Revista Cultura y Ocio

Incomprensible entusiasmo al estallar la I Guerra Mundial

Por Pedro
La necesidad de justificar el enorme gasto de armamento hizo que la propaganda oficial, ayudada por la prensa, fuera creando entre la población una psicosis de guerra. Además, muchos gobiernos fomentaron un fuerte patriotismo frente al enemigo con el propósito de acallar sus propios problemas políticos y sociales. La guerra se fue presentando como un hecho inevitable para el que había que estar preparados y unidos ("unión sagrada").
Así que, cuando estalló la Guerra, una parte de la población salió a la calle para celebrarlo; por fin, podían dar un buen escarmiento al enemigo.

Incomprensible entusiasmo al estallar la I Guerra Mundial

FUENTE: "La Aventura de la Historia"

La imagen, tomada en Berlín, es bien significativa. Como también lo son las palabras del filósofo B. Russel describiendo la situación en Londres:
“Durante los calurosos días de finales de julio, yo estaba en Cambridge, discutiendo la situación con todo el mundo. Consideraba imposible creer que Europa estuviese tan loca como para precipitarse a la guerra, pero yo estaba convencido de que, si llegaba a haber guerra, Inglaterra se vería involucrada. Yo deseaba vivamente que Inglaterra permaneciera neutral, para lo que recogí firmas de un amplio número de profesores y compañeros para una declaración que, a tal efecto, apareció en el Manchester Guardian. El día que la guerra fue declarada, casi todos ellos cambiaron de pensar. Eché la tarde paseando por las calles, especialmente en las cercanías de Trafalgar Square, observando a un entusiasmado gentío que me hacía a mí mismo sensible a tales emociones. (...) Yo había supuesto ingenuamente lo que la mayoría de los pacifistas afirmaban: que las guerras eran una imposición de gobiernos despóticos y maquiavélicos sobre una población que las rechazaba. (...)” (Autobiografía)


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