Revista Salud y Bienestar

Importante avance para el uso de células madre en la “reparación” del corazón infartado

Por Fat
Importante avance para el uso de células madre en la “reparación” del corazón infartado
La terapia con células madre de médula ósea ha demostrado mejorar la función ventricular, la calidad de vida y la supervivencia en pacientes con insuficiencia cardíaca crónica, según los resultados del estudio científico STAR-Heart realizado por el Profesor Bodo Strauer (Departamento de Cardiología, Universidad de Düsseldorf, Alemania), presentado el 29 de agosto en la Sesión Principal del Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cardiología, el evento más importante de esta especialidad en el mundo, con más de 30.000 asistentes, celebrado en Estocolmo.
El estudio contribuye a dar respuesta a una de las incógnitas más importantes existentes en este momento en relación con este tipo de tratamientos: el impacto de las células progenitoras adultas en el funcionamiento cardiaco y en la calidad de vida y supervivencia a largo plazo de los enfermos con insuficiencia cardíaca crónica debida a un infarto de miocardio extenso.
En el STAR-TRIAL participaron 391 pacientes con insuficiencia cardíaca crónica producida por un infarto que había ocurrido un promedio de 8 años antes de ser incluidos en el estudio. Todos ellos tenían un perfil de riesgo muy elevado, con síntomas muy limitantes de su calidad de vida y evidencia de dilatación importante del corazón y deterioro también muy marcado de la función de bomba. De estos casi 400 pacientes, 191 pacientes fueron tratados entre 2003 y 2005 mediante el tratamiento farmacológico óptimo más inyección en el corazón de células progenitoras de su propia médula ósea. El grupo control consistió en 200 pacientes con características idénticas, que recibieron el tratamiento estándar óptimo, pero que no fueron tratados con terapia de células madre.
Las células de médula ósea fueron tomadas del hueso de la cadera de los pacientes y posteriormente se inyectaron en el corazón a través de la arteria coronaria relacionada con el infarto causante del problema, utilizando una técnica similar a la que se usa para la realización de angioplastias coronarias e implantación de stents. Ningún paciente tuvo problemas durante la intervención ni se observaron efectos secundarios durante el seguimiento.
Todos los pacientes fueron evaluados exhaustivamente y comparados antes de la intervención, a los 3 meses, a los 12 meses y a los 60 meses.
Entre tres meses y cinco años después de la terapia de células de médula ósea, se produjo una mejora significativa de la función y el tamaño del corazón, de la capacidad de ejercicio y de los síntomas de insuficiencia cardiaca. Los efectos beneficiosos de la terapia de células de médula ósea observados durante los tres primeros meses se mantuvieron en los 12 a 60 meses siguientes mientras que en el grupo control hubo un deterioro de los resultados del ventrículo izquierdo.
Es importante destacar que hubo una disminución significativa de la mortalidad a largo plazo en los pacientes tratados con células madre, comparados con el grupo control. En los primeros la tasa de mortalidad fue del 0,75% anual, mientras que en los segundos ascendió hasta el 3,68% por año.
El Prof Strauer ha comentado que “los tratamientos convencionales en estos casos no corrigen la causa subyacente como es la pérdida de tejido miocárdico funcional y por eso son necesarias las estrategias encaminadas a la regeneración y la reparación de los tejidos.”
El Profesor Francisco Fernández-Avilés, Jefe del Departamento de Cardiología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y Coordinador de la Red de Investigación Cardiovascular (RECAVA), fue designado por la Sociedad Europea de Cardiología para discutir ante la audiencia los resultados del estudio (Hot Line). En su presentación destacó la necesidad de profundizar en la investigación sobre este tema antes de establecer la utilización rutinaria de esta terapia y subrayó la gran relevancia del estudio STAR-HEART en este sentido. En su opinión, este estudio constituye una aportación de la máxima relevancia. Primero, por la metodología con la que se ha realizado el estudio, ya que es en el que más pacientes se han incluido y el único en este tipo de enfermos con un seguimiento tan largo (5 años). Y segundo por los resultados, ya que sugieren por primera vez que, de una forma segura y relativamente sencilla en manos expertas, la administración de células madre derivadas de la médula ósea en el área infartada tiene un efecto favorable sobre la calidad de vida de estos pacientes y pueden prolongar su supervivencia a través de un impacto muy positivo sobre el tamaño y el funcionamiento del corazón.
Es importante recordar que la insuficiencia cardiaca es el principal problema de salud de la sociedad moderna por su elevada mortalidad, su enorme impacto sobre la calidad de vida y un consumo elevadísimo de recursos sanitarios.

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