Revista Ciencia

Impureza y suciedad, la química asume sus pecados

Publicado el 05 mayo 2013 por Joseleg

Impureza y suciedad, la química asume sus pecados
La imagen pública de la química a lo largo de la historia El laboratorio de química y su representación social La alquimia y los venenos La química y la ilustración La época dorada de la química: el poder de Alemania La fisicalización de la química Impureza y suciedad, la química asume sus pecados Impureza y suciedad, la química asume sus pecados
Con la quinta revolución química llegó el momento de las culpas. Como ya se dijo antes, la química “agazapada”, coloni­zada, impura y sucia se volvió un peligro planetario “Por ello, otra idea que tanto los químicos como la industria y los libros de texto deberían extender socialmente es la de riesgo, que en el contexto de la química se define matemáticamente como riesgo = peligro × exposición".
Por peligro se entiende la capacidad inherente de una sustancia química de causar un efecto adverso y exposición se refiere al nivel de la sustancia en el aire, el agua o la comida o también la dosis de una medicina o droga específica (Timberell, 2005)”.
Muchos departamentos y facultades de química e industrias químicas cambiaron de nombre, eliminando precisamente la palabra química y/o agregando el de biología.
En los Estados Unidos Harvard fue de los primeros seguido por Cornell, donde mu­chos de los nuevos investigadores, en recambio de la primera nutrida y jubilada generación de químicos que ingresaron a las universidades después de la Segunda Guerra Mundial, fue­ron desplazándose hacia temas bioquímicos. La química pasó a ser una de las ciencias biológicas.
Perdió, tal vez, su frágil identidad y el sentido épico que la caracterizaba un siglo antes. Ésa es una de las dos caras de la química-Jano “Nye (1993) reconoce otras dos caras de la química: la filosófica, de la universidad, y la práctica, del laboratorio. Por su parte, Ben­saude –Vincent (2008) indica: sirviente modesto y arrogante crea­dor.
Más allá de las precisiones, lo que nos queda claro a muchos  es su carácter dual. Por su parte, Talanquer (2009), un poco a bro­ma, nos habla de “cuatro personalidades” de la química: del aná­lisis o “La Psicóloga”; de la síntesis o “La Artista”; de la transforma­ción o “La Revolucionaria”, y del modelaje o “La Soñadora””,agaza­pada, subordinada y útil, sin olvidar los enormes beneficios económicos derivados de la preparación de nuevos materiales, que se usan mundialmente.
El capitalismo es global y prácti­camente ninguno de los 7000millones de seres humanos que habitamos el planeta está fuera de su influencia “Para algunos historiadores el invento más importante en la his­toria de la humanidad se llevó a cabo durante la tercera revolu­ción química. La síntesis y producción industrial del amoniaco por los alemanes F. Haber y C. Bosch le permite comer hoy a más de la mitad de sus integrantes (Smil, 2001)”, como tampoco de la de la química. Por otro lado, parece que llegó lo que se anunciaba en la primera revolución, la responsabilidad.
La química ambien­tal, al menos en su discurso, se asume finalmente responsable de sus actos. Socialmente promueve un código de conducta (ACS, 1994-2007), ayuda a diseñar leyes relacionadas con la contaminación y el manejo de materiales peligrosos, tímida­mente cambia sus programas de estudio al incorporar temas relacionados con la historia, la filosofía y la sociedad (Chami­zo, 2001) en pocas palabras se maquilla de “verde”.
En una sociedad caracterizada por el riesgo (Sjöström, 2007) el cono­cimiento es fundamental, pero no un conocimiento exclusi­vamente endógeno “En términos estrictamente químicos, recientemente P.
Ball (2006) publicó algunas de las preguntas que los químicos profe­sionales están intentando resolver en este periodo postrevolucio­nario: ¿Cómo diseñar moléculas con funcionamiento estático y dinámico específico? ¿Cuáles son las bases químicas del pensa­miento y la memoria? ¿Cómo podemos explorar todas las posi­bles permutaciones de todos los elementos?”,sino aquel que acepta su lugar en el mundo y participa activamente en la búsqueda de soluciones. Hace más de un siglo el filósofo francés Jean M. Guyau lo dijo así (Savater, 1990, p. 138):
Quizá nuestra tierra, quizá la humanidad lleguen también a una meta ignorada que se habrán creado para sí mismas. Ningu­na mano nos dirige, ningún ojo ve en nuestro lugar; el timón se ha roto hace ya mucho tiempo o, mejor, nunca ha existido: está aún por hacer. Es una gran tarea y es nuestra tarea. PRINCIPAL REGRESAR

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