Revista Coaching

I de la IGNORANCIA

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova

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Hoy me toca un tema un tanto polémico, por eso quizá me costaba ponerme a ello. Cuando escribes sobre lo positivo y bonito, la gente se anima, se motiva, se identifica… Pero no todo es de color rosa en nuestra vida, hay mucha ignorancia en el mundo en el que vivimos, y me incluyo a mí misma, aunque espero ir abandonándolo poco a poco.

La ignorancia es una de las tres gunas de las que hablé en su momento al referirme a la bondad. Un pequeño recordatorio: las gunas, según la tradición védica, son estados de la materia. Ésta puede manifestarse de 3 maneras posibles: la bondad (la positiva, vamos), la pasión (la que corresponde al beneficio propio pero no de los demás) y la ignorancia (el estado de la degradación). De la pasión hablaré en uno de mis futuros artículos.

Pues bien, la ignorancia es el estado inferior de la materia. Al hablar de la materia, los Vedas se refieren no sólo a los objetos que nos rodean, sino a todo el universo sensible, incluída nuestra mente. Y es ahí donde radica su manifestación más peligrosa.

Como seres humanos, nos podemos comportar de formas distintas a lo largo de nuestra vida, incluso a lo largo de un mismo día. Como bien es sabido, nadie es perfecto, ya que somos humanos, y nuestra vida es un constante fluir de sentimientos, emociones, acciones, pensamientos, recuerdos… basado en una de esas tres gunas. Pero siempre habrá una que predomine en nuestro ser.

En cuanto a la ignorancia, se me ocurre un sencillo ejemplo. El otro día fui al gimnasio y mientras corría en al cinta, cinco monitores de TV  mostraban distintos canales que no podía oír (no suelo llevar auriculares mientras corro). Lógicamente la vista se va de forma automática a las imágenes en esas pantallas. En unos monitores había juegos del tipo Pasa Palabra o Quién Quiere Ser Millonario. En otro, creo recordar, un partido de fútbol. En el cuarto había un documental o algún programa de sucesos local. Y el quinto, que además quedaba justo frente a mí, transmitía el famoso canal de MTV en el que la transformada en chico Hanna Montana con su recientemente estrenada cresta punk se retorcía ligerita de ropa sobre unos bloques de piedra, sacando constantemente su lengua a la cámara, a la vez que lamía todo tipo de objetos metálicos como martillos, palas y cadenas.

No, aquella no era una imagen de lo más agradable (sobre todo porque no oía su canción y sólo podía observar sus movimientos), pero mi vista volvía a estar clavada en esa muchacha, preguntándome por qué los videoclips de la MTV son en su gran mayoría un culto al sexo. Pensé también en no pocos niños de corta edad que se habrán tragado a la andrógina Hanna y otr@s tant@s luciendo sus instintos más bajos para forrarse a costa de nuestro morbo y curiosidad.

Para mi aquello era un claro ejemplo de ignorancia. La ignorancia significa degradación. La ignorancia significa bajarse los pantalones y decir que somos animales, de manifestar sólo lo visceral que hay en nosotros. El sexo puede ser una cosa íntima y preciosa, incluso espiritual, o puede ser algo basto, desagradable e inapropiado, cuando su propósito es excitar lo animal que hay en los demás, buscando provocar el morbo, como lo que ese videoclip y muchos otros pretenden.

Pero la cosa no queda ahí. Lo que esos videoclips buscan es fama, es poder, es dinero. Volvemos a la ignorancia. El dinero no es que sea malo, pero ganado de forma así, jugando a los instintos básicos con nosotros, es un dinero que enriquece a toda una industria a costa de nuestra ignorancia. Muchos diréis: pero nos gusta su música. Claro, son profesionales, han sabido vender bien. Y lo mejor es que encima nos han vendido un modo de vida.

Ignoracia son lamentablemente muchas cosas. Son las drogas, el alcohol, la prostitución, todo tipo de perversiones sexuales, son los crímenes, la violencia, la corrpución, las guerras… La ignorancia es la hipocresía, la mentira, la venganza. Aunque no todos lo vean así. Estamos de acuerdo con que las guerras son malas, pero creemos que la pornografía no lo es. Está claro que no es lo mismo una cosa que otra, pero lo que tienen ambas en común es que están basadas en la ignorancia. Y la cualidad de la ignorancia es la degradación: nuestra propia o la de aquellos que están a nuestro alrededor.

La ignorancia es también la pereza, cosa que muchos sufrimos (incluída yo), es tomar alimentos que nos excitan, nos llenan de ilusión y autoengaño temporal o nos hacen mas violentos (café, alcohol, carne). Por favor no penséis que me creo mejor que los demás por ser vegetariana, en absoluto, a día de hoy sigo tomando café y bebiendo alcohol puntualmente (aunque afortunadamente cada vez menos). Ni yo misma, sabiendo lo que sé, me siento con fuerzas de abandonar por completo la guna de la ignorancia. Muchas veces me puede la pereza, el desánimo, la gula, veo chorradas en televisión o series que en el fondo son una apología del sexo o violencia.

Es cierto que en el mundo occidental, la pasión es la guna predominante (y lo veréis cuando escriba mi artículo que hable de ello). Pero ojo, vivimos en una época de degradación general (la llamada Kali-Yuga, la cuarta y última etapa del universo,aunque aun estamos en sus comienzos), de modo que hay cada vez más ignorancia a nuestro alrededor. Lo malo de las gunas  es que éstas son muy contagiosas. Si vives rodeado de bondad, acabas comportándote de forma amable y respetuosa. Si ves pasión y ambición a tu alrededor, tu objetivo será progresar económicamente y tener éxito en los negocios. Pero si lo que hay a tu alrededor es violencia, como ocurre con personas que fueron maltratados en su infancia, es fácil que éstas se conviertan en criminales.

Cuando descubrí los Vedas, vi cómo es mi vida en general. Vi hacia dónde podía ir, cuál podía ser mi destino, comprendí que la elección está en cada uno de nosotros. Caer en la ignorancia es muy fácil: es rodearte de aquellas cosas y personas que profesan un determinado modo de vida, es enchufar la tele, ver las noticias, series, videoclips, jugar a videojuegos asesinando supuestos “enemigos”, ver pornografía en internet.

Es fácil jugar con nuestras bajas pasiones para lucrarse: la ignorancia tiene la enorme capacidad de nublarnos la mente. Los instintos son lo contrario de la razón y ahí es por donde pueden manejarnos. Además las gunas son como 3 escalones: si vives en el mundo de la pasión (que es la tónica actual), tienes dos opciones: subir o bajar. Y bajar es siempre más sencillo.

Por último, me gustaría añadir algo más: la libertad. Esciribé sobre ella cuando toque la L, porque creo que ese concepto está muy mal interpretado. En mi opinión, libertad no es hacer sin más lo que a uno le place, sino el tener suficiente conocimiento para elegir. O dicho de otra manera: sólo es libre el esclavo de sus sentimientos. Y la esclavitud, si la hemos elegido como modo de vida, es un paso hacia la ignorancia.


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