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Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidos

Publicado el 04 abril 2016 por Koprofago
Aunque en 1858, Joseph Leidy (1823-91), director de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia, presenta al trachodón, el deinodón y el hadrosaurio, el impulso definitivo de la paleontología norteamericana se debe a la rivalidad de su sucesor, Edward Drinker Cope (1840-97), y su homólogo de Yale, Othniel Charles Marsh (1831-99), durante la “guerra de los huesos” [1].
Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidosRobert Duncan Milne
En 1882, Robert Duncan Milne (1844-99) publicó en The argonaut The iguanodon’s egg y su continuación, The hatching of the iguanodon, tal vez el primer relato protagonizado por un dinosaurio, aunque la primera novela larga sería The strange manuscript found in a copper cylinder [2] (1888) de James de Mille (1833-80), que también se ambienta en un “mundo perdido” [3].
Joseph Smit (1836-1929) ilustró el best seller de H.N.Hutchison Extinct monsters (1892), que popularizó a los dinosaurios, y el relato poético de Henry R. Knipe [4] (1885-1918) Nebula to man (1905).
El Museo Americano de Historia Natural (AMNH [5]) de Central Park (NY) contrató a los paleoartistas Erwin Christman (1885-1921) y Charles R. Knight (1874-1953), que pintó en 1897 dinosaurios que servirán de modelo a muchos artistas.
Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidosLaelaps por Charles R.Knight
En Dragones del aire (1901), que acompañó de 80 ilustraciones, el británico Harry Govier Seeley [6] (1839-1909) plantea que los pterosaurios fueran de sangre caliente y más próximos a las aves que a reptiles, enfrentándose con Owen.
Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidosIlustración de Seeley para "Dragones en el aire"
En The archdeacon and the deinosaurs (1901, parte de su antología Fancy free) Eden Phillpott (1862-1960) anticipa el subgénero de los safaris en el tiempo… aunque sólo se trata de un sueño. El recurso a la Tierra hueca continúa [7] pero Frank Savile (1865-1950) sitúa Beyond the great South wall (1901) en una Atlántida ignota –como de Mille- habitada por mayas y un brontosaurio, bestia de tal renombre en la época que incluso Mark Twain (1835-1910) la introduce en su relato El diario de Eva (1905).
En Le peuple du póle (1907), de Charles Derennes (1882-1930), los dinosaurios antárticos evolucionan hasta crear una civilización avanzada, lo que se acabará convirtiendo en otro lugar común. En L’ Effrayante Aventure (1910), de Jules Lermina (1839-1915), el hielo los preserva hasta hoy en una cueva de París.
En 1909 Joseph Pallemberg (1882-1946) esculpió dinosaurios para el Zoo Hagenbeck de Hamburgo y, algunos años más tarde, para un documental de Max Fleischer. Heinrich Harder (1858-1938) colaboró con el escritor Wilhelm Bölsche [8] y decoró la fachada del acuario del Zoo de Berlín (1913), junto a la que esculpió un iguanodón.
Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidosIguanodón de Harder
Recién descubierto el dragón de Komodo y tras observar a una extraña criatura marina que identificó con un ictiosaurio [9], en 1912 Arthur Conan Doyle (1859-1930) publica El mundo perdido -ilustra Harry Rountree (1878-1950)-, hito del género en que, además de los saurios marinos imaginados por Verne, encontramos ya de todo tipo de dinosaurios. Pronto inspirará otros mundos perdidos como The bowl of Baal (1916, en All around magazine) de Robert Ames Bennet (1870-1954).
Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidosSir Arthur Conan Doyle
En las postrimerías del siglo XIX aparecen nuevas formas de expresión como el cinematógrafo y el cómic. Entre las primeras tiras de prensa con dinosaurios destaca Our antediluvian ancestors (1901) de Frederick B. Opper (1857-1937), y en el cine los encarnaron actores disfrazados en Prehistoric peeps (1905, Lewin Fitzhamon), según el cartoon que ideó a comienzos de la década de 1890 Edward Tennyson Reed (1860-1933), para la británica Punch, o en Man’s genesis (1912) y Primitive man/Brute force (1914), de David W.Griffith.
Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidosGertie
De la combinación entre cine y cómic surge la animación, que nos permitirá contemplar a seres extintos en movimiento. El 8 de febrero de 1914, el genial pionero del cómic Winsor Mc Cay (c.1869-1934) presentó a Gertie, “único dinosaurio en cautividad”. Su virtuosismo gráfico y capacidad de trabajo serán claves para dar vida al saurópodo, que se contonea de modo realista ante un fondo detallado donde refleja la profundidad de campo variando el tamaño de sus personajes. Su éxito propició la secuela Gertie on tour (1921, inacabada), donde Mc Cay adopta ya la técnica del cell process [10]. Buster Keaton le rindió homenaje [11] en Las tres edades (1923).
En 1915, Willis H. O’Brien (1886-1962) produce su primer filme con muñecos: El dinosaurio y el eslabón perdido, a la que siguen otras [12] hasta que, en 1925, se inspira en los dibujos de Knight para realizar la primera adaptación [13] de El mundo perdido, en la que el propio Conan Doyle hará de maestro de ceremonias. Su éxito [14] fue superado por el de King Kong (1933), propiciando la secuela Son of Kong (1933), mientras el guión de Delos W.Lovelace (1894-1967) inspiró relatos como The land of terror (1933, Kenneth Robeson).
Imaginando dinosaurios II: Mundos perdidosWillis O'Brien con sus juguetitos
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[1] En 1866, Cope encontró un fémur de hadrosaurio y, dando a conocer su interés, le avisaron de otro descubrimiento ese mismo verano: un garra de 20 cms. de su depredador, al que bautizó como laelaps. En 1868 le consiguen un elasmosaurio que enseña orgulloso a Marsh, quien replica que ha colocado la cola en el lugar del cuello –Leidy lo comprueba-, comenzando su enemistad. En 1877, Marsh anuncia el descubrimiento del titanosaurio en Como Bluff (Wyoming) y dice que laelaps era un nombre que existía antes de que Cope lo usara, por lo que propone cambiarlo a dryptosaurio; Cope replica que titanosaurio también había sido usado (Marsh lo cambiará a atlantosaurio). En 1878, Marsh describe al diplodocus y clasifica los cetiosaurios –reptiles ballena- de Owen como saurópodos –pies de lagarto, por sus cinco dedos frente a los tres de los bípedos-, a los que añade en 1883 el brontosaurio. También bautizó al ornitomimus, el alosaurio, el estegosaurio o el triceratops. En 1892, Cope encontró una vértebra que describió como manospondylus, aunque en 1912 será atribuida por Henry F. Osborn (1857-1935) al tiranosaurio, que había descrito en 1905 en base a los restos hallados en Hell Creek por Barnum Brown (1873-1963).[2] Serializada póstuma y anónimamente el mismo año en Harper’s Weekley.[3] Puesto progresivamente de moda con Las minas del rey Salomón (1885) o She (1886) de H.R. Haggard, El hombre que pudo reinar (1888, R.Kipling) o El continente perdido (1899) de Cutcliffe Hyne.[4] También autor de Evolution in the past (1912), ilustrado por Alice B. Woodward y Ernest Bucknall, presentes en Nebula to man, junto a John Charlton, Lancelot Speed, Charles Whymper o Edward A. Wilson.[5] En febrero de 1905, el dio a conocer el primer esqueleto montado de un saurópodo: un brontosaurio. Aunque pronto le ganará en popularidad el diplodocus que ese mismo año se acaba de reconstruir y del que, por deseo del magnate Andrew Carnegie, se remite copias a los principales museos del mundo, entre cuyos expertos estalla una polémica por la postura correcta del saurópodo.[6] En 1887 sugirió que los dinosaurios formaban en realidad dos grupos diferenciados por el cinturón pélvico: los saurisquios (carnívoros y brontosaurios), con cadera “de lagarto”, y los ornistiquios (iguanodontes y hadrosaurios, ceratópsidos, anquilosaurios y estegosaurios), con cadera “de ave”.[7] Vril (1871, E. Bulwer-Lytton), Swallowed by an earthquake (1894, E. Douglas Fawcett), En las profundidades de Kyamo (1896, J.H. Rosny), Profesor Antediluvious (1898, E.Majewski), El monstruo del lago LaMetrie (1899, W.A.Curtis) o El lagarto (1898) de C. J. Cutcliffe Hyne (v.nota 3).[8] Con la serie de 60 láminas Animales del mundo primitivo (incluyendo iguanodón, arqueopteryx, hadrosaurio o gigantosaurio). También ilustrará sus artículos en Die Gartenlaube o las obras El libro de los animales de Bölsche (1908) y Migraciones de los animales en el mundo primitivo (1914).[9] “Era exactamente como un ictiosaurio joven, de unos 120 cms. de largo, cuello y cola delgados, y cuatro aletas laterales bien marcadas. El barco le había dejado atrás antes de que pudiéramos llamar a cualquier otro observador.” Doyle, A.C. (1924) Memories and adventures. London: Hodder&Stoughton.[10] Las figuras se dibujan sobre hojas de celuloide sin que sea necesario repetir el fondo en cada escena, como debió hacer McCay, ayudado por John A.Fitzsimmons. Patentado en diciembre de 1914 por Earl Hud, fue ideado en 1912 por el alemán J.Pinschewer, pero la Guerra impidió su difusión en Europa.[11] “¿Recuerdan Gertie, el dinosaurio?... La primera comedia animada jamás realizada. La vi en un nickelodeon cuando tenía catorce años. Cabalgaré en un dibujo animado” -traducción propia-. Crafton, D. (1993) Before Mickey: The Animated Film. University of Chicago.[12] Morpheus Mike (1915), R.F.D.10.000 B.C. y Prehistoric poltry (1916), Birds of a flivver y Curious pets of our ancestors (1917), The ghost of slumber mountain (1918), Along the moonbeam trail (1920) o Creation (1931) y, tras King Kong, El rey de los monstruos (1955, de Godzilla), The beast of hollow mountain (1956) junto a Edward Nassour (1911-62), que animó a los de Lost continent (1951), y The giant Behemoth (1959), con Jack Rabin.[13] Seguirán, entre otras, las de Irwin Allen (1960), Timothy Bond (1992), Bob Keen (1998) o Stuart Orme (2001) y en cómic Osamu Tezuka (1948), Miguel Rosse-lló (1965) o J.M.González/J.García (1982, Joyas literarias juveniles #257).[14] Ray Bradbury y Ray Harryhausen se aficionaron a la ciencia-ficción al ver la película y en 1939 se unieron al club de fans del género que fundó en Los Ángeles Forrest J.Ackerman, que adquirió algunos dinosaurios del filme.

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