Revista Opinión

Huir de los impuestos abusivos es lícito, democrático y decente

Publicado el 15 diciembre 2014 por Franky
Cobrar impuestos abusivos a los ciudadanos es una de las peores formas de corrupción y debería estár castigado por las leyes democráticas. Ferrari acaba de anunciar que estudia trasladar su sede fuera de Italia para ahorrarse impuestos. Mucha gente condena esta práctica porque creen que es evasión fiscal, pero en realidad es legal y muchas veces es una forma lícita y democrática de luchar contra el abuso de esos políticos que meten las manos en el bolsillo de los ciudadanos sin consideración, como si atribular a la gente con impuestos desproporcionados fuera legítimo en democracia. Expoliar al ciudadano, ya sea robando el dinero público o cobrándoles mas impuestos de los mínimos necesarios, es siempre una arbitrariedad opresiva y corrupta. El ciudadano tiene derecho a que se le permita disfrutar del fruto de su esfuerzo y el mejor sitio para que el dinero produzca riqueza y felicidad es dejándolo en el bolsillo de los ciudadanos. --- Huir de los impuestos abusivos es lícito, democrático y decente Es necesario realizar un profundo cambio en los enfoques éticos para restablecer la democracia. Uno de esos cambios imprescindibles para construir un mundo mejor se refiere a los impuestos. Tener que pagar impuestos elevados e injustos, por obligación, a gobiernos que no son ejemplares es una forma brutal de opresión que está legalizada pero que no deja de ser dramáticamente inmoral.

Está comprobado que si los gobiernos fueran austeros y no tuvieran que sufragar los gastos que generan tantos políticos succionando la teta del Estado, los impuestos serían mas bajos y soportables. Se ha llegado a la aberración de cobrar a los que mas ganan mas de la mitad de sus sueldos, lo que multiplica por cinco los diezmos que se pagaban en la peor época medieval. Nunca en la Historia los ciudadanos han pagado tanto a los poderosos por su esfuerzo. Muchos pensadores políticos opinan que los impuestos que cobran muchos gobiernos son auténticos robos que no pueden justificarse ni con la calidad de los servicios que el Estado presta al ciudadano ni con el uso que los gobernantes hacen de ese dinero, que suele repartirse de manera arbitraria y venal, premiando a los amigos, marginando a los enemigos y utilizándolo para incrementar el poder y mantener los privilegios.

Ferrari acaba de anunciar que estudia trasladar su sede fuera de Italia para ahorrarse impuestos. Lo mismo que Ferrari han hecho o están haciendo miles de empresas en todo el mundo. Esa fuga hacia países mas moderados y justos es una forma de lucha que los políticos condenan pero que los demócratas debemos defender porque, realmente, es una forma de resistencia activa frente a la opresión legalizada y el abuso de poder institucionalizado.

Los hermanos Marquez, campeones mundiales de motociclismo, acaban de ser protagonistas de un escándalo por un presunto traslado de su residencia a Andorra, para pagar menos impuestos. Lo mismo han hecho antes miles de deportistas y de triunfadores en todo el mundo. Es cierto que esas fugas privan a los países de recaudar, pero no es menos cierto que los gobiernos deben rectificar su afán recaudatorio y limitar su codicia despilfarradora e inmoral. Escapar de ellos es democrático, decente y hasta revolucionario.

Algunos dirán que este artículo incita a la evasión fiscal, pero es mentira porque solo incita a la rebeldía frente al abuso y la injusticia y el ciudadano tiene el deber en democracia de criticar los abusos y luchar siempre contra la ignominia y el gobierno inicuo.

España es un caso típico de injusticia fiscal. Los españoles, proporcionalmente, pagamos mas impuestos que cualquier otro europeo, siendo Europa la zona del mundo donde mas impuestos se pagan, en teoría para sufragar el llamado "Estados de Bienestar", pero demasiadas veces para pagar la codicia de los gobernantes y para sufragar lujos, despilfarros y corrupciones de todo tipo. España tiene mas políticos cobrando del Estado que Francia, Alemania e Inglaterra juntos. Tiene, además, 17 autonomías, cada una de ellas con sus gobiernos, parlamentos y parafernalia de empresas públicas, fundaciones, observatorios y mucha morralla pública inútil. Además, tiene medio centenar de gobiernos provinciales y alcaldes que cobran mas que los ministros del Estado. Pagar todo ese Estado innecesario y esos sueldos resulta insoportable y solo es posible mantener ese gasto explotando, exprimiendo y aplastando a la ciudadanía española, cuyos miembros trabajan una media de entre cinco y siete meses para el Estado y el resto para ellos y sus familias, según los ingresos que se cobren.

Todo un cúmulo de injusticias, arbitrariedades e inmoralidad contra las que un demócrata tiene el deber de luchar.

Los impuestos, en teoría, fueron concebidos como un sistema eficaz de redistribuir la riqueza y muchos ciudadanos los pagaban voluntariamente, con sentido cívico, hasta que descubrieron que el Estado había sido "ocupado" por gente que no era digna de confianza. Cada día son mas los ciudadanos que creen que los impuestos son hoy un abuso intolerable porque no garantizan ni la igualdad, ni la protección de los débiles ni el desarrollo de políticas orientadas al bien común. Los ciudadanos los pagan ahora solo por el miedo al castigo y temiendo siempre que el dinero que les arrebata el gobierno sirva para enriquecer a canallas y ladrones.


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