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Infiniti Red Bull Racing y la Fórmula 1 hicieron rugir el Zócalo de la Ciudad de México

Publicado el 28 junio 2015 por Eliasarriazola @EliasArriazola

Corrían ya las once de la mañana cuando por fin las voces del micrófono anunciaron el arranque del primer piloto. Todas las manos se alzaron sosteniendo un celular, listo para disparar la foto o comenzar a grabar el video. Entonces de un rincón del Zócalo comenzó a escucharse el rugido. Después en otra esquina.

Todos junto a mí voltearon hacia la dirección de donde venía el ruido, como si sintieran la presencia de un monstruo, sin saber en qué momento atacaría. Entonces el rugido se hizo continuo, y frente a mí apareció el RB7 de Infiniti Red Bull Racing, el auto de Fórmula 1 que hizo su exhibición la mañana de este sábado en el corazón de la capital mexicana.

La fila para entrar a la Plaza de la Constitución había comenzado a formarse desde pasadas las siete de la mañana, y aunque el cielo gris amenazaba con un mal clima para la demostración de los pilotos Daniel Ricciardo y Carlos Sainz Jr., las carpas de Red Bull, Renault, Hisense y otros patrocinadores recibieron a los aficionados mexicanos, que tendremos la Fórmula 1 otra vez en nuestro país después de dos décadas.

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Foto: Elias Arriazola

Aunque eran las nueve de la mañana cuando llegamos al centro, sólo un puñado de personas atravesamos el comúnmente caótico cruce del Eje Central y Juárez, justo al pie de la Torre Latinoamericana. Varios aficionados con ropa de la escudería de Red Bull apresuraban el paso, con la esperanza de alcanzar un lugar en las gradas que para esa hora ya estaban abarrotadas.

En una pequeña pista de carreras instalada por Pepe Jeans, varios niños esperaban pacientemente a que les dieran el banderazo de salida. Pero de repente uno de ellos habló con uno de los organizadores, su padre se acercó, lo levantó del minúsculo vehículo de tres ruedas, y ambos se retiraron de la pista.

Uno de los pequeños aprovechó la distracción, y pisó el acelerador. El impaciente niño perdería el control del bólido en la tercera vuelta y se quedaría girando en el pavimento, pero ya había logrado su cometido: la carrera oficialmente había comenzado, con todos los competidores desprevenidos por el temprano arranque.

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Foto: Elias Arriazola

Mientras tanto, en otro punto de la plancha del Zócalo, varios miembros del equipo de Renault lanzaban banderas, gorras e incluso paraguas a los asistentes, que corrían de un lado a otro para alcanzar cualquier artículo que les regalaran.

Un señor veía la acción desde el hueco sobre la cara de Ricciardo, en una impresión tamaño gigante de la revista The Red Bulletin. A pesar de que estaba parado sobre dos frágiles y tambaleantes cajas de cartón, su rostro reflejaba la felicidad de tomarse su foto con el cuerpo del piloto de Fórmula 1.

Infiniti Red Bull Racing y la Fórmula 1 hicieron rugir el Zócalo de la Ciudad de México
Infiniti Red Bull Racing y la Fórmula 1 hicieron rugir el Zócalo de la Ciudad de México
Infiniti Red Bull Racing y la Fórmula 1 hicieron rugir el Zócalo de la Ciudad de México
Infiniti Red Bull Racing y la Fórmula 1 hicieron rugir el Zócalo de la Ciudad de México
Infiniti Red Bull Racing y la Fórmula 1 hicieron rugir el Zócalo de la Ciudad de México

Fue entonces cuando comenzó el verdadero espectáculo, con autos clásicos de Renault y otros de la línea actual. Un pequeño aperitivo antes de ver el monoplaza quemar sus llantas sobre el cuadro que rodea la plancha del Zócalo.

Primero Sainz y después Ricciardo, deleitaron a los presentes, que nunca atinaron a aplaudir. La impresión había sido tan grande que todos se habían quedado mudos. El ruido que retumbaba sobre los muros del Palacio Nacional y la Catedral era algo nuevo para muchos.

Mientras un niño lloraba y jalaba a su padre porque quería seguir participando en las mini carreras en vez de ver al RB7 en acción, un abuelo cargaba a su nieto. Muchas arrugas y canas diferenciaban a uno del otro, pero el rostro infantil de los dos al ver el auto en acción los convirtió en niños de la misma edad por un momento.

Fue así, después de varias vueltas, gritos de asombro y aplausos terminó el show que organizó la escudería Infiniti Red Bull Racing en la Ciudad de México.

Aunque la acción fue corta, dejó satisfechos a todos los que se congregaron en el centro de la capital, y sirvió sólo como calentamiento para lo que será el Gran Premio de la Ciudad de México, del 30 de octubre al 1 de noviembre.

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Imagen: Infiniti Red Bull Racing

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