Estos últimos días tuve la oportunidad de visitar Bruselas (de jueves a lunes) y la verdad es que quedé maravillado. Una ciudad preciosa – desde un punto de vista puramente arquitectónico – y deliciosa – con sus cervezas, chocolates y friteries. Muy famoso de Bruselas es el Manneken Pis (‘el niño que orina’) que seguramente hayáis visto alguna vez. Para los que no se acuerden, aquí hay una foto:
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Mi anfitriona tuvo a bien de descubrirme algo que sólo le haría gracia a una mente puerilmente construida como la mía, y decidió enseñarme la otra cara de la moneda. No hay noche sin día, y en un callejón perdido encontramos a…
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Jeanneke Pis, o literalmente ‘la niña que orina’. No tiene mucho chiste la cosa, pero os digo que tiene gracia cuando sales de tomarte una de las 2.500 cervezas que tiene en su haber la cervecería que enfrente se encuentra. Se llama Delirium Café, y obtuvo hace unos años el Récord Guinness de variedad de cervezas.
Hasta aquí llega la reflexión chorresca de hoy. Continuen con sus vidas, y no me juzguen por ser como soy
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