Revista Cine

Hulk, Frankenstein y Prometeo

Publicado el 18 septiembre 2010 por Juancarbar

Tres nombres distintos copan el título de este artículo. Distintos y a la vez, iguales. Porque tras Frankenstein se esconde Prometeo, y tras el monstruo creado por la mente de Mary W. Shelley, aparece la figura de Hulk. Marvel, bebió de las fuentes de la mitología griega al crear algunos de sus personajes, y con nuestro Gigante Esmeralda, tenemos la prueba.

La realidad es que el artículo, proviene de uno de los últimos números aparecidos en España del personaje. La antesala de La Caída de los Hulks, se ha convertido en un alto en el camino, donde hemos recuperado diversos especiales del personaje. En uno de ellos, vemos al Dr. Banner compartiendo escenario con el mítico Monstruo de Frankenstein.

En apariencia, las primeras imágenes de Hulk nos recordaban al monstruo creado por Mary Shelley.

Hulk, Frankenstein y Prometeo
Hulk, Frankenstein y Prometeo

Seres atormentados, de escasa inteligencia, que rehuyen con violencia del contacto de los desconfiados y atemorizados seres humanos. En ambos casos, como Prometeo, el alcanzar/rivalizar con Dios les hace destinatarios de una maldición. El conocimiento les hace evolucionar, además de situarles “fuera” del resto de la humanidad. Si Prometeo robaba/desafiaba a los dioses consiguiendo el fuego, El Dr. Franksenstein y Banner traspasaban la barrera de la ética científica, desligándose de las reglas que vertebran a la sociedad. El primero, dota de vida a un ser formado por restos de humanos. El segundo, crea un arma de tal destrucción que desafía la vida. Los dos, por tanto, sufrirán las consecuencias de sus actos.

Rizando el rizo, podríamos hablar del parecido de Hulk con el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, quien también se relaciona con Prometeo en el sentido de desafío a los dioses. Podría hacer el Dr. Banner, suyas las palabras del Dr. Jekyll

“Día a día, así desde el punto de vista moral como desde el intelectual, me iba acercando progresivamente a esta verdad, por cuyo descubrimiento incompleto he sido condenado a tan horrendo naufragio: que el hombre no es realmente uno, sino dos. Digo dos porque el avance de mis propios conocimientos no llega más allá de este punto.”

En los tres casos, coinciden con una maldición que parece provenir de Dios. Alcanzan un grado de conocimiento que les hace perder la inocencia y el ser uno mas dentro del rebaño humano. Pasan a ser apestados, conscientes de su genialidad y a la vez, perdedores de una partida que nunca debieron comenzar.



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