Revista Cine

Hoy despedimos a Blanca Sendino

Publicado el 17 marzo 2010 por Burgomaestre

Hoy hemos sabido que nos ha dejado Blanca Sendino. La actriz, presencia habitual en la mejor época de producción de espacios dramáticos de Televisión Española, falleció ayer, 16 de marzo de 2010 en Madrid, a los ochenta y tres años de edad.

Blanca Sendino habitó con regularidad en los hogares españoles introduciéndose en ellos cotidianamente a través de la pequeña pantalla, haciendo de su efigie rústica, su sonrisa franca, su gruesa figura y de su voz sin pulir y de sus toscos modales, sellos de identidad que el telespectador incorporó con familiaridad a su inconsciente, dejándoles permanecer en él de manera definitiva. Así, el paradigma de la sirvienta sin instrucción, de personalidad simple y mente sencilla, incluso primaria, perteneció por entero y durante años a Blanca Sendino. Así de tiránica puede ser la influencia que un medio tan poderoso como el televisivo llega a ostentar, que reduce en muchas ocasiones a grandes actores a pequeños estereotipos, pues así puede observarse en el caso de Blanca Sendino, quien ya en 1955 se alzó con el premio Internacional de Teatro de Erlangen (Alemania) por su composición en “La Celestina”.

Antes de engrosar los elencos de los populares programas “Estudio Uno” o “Novela”, Blanca Sendino había cimentado debidamente su oficio de cómica en los escenarios teatrales, iniciándose, como tantos otros actores y actrices, en el Teatro Universitario (TEU), llegando en su profesión al nivel requerido para actuar en los teatros nacionales en 1952, cuando el 24 de noviembre de ese año debutó en la compañía del Teatro Español para actuar a las órdenes de Gustavo Pérez Puig en las representaciones de “Tres sombreros de copa”, pieza clave en la historia de la dramaturgia hispana debida a Miguel Mihura y escrita veinte años antes, que contó con Juanjo Menéndez, José María Prada, Agustín González y Gloria Delgado y Margarita Mas para representar los papeles más relevantes. Año y medio después, de nuevo en el Español, a Blanca Sendino se le reparte un papel en la obra de Calderón de la Barca, “La hidalga del valle”, que dirigió nuevamente Gustavo Pérez Puig esta vez en colaboración con José María Rincón, responsable de la adaptación del libreto original. Los compañeros de reparto fueron en esta ocasión Pilar Fernández Labrador, María Teresa del Río, Ángel Aranda, Ángel Menéndez, Elena Santonja, Conchita Vaquero y, nuevamente, José María Prada. Transcurridos catorce años largos y metida de lleno en la frenética actividad de los platós televisivos, Blanca Sendino vuelve a pisar las tablas del Español en noviembre de 1968 para interpretar un papel en “El burlador o el ángel del demonio”, de Suzanne Lilar, según versión de Rosario Fernández Cansela y con dirección escénica de Jaime Azpilicueta. Junto a nuestra hoy recordada protagonista actuaron Luisa Sala, Pedro Sempson, Javier Loyola, Marisa Paredes, Nuria Carresi y la niña Inma de Santis, todos ellos habituales compañeros en los quehaceres televisivos de Blanca Sendino, además del más cinematográfico Félix Dafauce, entre otros. El 22 de diciembre del mismo año 1968, integrando la compañía “Los títeres” del Teatro de Juventudes de la Sección Femenina, según versión y dirección de Ángel Fernández Montesinos , se estrena en el teatro Español “Rueda de farsas”, montaje escénico en el que Blanca Sendino actuará al lado de Juan José Otegui, Pedro Valentín, Nicolás Dueñas, Jacinto Martín, Emiliano Redondo, Venancio Muro, Paloma Pages, Emilio Laguna, el actor de doblaje Manuel Toscano, Pilar Puchol y Carmen Robles, entre otros.

Fuera de los teatros nacionales, Blanca Sendino militó en las compañías de Isabel Garcés, Lola Membrives, Gustavo Pérez Puig, Luis Prendes y Manuel Dicenta, obteniendo en 1974 el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Teatro Clásico de Almagro por su actuación en “De fuera vendrá quien de casa nos echará”, de Agustín Moreto y Cabaña (1618-1669).

Son sin duda sus trabajos para el medio televisivo los que han impregnado el recuerdo del espectador con la presencia de Blanca Sendino. Dirigida por Gustavo Pérez Puig, Jaime Azpilicueta, Domingo Almendros, Guerrero Zamora, Pilar Miró, o Chicho Ibáñez Serrador, la actriz puso su oficio al servicio de obras de autores internacionales tan prestigiosos como Shaw, Chejov o Turgueniev, y de autores patrios tan apreciados como los hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches, Jardiel o Muñoz Seca, con la misma entusiasta dedicación con la que lo practicó para dar vida a textos originales de Jaime de Armiñán o del ya citado Chicho Ibáñez Serrador. Especialmente útil para la comedia, su imagen televisiva se incorporó a clásicos del género como las grandiosas “Eloísa está debajo de un almendro” o “La venganza de Don Mendo”, cumbres del humorismo debidas, como es sabido, a Jardiel Poncela y a Pedro Muñoz Seca, respectivamente. En la primera, emitida en abril de 1964, tuvo como compañeros de reparto a las parejas formadas por Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo,y José Sepúlveda y Josefina Serratosa, además de los geniales cómicos Alfredo Landa y Manolo Gómez Bur que la habían representado en escena; en la segunda, curiosamente, también actuaba quienes eran pareja en la vida real, Ismael Merlo y Vicky Lagos, junto a quienes intervenían Valeriano Andrés (que también aparecía en “Eloísa...”), Fernando Delgado, Félix Navarro, Vicente Haro (el padre de Quique San Francisco), Jesús Enguita, Laly Soldevila y la encantadora Conchita Velasco. A estos dos trabajos emitidos dentro del espacio “Primera fila”, Blanca Sendino sumó intervenciones en las cabeceras de “Novela”, “Hora once”, “Pequeño estudio”, “Estudio Uno”, “Cuentos y leyendas” (en un episodio, "Ópera en Marineda", que comentamos aquí, con ocasión de la entrada dedicada a Estanis González), “Teatro de siempre”, “Teatro de misterio”, “Teatro breve”, “La risa española”, y en series como “Remite Maribel”, “Juan y Manuela”, “Si yo fuera rico”, “Las viudas”, “Curro Jiménez” y un largo etcétera.

En el medio cinematográfico, Blanca Sendino dispuso de pocas oportunidades de trabajo, pese a desarrollar su actividad en una época en la que en España todavía había algo vagamente similar a una producción cinematográfica con entidad y peso que la hicieran digna de tal nombre. En tiempos en los que las películas españolas vivían de la taquilla, Blanca Sendino actuó en grandísimos éxitos, tan imperecederos como la mismísima “Marcelino Pan y Vino” (Ladislao Vajda, 1955), donde dispuso de un papel minúsculo, o “La Residencia” (Narciso Ibáñez Serrador, 1969), o bien en honestos aunque modestos productos de consumo, tales como “La decente” (José Luis Sáenz de Heredia, 1970) o “Los caballeros del botón de ancla” (Ramón Torrado, 1974), y también en algunos filmes de mayor ambición creativa, aunque fallidos, tales como “La casa de las palomas” (Claudio Guerín, 1971).

El testamento artístico de Blanca Sendino lo constituyó su actuación en 1994 en el montaje de “El amor es un potro desbocado” que protagonizaron Silvia Marsó y Andoni Ferreño, actores pertenecientes a una generación que poco o nada tenía que ver ya con la suya, en lo que a formación escénica se refiere.

Hoy, a la hora del adiós, le corresponde a Blanca Sendino, con pleno derecho, ocupar el centro del escenario, y recoger el aplauso sincero del público que siempre la ha reconocido familiar, cercana y entrañable. Descanse en paz, la inolvidable chacha de tantas señoras remilgadas y estirados caballeros. Es hora de que aquella quien, ante nuestros ojos, sirvió tan abnegada como sencillamente a las Luisa Sala, Mayrata O’Wisiedo o Nélida Quiroga, o a los Pastor Serrador, Rafael Navarro, Jesús Puente o Ángel Picazo, pueda al fin reposar.

PD: la muerte sigue con su mala costumbre de no respetar a nadie. Digo esto porque a uno le habría gustado poder recoger en este rincón internáutico una descripción de la figura de Blanca Sendino, actriz de reparto de una generación a la que también pertenecían Lola Lemos o Francisco Piquer, que nos dejaron el año pasado, que no fuera un elogio funerario, sino un reconocimiento a su fenomenal oficio estando ella con vida. Pero no ha podido ser, y ya va uno viendo que lo suyo es llegar tarde.


Volver a la Portada de Logo Paperblog