Humanidad retratada x 2

El grito, Edvard Munch, 1893. Óleo, témpera y pastel sobre cartón

“… se detuvo ante un cuadro al óleo; mostraba una criatura calva y oprimida, con una cabeza semejante a una pera invertida, que apretaba sus manos horrorizada contra sus oídos, con la boca abierta en un vasto grito mudo. Las olas encrespadas de su dolor, los ecos del grito, ocupaban el espacio que la rodeaba. El hombre, o la mujer, estaba encerrado dentro de su propio aullido. Se cubría los oídos para protegerse de su propia voz. La criatura estaba de pie en un puente, y no había nadie más. Gritaba a solas. Aislada por el grito o a pesar de él”. 

Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?