Revista Salud y Bienestar

Informe sobre los estudios publicados en las revistas médicas

Por Fat

Una revista científica, de prestigio, publica un estudio sobre las ventajas de un aparato ortopédico. Médicos y pacientes lo leen y confían en los datos de la investigación. ¿Cambiaría en algo que el autor del trabajo hubiera cobrado más de un millón de dólares de la compañía farmacéutica que fabrica el alabado dispositivo? Puede que sí, pero la mayoría de las veces, ni el lector ni la revista se enteran de esta relación.
Un equipo del Instituto de Medicina y Profesión (IMAP) de Nueva York (EEUU) ha analizado cómo informan las publicaciones médicas de los posibles conflictos de intereses de los autores de sus artículos. Y concluye, tras analizar los pagos realizados por cinco compañías ortopédicas (Biomet, DePuy Orthopedics, Smith & Nephew, Stryker y Zimmer), que existe bastante falta de transparencia al respecto, según cuentan en 'Archives of Internal Medicine'.
Estos investigadores analizaron los pagos realizados a médicos durante 2007 por estas firmas, que tenían los datos a disposición pública, y los compararon con lo que declaraban en sus trabajos quienes habían cobrado. En concreto, se centraron en 41 profesionales que se embolsaron más un millón de dólares (unos 760.000 euros) y luego publicaron sus investigaciones.
De estos 41 médicos, 32 firmaron un total de 151 artículos en revistas científicas a lo largo del periodo estudiado (2008-2009), de los cuales 95 sirvieron para el análisis. Menos de la mitad de las publicaciones en las que aparecían los trabajos (el 46%) revelaban una relación financiera entre el autor y el fabricante del aparato ortopédico. Y tan sólo siete de los estudios proporcionaba alguna información referente a la cantidad de dinero recibida por los firmantes, a pesar de que en el 55% de los casos, el tema del estudio estaba directamente relacionado con la compañía que había pagado.
En total, las cinco empresas estudiadas destinaron 248 millones de dólares (unos 190,5 millones de euros) a pagar a los profesionales médicos.
"Este hallazgo es bastante preocupante", reconoce David Rothman, presidente del IMAP, para quien "los artículos publicados constituyen la referencia que sirve de base a otros médicos, comités éticos, guías clínicas y pacientes para evaluar las opciones terapéuticas. Si no existe transparencia a la hora de revelar estos conflictos de intereses, es difícil poder confiar en dichas investigaciones".
Para el equipo del IMAP la culpa de que esta información no llegue al lector la tienen tanto los propios médicos como los editores de las revistas. "Por una parte, las publicaciones no solicitan las relaciones financieras de los investigadores y, cuando lo hacen, no comprueban que sea cierta. Se fían de los médicos. Por la otra, los propios investigadores pueden considerar que el dinero que han recibido de la compañía no es relevante o no ha influido en su trabajo", explica Rothman.
Aunque durante las pasadas dos décadas las revistas médicas han ido instaurando la norma de pedir a los investigadores que desvelen sus relaciones con las farmacéuticas, lo cierto es que esta información casi nunca llega al público. Y, cuando lo hace, da mucho que hablar. Lo sabe de primera mano la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recientemente reveló que cinco de sus asesores durante la gestión de la gripe A habían tenido relación con la industria. A pesar de que lo hizo como muestra de transparencia, casi generó más desconfianza.
Para evitar estas situaciones, la nueva reforma sanitaria del presidente de EEUU, Barack Obama, contempla que para 2013 todas las farmacéuticas y fabricantes de dispositivos médicos informen, por ley, de todos los pagos que hagan a los médicos y que sean superiores a 10 dólares.

**Publicado en "El Mundo"


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