Revista Cine

Hysteria

Publicado el 25 junio 2012 por Sidhe @leanansid
HysteriaEncontrarse los restos humanos de Rupert Everett en pleno siglo XIX no es algo raro (recordemos que entre los noventas y los dosmiles fue pasto de portadas y trapos de Versace  y era el cuerpo oficial de un clásico perfume) y que tenga entre manos un cacharro que acabaría siendo un vibrador no nos sorprende. Pero nos alegra mucho (su vuelta).
Si hablamos del argumento cual añejas porteras, en Hysteria Everett interpreta a Edmund St. John-Smythe un millonario, caprichoso y amante de los nuevos inventos que entra en escena acompañando al doctor Joseph Mortimer Granville (Hugh Dancy en versión esmirriá y al que siempre confundo con Jonathan Tucker) doctor/creador del vibrador y galán que se siente atraído la insípida Emily Dalrymple(Felicity Jones recuerdas a Zooey Deschanel. No uses pestañas postizas, por tu bien). Aunque todo se enreda con la llegada dehermana Charlotte (Maggie Gyllenhall) una joven rebelde que lucha por los derechos de los más desfavorecidos... 
Y en esta ensalada típica de sobremesa, todos tienen en común: estar involucrados (de una manera u otra) en la creación del vibrador eléctrico. De forma comedida y reflejando el convencionalismo de la época, la última película que firma Tanya Wexler (directora de carrera más bien floja) nos habla de lo que durante finales del siglo XIX se denominó histeria (coloquialmente útero ardiente, sofocación de la matriz y en mi pueblo insatisfacción sexual) y como los médicos aplicaban masajes a modo de tratamiento a las pacientes hasta que estas alcazaban lo que se denominaba paroxismo histérico (curiosa forma de denominar al orgasmo femenino).
Hysteria
Por estos lares decidimos verla en el cine (mis ocurrencias, ya me conocéis) y nos gustó bastante a sabiendas que era una comedieta y que tampoco estábamos ante el Santo Grial ni una obra cumbre del séptimo arte.
¿Qué podría ser mejor? Es cierto. ¿Qué se agradecería que el monopolio de carisma no se hubiera reducido entre Maggie Gyllenhall y Rupert Everett? Pues cierto también. ¿Y que podrían haber explotado más aquella Inglaterra victoriana de cambios políticos y sociales? La misma respuesta.
Hysteria
Ello no es impedimento para que Hysteria sea un producto disfrutable (en el sentido más blanco posible) y que alguna de las pacientes de las que encuentran alivio con las susodichas técnicas manuales y mecánicas  resulte simpaticona. Lo mismo se puede decir del proceso de invención y desarrollo del vibrador por parte del doctor Joseph Mortimer Granville en colaboración con su amigo Edmund St. John-Smythe que tenía en mente crear un plumero eléctrico....Reinvidicamos el vestuario, los decorados (y los vestidos de noche y las joyas de cierta fiesta, sin palabras) y los créditos finales que son un buen repaso de artilugios femeninos que como dice en alguna de las publicidades quien no se consuela es porque no quiere.
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Por su livianez y algún momento divertido y pícaro le otorgamos seis wasabis ardientes y nos depedimos por hoy con su trailer.
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