Revista Psicología

Indefensión aprendida

Por Oscar Saura Bardaji @sauraoscar

A lo largo de los años de estudio de la psicología, una de las cosas que más me ha llamado la atención es que una persona pueda aprender a no tener esperanza en controlar la situación aversiva en la que se encuentra.  Dicho en otras palabras, la persona aprende a no responder ante una situación negativa o de sufrimiento para ella. Este fenómeno se conoce como indefensión aprendida y fue estudiado por Seligman en 1975.

Indefensión aprendida

Tras aplicarles descargas al azar e inevitables, los perros experimentaron indefensión

En 1975, los psicólogos Mark Seligman y Steve Maier, llevaron a cabo un experimento con 2 grupos de perros que llamaremos grupo 1 y grupo 2. A los perros del grupo 1 se les  aplicaron descargas eléctricas que podían terminar cuando los perros presionaban una palanca con el ocico. Los perros del grupo 2 también recibían una descarga eléctrica pero esta no cesaba al activar la palanca. Para este grupo las descargas llegaban al azar y eran inevitables. Posteriormente los perros fueron colocados en una caja de la que podían salir fácilmente. Al aplicar de nuevo la descarga los perros del grupo 1 salieron de la caja mientras que los perros del grupo 2 no salieron, simplemente aceptaron la situación. Los perros asumieron que no podían hacer nada para evitar las descargas lo que les causó “indefensión aprendida” y terminaron mostrando síntomas de depresión clínica.

El aprendizaje de que las descargas no están relacionadas con su conducta y que no pueden hacer nada para controlarlas es lo que lleva a los perros del grupo 2 a una reducción de su motivación para llevar a cabo una conducta instrumental que les permita evitar la situación de la misma forma que lo han hecho los perros del grupo 1 (saliendo de la caja).

En seres humanos, la pérdida percibida de control sobre el ambiente o la expectativa de incontrolabilidad nos produce indefensión aprendida llevándonos a una reacción depresiva. Es importante recalcar que la pérdida percibida es algo subjetivo que depende de la interpretación personal de cada uno por lo que la pérdida puede ser real o no (en la mayoría de los casos no es real).

La indefensión aprendida en las personas se da cuando esa falta de control se atribuye a factores internos (la culpa de la situación negativa es de uno mismo), factores estables (incontrolabilidad de situaciones futuras, lo que extiende la indefensión en el tiempo) y factores globales (incontrolabilidad de otras situaciones). Estos tres parámetros son subjetivos, es decir, dependen de la interpretación que cada uno haga de ellos y normalmente no dependen de hechos objetivos.

Entre los efectos de la indefensión aprendida encontramos pasividad, dificultad para aprender respuestas que producen mejora, pérdida de peso, pérdida de apetito, déficit sexual y social, reducción de la norepinefrina (neurotransmisor implicado en las respuesta de lucha y huida), reducción de la acetilcolina (la reducción de este neurotransmisor provoca desorientación, confusión, debilidad muscular y fatiga), estrés y úlceras.

Quizá uno de los ejemplos más llamativos de indefensión aprendida se dió en los campos de concentración nazis de la II Guerra Mundial. Este video de 5 minutos de duración explica este concepto usando imágenes de la película La lista de Schindler (1993).

A modo de resumen se puede decir que la Indefensión aprendida es una condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso y que cualquier cosa que haga es inútil. Como resultado, permanece pasivo frente a una situación displacentera o dañina, incluso cuando dispone de la posibilidad real de cambiar esta circunstancia.

Por tanto, ¿crees que la indefensión aprendida se puede inducir?. La respuesta es SI y además es relativamente sencillo como se puede comprobar en el siguiente video.

El fenómeno de la indefensión aprendida ha despertado mucho interés desde su formulación en 1975 y se ha extendido su uso en campos de prisioneros, en torturas y todo tipo de aplicaciones de dudosa legalidad. Sin embargo no solo está presente en situaciones lejanas y ajenas a nosotros. Imaginemos un niño que sufre abuso en el colegio y tras aplicar de forma fallida una serie de estrategias para dejar de ser el blanco de los abusos llega a la conclusión de que el esfuerzo no merece la pena y aprende a resignarse ante esos abusos y aceptarlos como parte de su día a día sin resistirse. O una mujer que ha sido sometida a constantes malos tratos por parte de su pareja, terminando por aceptarlo y resignarse. Hay multitud de situaciones del día a día en las que está presente este fenómeno.

Quizá pienses que la indefensión aprendida es algo lejano y que no te va a afectar, quizá sea cierto pero voy a explicar una situación que seguro que conoces pero no imaginabas que te afecta directamente. Los gobiernos de todos los países suelen usar este fenómeno como forma eficaz de mantener a la gente pasiva y anular la respuesta social. Para lograr esto se  repiten sin cesar consignas del tipo “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “hemos hecho, lo que teníamos que hacer”, “no había otra salida”, “es duro pero había que hacerlo”, “si no tomábamos medidas el país se hundía”,… estos mensajes repetidos una y otra vez durante años logran que la población los interiorice. Una vez interiorizados las propias víctimas se autoinculpen de la situación y acepten el castigo como algo justo anulando su capacidad de reacción igual que les ocurría  los judíos en los campos de concentración nazis de la II Guerra Mundial. De esta forma se consigue que el statu quo  no se cuestione lo que desde la psicología social explica, en parte, el apoyo a regímenes corruptos e injustos. Cuando somos parte de un sistema del que no podemos salir tendemos a adaptarnos e incluso buscamos argumentos para defenderlo esto se conoce como “la inescapabilidad del sistema” y el grado de justificación que le demos al sistema dependerá de lo atrapados que estemos en él.

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BIBLIOGRAFIA:

Belloch, Amparo; Sandín, Bonifacio y Ramos, Francisco (2008). Manual de psicopatología. Volumen II. Madrid: McGrawHill.

Domjan, Michael (2008). Principios de aprendizaje y conducta. Madrid: Paraninfo.

Gaviria Stewart, Elena; Cuadrado Guirado, Isabel y López Sáez, Mercedes (2009). Introducción a la psicología social. Madrid: Sanz y Torres


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