Revista Cultura y Ocio

Huiracocha o Wiracocha

Por Enrique @asurza

Huiracocha, según la historia oficial del Tahuantinsuyo fue el octavo soberano inca. Sobrino de Yahuar Huaca, pertenecía al sector de los Hanan. Su nombre original era Hatun Tupac y tenía muy corta edad cuando el reino del Cuzco fue invadido por los cuntis y su tío asesinado. Pasados esos días aciagos se juntaron los principales sobrevivientes y luego de un acalorado debate resolvieron designar a Hatun Tupac como sucesor del difunto soberano. Sometido al ritual previo a la entronización, que consistía en la abstinencia de sexo, sal y ají, tomó posesión de su cargo con el nombre de Huiracocha, debido a que desde muy joven había soñado con el dios de ese nombre y lo había adoptado como su protector. Tiempo después se desposó con Mama Rumo, hija del señor de Anta, mujer que por su carácter débil no podía influenciar en su marido y tuvo por hijos a Capac Yupanqui y a Cusi Yupanqui (Pachacutec). Entre sus concubinas destaco Curi Chulpi, que procedia del ayllu Ayavilla (Sahuasera); en ella procreó a su hijo Urco, por el cual Huiracocha sintió un gran afecto, a diferencia del trato que dio a las hijas que tuvo con su mujer principal.
Trato de expandir el reino del Cuzco y puso a su tropa en marcha rumbo a Yucay y Calca, conquistándolos con facilidad. En Calca mandó levantar para si un palacio, pero no logro controlar a todos los ayllus sometidos; permanentemente había brotes subversivos y así tuvo que enfrentar una rebelión en Pocoy Pacha (Pisac) y sofocar motines de los pinaguas de Muyna, a quienes se aliaron los ayllus de Rondocancha y Casacancha. Después le tocó combatir a los ayarmacas y guaiparmacas, quienes fueron vencidos gracias a la represión ejercida por sus tíos Vicaquirao y Apo Mayta. Conquistó Canchis tras una débil resistencia. En el poblado de Cacha hizo edificar un templo dedicado a Ticci Huiracocha Pachayachachic.

Usando como estrategia política el dividir para vencer, alimentó las contradicciones entre los poderosos reinos aymaras colla y upaca. Los incas eran partidarios de estos últimos y posteriormente Huiracocha se ganó la amistad de los collas. Tras una guerra ambos reinos quedaron debilitados y aprovechó Huiracocha para anexarlos. Viniendo del Collao se retiró a su palacio en Calca y fue aquí donde su amada Curi Chulpi le insinuó que designara a su hijo Urco. Esto molesto a un sector de la elite, porque Urco no era hijo de la señora principal. Pero Huiracocha insistió en ello a tal punto de abdicar en favor de Urco.
Así ante el estupor general, Urco se ciño la mascaipacha (simbolo maximo del poder de la etnia inca) y nombro jefe de su linaje a su hermano Sucso. Todo esto creo fuertes antagonismos, de los que Huiracocha se libro retirándose a Calca.

El gobierno de Inca Urco fue un desastre. Carecía de valor y no tenía intuición en táctica y estrategia, por lo que no preparó ninguna expedición de conquista. Se entregó a los placeres mundanos y era común verle en casas de recreo. No dudó en buscar concubinas en la gleba e incluso llegó a violar a notables mamaconas (mujeres mayores de edad que instruían a las escogidas del inca en el acllahuasi). También se dio a la bebida y libaba hasta la ebriedad, vomitando y miccionando en las calles de la ciudad. Todas estas actitudes motivaron el descontento entre los orejones. Un tío de Inca Urco llamado Apo Mayta tramó su asesinato, pero se abstuvo de hacerlo por el temor de la represalia que ejercería Huiracocha, quien a pesar de los errores de su torpe y corrupto hijo lo seguía apoyando, y detrás de él estaba la intrigante Curi Chulpi, a quien amaba con obsesión.

Así estaban las cosas cuando los chancas invadieron el reino del Cuzco, avanzaron arrasando los pueblos que encontraban a su paso y llegaron hasta las puertas de la capital. Inca Urco y el anciano Huiracocha consideraron que toda resistencia sería inútil y abandonaron la ciudad acompañados de sus mujeres, esposas y servidumbre. Con el ánimo totalmente derrotado dejaron desamparado su señorío, para refugiarse en Chita. La defensa fue asumida entonces por otro de los hijos de Huiracocha llamado Cusí Yupanqui (el futuro Pachacutec), quien venció a los chancas y los expulsó del reino. Pasado el peligro todos aclamaron por inca a Cusí Yupanqui, pero éste respetaba la decisión de su padre. Éste y Urco, recelosos del prestigio que había conseguido Cusí Yupanqui, planearon su eliminación y le prepararon una emboscada en el paraje de Paca (ribera del río Tambo); la celada fracasó e Inca Urco fue ajusticiado. Al enterarse Huiracocha de la muerte de su querido hijo no le quedó más remedio que reconocer a Cusí Yupanqui como inca y se retiró a Calca, donde pasó el resto de sus días.


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