maza de energía Worldbreaker en su mano izquierda. Además porta la armadura especial de exterminador conocida como Escamas de Serpiente. Con esta figura se ha superado.
Igual que todas las figuras de los Primarcas de la Herejía de Horus, está es comercializada en una preciosa caja negra con dos peanas distintas, una para jugar y otra de exhibición. Por lo que se observa en la foto es más grande que sus predecesoras.
Caja de Horus Lupercal de Games Workshop
En este vídeo promocional, Simon Egan habla sobre la creación de esta miniatura.

La miniatura es espectacular y la peana de exhibición que han creado para ella con esa escalera y balaustrada hacen que la figura realte aún más. Es algo más cara que sus predecesoras. Cuesta 60 libras esterlinas y ya está disponible en la web de Forge World.
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