Revista Política

Humor pedagógico

Publicado el 21 abril 2016 por Pepecahiers

HUMOR PEDAGÓGICO
Los tiempos han cambiado, no lo podemos negar y, aunque parezca que esa transmutación persigue, en cierto modo, la tarea de que todo siga igual, lo cierto es que ya no somos los mismos. Eso se nota sobre todo en los niños, cuya infancia difiere en una cuantía notable de la que tuvimos nosotros, los adultos, sobre todo los que ya peinamos canas. Si hubiera que establecer una frontera que dividiera ambos mundos, diríamos que dos factores ayudan a construir esa barrera invisible pero tenaz. Uno de ellos sería la tecnología, sobre todo cuando hablamos en términos de comunicación, información y ocio. Los niños de hoy la manejan a edad muy temprana y eso nos diferencia considerablemente. A los cuatro años, nuestros tiernos infantes, son capaces de manejar, con sus pequeñas manos y con cierta soltura, un móvil o una tablet. A la misma edad, nosotros nos defendíamos en los juegos de construcciones o en la fabricación de una espada de madera. Otro hecho diferencial es la calle, que se ha convertido para los niños de hoy en un lugar de tránsito, siendo los parques infantiles una especie de reserva artificial donde pueden jugar a salvo de los depredadores mecánicos, los vulgarmente conocidos como automóviles. En nuestros tiempos la calle era nuestra, un lugar donde jugar a cualquier cosa, donde quemar energías y desarrollar la imaginación sin tener que recurrir a las llamadas actividades extraescolares, un sucedáneo que en no pocas ocasiones resulta aburrido.
HUMOR PEDAGÓGICO
Todo esto viene a cuento por una reciente exposición, que tiene lugar en el Parque de las Ciencias de Granada, del psicopedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci, conocido bajo el seudónimo "Frato". Sus ilustraciones e ideas vienen a reivindicar la problemática de los niños y los sistemas educativos y de como el mundo ha cambiado para la infancia, sofocando la espontaneidad y la imaginación. Sus pequeños protagonistas resultan más divertidos y genuinos que el encorsetamiento al que son sometidos por educadores y progenitores. La exposición, además de contar con sus divertidas viñetas, tiene actividades para los niños que los retrotrae a otros tiempos, en los que un cajón de arena, una bañera con agua o un pinball hecho con gomas y pinzas eran una fuente inagotable de diversión. Con un estilo que recuerda a Quino y su popular Mafalda, Frato nos ofrece ese humor entre ingenuo, divertido y reivindicativo. Es cierto que ese estilo, tan cercano a la pedagogía, puede resultar a veces cargante y moralista, pero no por ello deja de ser interesante y mordaz. HUMOR PEDAGÓGICOHUMOR PEDAGÓGICO
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