Revista Salud y Bienestar

Hoy en MISS Cándida, tenemos de invitada a Lansy del blog “Más allá del arcoiris gris” hablándonos sobre “Los perros deben ser nuestros compañeros”

Por Anresi @albicacandidas

conviviendoconcándidas

Hola querid@s seguidor@s, ¿como ha ido el sábado? Yo después de un día de campo, ahora toca relax y un pequeño tiempo para escribir esta entrada. Llevo muchos sábados sin haber publicación en MISS Cándida, pero está siempre abierto para todos los bloggeros y bloggeras que queráis participar. ¡Bueno vamos al grano! 

Hoy de invitada en MISS Cándida es Lansy, su blog, tal como indico en el título se llama Más allá del arcoiris gris, su blog es un hobbie que se lo toma muy en serio. Descubrí su blog gracias a una entrada que hizo sobre candidiasis crónica y la alimentación, la podéis leer aquí, ya que en esta entrada ella puso un enlace a mi blog, ¡Lansy te lo agradesco mucho, muchas gracias de nuevo! Me hizo mucha ilusión saber que a alguien había enlazado una entrada en su blog, y hoy está colaborando conmigo en MISS Cándida. Así que os dejo con sus palabras.

Los perros deben ser nuestros compañerosfotog

Una de las cosas que he aprendido a lo largo de estos 3 años que llevo escribiendo en mi blog es la relación que realmente hay que tener con nuestros amigos los perros. El camino ha sido largo y por una parte me molesta no haberme dado cuenta antes, por la parte que les toca a ellos, pero más vale tarde que nunca.

Vengo de una familia que no ha tratado muy bien a los animales. Bueno, seguro que desde su visión era el mejor trato posible, pero más bien fue el más cómodo para ellos mismos. Tener a un perro atado todo el día o no sacarlo a pasear en días son algunas de las cosas que tuvieron que soportar las pobres (en este caso eran todas hembras).

Yo participaba de estas cosas porque era lo que veía todos los días desde pequeña y no llegué a pensar (o no quería) que todo eso estaba mal. Mi mentalidad empezó a cambiar el día que ya por mi cuenta adopté una perra, que es la que veis en la foto de inicio de la entrada.

Llegó en un mal momento para mí y el principio fue duro, muy duro. Para empezar hay que saber que adoptar a un perro requiere de un periodo de adaptación y hay que estar preparado. Lasi además venía de estar anteriormente en lugares donde era maltratada tanto por personas como por otros perros.

Pensamos incluso en devolverla a la protectora porque yo no podía más. Menos mal que no nos dejaron y luchamos por recuperarnos todos juntos. A pesar de lo que había vivido, era una perra muy buena. No rompía nada y no hacía sus necesidades en casa. En algunas ocasiones sí se daba el caso y nosotros, ignorantes de la vida, le echábamos la bronca.

Lo primero lo hacía porque no recibía la distracción que necesitaba y lo segundo porque le sentaba mal la comida. El camino a la mejoría fue lento pero tocó informarse mucho y sobretodo, tener mucha paciencia.

Lasi tenía ya algo de miedo a los perros y que luego la mordieran dos, ya estando con nosotros, aún empeoró más las cosas. Sus miedos e inseguridades fueron aumentando también por culpa nuestra, por no actuar correctamente.

Al final tuvimos que contactar con un educador canino para que nos orientase. Fueron dos distintos. De cada uno sacamos cosas muy interesantes pero no 100% efectivas. Con el tiempo llegué a comprender que ciertas acciones no me gustaban, no iban bien.

Así que un día me armé de paciencia y experimenté. Los inicios de esta experimentación fueron duros, no os voy a mentir, y costó más o menos un año en conseguir estabilizar un poco a Lasi. Llegó tal extremo de inseguridad que prácticamente no podíamos salir a la calle. Le ladraba a cualquier perro, moto, bici o incluso a personas a pie.

¿Cómo conseguimos cambiar esto? Observando a Lasi y dejarla ser ella misma. Con ayuda por supuesto, porque sino más de una vez la habría atropellado un coche o se hubiera metido en medio de una pelea con otro perro.

Es muy importante conocer el lenguaje corporal canino. Muy interesante la lectura del libro Las señales de calma de Turid Rugaas. También tenéis muchos gráficos en formato imagen circulando por internet al respecto. En este blog hacen un resumen sobre el tema y al final hay una de estas imágenes.

Otra cosa importante que descubrí es que debe ser el perro quien pasee y no tú. Uno de los educadores me dijo que debía inculcarle una rutina en los paseos. Mismo horario, mismo lugar y que el total de minutos de los paseos al día fuera de 1 hora y 15 minutos, incluyendo en uno de los paseos dejarla suelta.

Yo apliqué esto y no veía que avanzase mucho. Sí que la noté más calmada porque intentaba evitar cualquier encuentro con otros perros para que fuera segura. Que poco a poco con el paso de los días fuera acercándome a esos encuentros, empezando por perros pequeños y que decidiera ella.

Esa parte sí me fue bien pero la anterior no. Así que un día decidí que rompía las reglas, que iba a dejar que fuera ella la que decidiese por donde quería ir y cuanto tiempo. Con cuidado, que de ahí decía que hay que ayudarles para que nos los atropellen, que a veces se metía donde no debía (tanto en carretera como de morros a otros perros con los que iba a acabar en conflicto).

La mejoría fue increíble. Ella misma se estableció unas rutas más o menos predefinidas que recorría según le apetecía. A veces se metía por otras calles en las que yo no tenía ni idea de dónde estábamos, pero viva su orientación, ya que siempre terminábamos yendo hacia casa.

Algunos días realiza paseos muy cortos y otros se pasaría el día en la calle dando vueltas. Ha aprendido a desviarse del camino si ve un perro que no le hace gracia, aunque si justo ocurre que está nerviosa por otra cosa ya no ve nada, y soy yo la que la tiene que ayudar.

Ha jugado un poco con otros perros, curiosamente siempre pequeños, de pelo largo y blancos. El resto no le hacen mucha gracia pero ella sigue a lo suyo.

Y de aquí sale una cosa que no soporto ver por la calle: personas dando estirones bruscos a los perros, pegándoles y gritándoles. Sí, yo hacía alguna de esas cosas cuando me encontraba con situaciones extremas que no sabía cómo reaccionar porque yo también estaba nerviosa. Pero la calidad de vida tanto nuestra como la de Lasi ha mejorado mucho.

Otro detalle es que le otorgamos un cajón de la cómoda para sus juguetes. Tiene varios de los que le pones comida dentro y tiene que sacarla, aparte de pelotas de tenis y trapos. Es como una niña pequeña. Le dejas el cajón abierto y ella mismo se saca lo que le apetece y cuando le apetece. Sabe que esos son sus juguetes y no toca nada más.

De vez en cuando le compro algún trapo nuevo y se emociona mucho. Los saco de la bolsa y se los quiere ya llevar incluso con la etiqueta. Es tan divertida que el otro día había en un escaparate un juguete de perro, se puso a oler el cristal y luego me vino a darme un golpe con el morro a la mano. No hizo falta hablar: me estaba pidiendo que se lo comprara. Yo no pude más que partirme de risa.

De los juguetes para rellenar comida tenemos 3 pero el que más le gusta, a pesar de que al principio le costó mucho entender cómo funcionaba eso, es una pelota con un laberinto dentro. Le parto las barritas en trozos pequeños y ella juega un rato a fútbol por casa recogiendo la comida que va cayendo. Es un buen método para entretenerla, especialmente si te vas a ir de casa y está nerviosa. Así se calma un poco y ya se queda durmiendo un rato.

A modo de resumen general: hay que dejar al perro ser perro. Piensa en él como un compañero no como una mascota que no merece ningún respeto.

La cosa es que luego hay que batallar con la gente con la que te encuentras por la calle, que no piensa así y se abalanzan a Lasi para acariciarla. El 95% de las veces se echa para atrás y en algunos casos incluso ha ladrado a esa persona. No me extraña, a mí si en un semáforo se me pone alguien a tocarme la cabeza también reaccionaría igual.

Gracias a toda esta mejoría, nuestra relación de confianza ha crecido tanto que pasé a un nivel que no pensaba que haría: dejarla subir a la cama. Como es tan grande enseguida se baja al mínimo movimiento pero irte a dormir y ver cómo te pone ojos de: por favor papis, ¿puedo dormir con vosotros? Yo de verdad, es que muero de amor. Eso sí, la señora se pone bien larga en lo que corresponde a mi sitio y si por ella fuera me tocaría irme a dormir al sofá. No sabe ni nada :)

Hasta aquí las palabras de Lansy, espero  que os hayan gustado! ¡Y ya sabes que puedes suscribirte a mi blog para saber todas las últimas noticias y seguirme a mis redes sociales! ¡Hasta la próxima! Un besoo a tod@s!!!


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