Huída de escobas.

    Huída de escobas

Siendo deseado, tal evento místico, apenas…sin pensarlo demasiado, fue necesario e imprescindible dejar fluir el vuelo natural de las escobas, dejándolas a su libre albedrío, volaron sin dudarlo a su universo mágico, aunque solo durante un tiempo limitado y prudencial. Dejarlas a favor del viento, volando a través del cielo estrellado entre brumas y aire gélido, desfilaron en busca del fuego que curaría las heridas del esfuerzo para convertirlas en recompensa, compartiendo risas e historias, calor y alegría, los mejores momentos de la vida… Allí, lejos de todo, sintiendo la caricia que ofrece la brisa que asoma entre montañas, pisando la tierra santa , avanzando en huellas heladas, pisadas ya, por otros peregrinos, nos vimos torpes entre la pureza de la inmaculada nieve blanca salpicada de reflejos del cielo azul celeste. Un espacio de tiempo envuelto en autenticidad. Siendo maravilloso entablar diálogo entre esas almas dulces y a veces ásperas… para encontrar respuestas a las preguntas eternas de una humanidad perdida, tales como el origen del miedo al silencio o el terrible miedo a la muerte, misterios colgados en el firmamento que perduran a pesar de conocer sus respuestas siglo tras siglo...