Revista Cultura y Ocio

Inflación en la Europa de principios del siglo XX

Publicado el 30 octubre 2018 por Academiacruellas

Acabada la I Guerra Mundial, Europa se sitúa en la inestabilidad política y económica ya que la guerra ha hecho estragos. En primer lugar, ha habido una gran cantidad de vidas humanas perdidas (se habla de más de ocho millones de personas). Esto desequilibró el equilibrio demográfico de la sociedad. Otro aspecto a considerar son los refugiados, especialmente importantes en la Europa oriental. Además, todas las monedas europeas sufrieron una fuerte devaluación, lo que llevó a la inflación. El caso extremo fue Alemania donde la inflación se convirtió en algo explosivo. Los principales afectados de la devaluación de las monedas fueron las clases medias, cuyos ahorros fueron casi anulados. Pero además, la guerra cambió las mentalidades de millones de personas. Por ejemplo, las mujeres. A través de su trabajo en las fábricas abandonaron la marginalidad y la subordinación a las que las obligaba el trabajo doméstico, y empezaron a tomar conciencia de sus derechos y a obtener ciertos reconocimientos. El derecho del voto femenino fue reconocido en Inglaterra, Alemania, Alemania. En cambio continuó estando prohibido en Francia, Bélgica, Italia, Rumania, etc.

Ahora bien, las tensiones políticas europeas fueron enormes y muchas veces se saldaron con atentados políticos: Rosa Luxemburg, Eisner, Erzberger, etc en Alemania; Matteotti en Italia; etc. Podríamos decir que la práctica de la violencia se convirtió en una forma “normal” de la lucha política, cuya forma extrema era el terror, ya fuera es “rojo” o “blanco”. Pero es que además, la lucha política tradicional se impregnaba de radicalización. Si centramos nuestra mirada en la inflación vemos que fue principalmente en Europa oriental y en Alemania donde esta se desató. En Europa oriental la quiebra económica fue mayor debido al desmantelamiento del antiguo Imperio austrohúngaro. Una amplia zona de librecambio acababa de deshacerse en detrimento de los intercambios entre los países nacientes. Los nacionalismos hicieron el resto al encerrar a cada país tras sus barreras aduaneras y al intentar crear y desarrollar nuevas industrias. Checoslovaquia conservaba parte de las antiguas industrias austríacas paro no tenía una población suficientemente importante para absorber su producción.

Las economías de Europa central y del Sudeste se encerraron tras las prohibiciones y los derechos aduaneros, paralizando los intercambios exteriores gracias a los que habrían podido desarrollarse. Las consecuencias fueron desastrosas ya que estos países no eran viables. Austria fue incapaz de equilibrar su presupuesto y su balanza de pagos y tuvo que pedir ayuda después de que su moneda hubiese perdido la casi totalidad de su valor en el mercado de divisas. Hungría también tuvo que pedir ayuda ya que su moneda se hundió. Esto fue acompañado por una grave inflación de precios. En Austria los precios se multiplicaron por catorce mil con respecto al nivel de preguerra; en Hungría por 23.000; en Polonia por 2.500.000 y en Rusia por 4.000 millones. Ahora bien, el caso más grave fue Alemania ya que sus precios se multiplicaron por 1 billón entre 1914 y 1923.

La hiperinflación alemana se desarrolla en dos tiempos: en primer lugar el alza del curso de las divisas es más rápido que el alza de los precios; luego el alza de precios es mayor pero las monedas extranjeras (libra, dólar, franco) sustituyen ya al marco como medio de pago interior. Durante este periodo y hasta comienzos de 1923 la producción alemana aumenta. A partir de este momento el gobierno alemán pone en marcha un plan de estabilización que conduce a la creación del Rentenbank y del Rentenmark. El rentenmark es una moneda garantizada por la riqueza nacional, dotada de curso legal y con el mismo valor que el marco-oro de preguerra. Un rentenmark se cambia contra 1 billón de marcos-papel. La operación es un éxito ya que se consigue restablecer la confianza en la moneda alemana. En 1924 el gobierno alemán consigue un préstamo internacional que marcará un punto de inflexión ya que señala el punto de partida de una corriente de entrada de capitales extranjeros. Este préstamos está ligado a al cuestión de la reparaciones de guerra. Si recordamos un poco, la Comisión de las Reparaciones creada por el tratado de Versalles estimó en 6.600 millones de libras esterlinas los daños de guerra que Alemania tenía que pagar a los países devastados. El gobierno francés contaba con estas reparaciones para reconstruir las regiones destruidas y equilibrar el presupuesto. Cuando resultó evidente que Alemania no podía pagar debido a la hiperinflación, Francia volvió a ocupar el Ruhr. Una Comisión presidida por Dawes estimó que Alemania tenía que pagar de 50 a 150 millones de libras esterlinas anuales durante un periodo indeterminado. El primer pago debía facilitarse con un préstamo internacional de 40 millones de libras.

Los capitales privados, sobre todo anglosajones, empezaron a entrar a Alemania y ayudaron a reconstruir su potencia productiva. El plan Dawes fue aplicado en condiciones satisfactorias. Durante cinco años, Alemania cumplió puntualmente sus obligaciones y la transferencia de anualidades se efectuó sin dificultades. Ahora bien, esto se debía al hecho ya comentado anteriormente de la afluencia de capitales extranjeros al mercado alemán. Los medios financieros internacionales estimaban que Alemania se encontraba en buenas condiciones para reanudar su proceso de desarrollo económico. Las formas que adoptaron estas inversiones fueron los créditos abiertos a los bancos alemanes por bancos extranjeros, los empréstitos emitidos por los servicios públicos del Reich y por las ciudades alemanas, en el extranjero. En cinco años, el total de estas inversiones ascendió a 23.000 millones de marcos oro, según el Reichsbank. Ahora bien, en el mismo periodo, la suma total de los pagos alemanes por reparaciones apenas pasó de 7.500 millones. Esto nos explica la facilidad de las transferencias por reparaciones de guerra. Ahora bien ya Keynes en 1926 demostró la precariedad de este mecanismo ya que los Estados Unidos prestaban dinero a Alemania, Alemania transfería su equivalente a los aliados. Keynes se preguntaba “¿Cuánto tiempo puede durar este sistema”? Su respuesta. “La respuesta incumbe al capitalista americano”.

De hecho, en 1929 cuando estalló la crisis en Estados Unidos, las inversiones americanas cesaron, y el mecanismo de los pagos alemanes por reparaciones se paralizó inmediatamente después.


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