La Casa Fahle es uno de los ejemplos característicos de la arquitectura establecida durante el reciente auge económico de Estonia. Es un edificio que desde un punto de vista arquitectónico es ambicioso, desde el punto de vista del desarrollo inmobiliario es un riesgo, y desde el punto de vista de la protección del patrimonio es polémica y despertó mucha curiosidad por parte del público.
Situada en una de las entradas principales a Tallin, entre el aeropuerto y el centro de la ciudad, la Casa Fahle es un foco de atención de los transeúntes. El edificio forma parte de una antigua fábrica de celulosa y papel de 1926, donde el edificio más destacado por altura y volumetría es la sala de calderas construida de piedra caliza, diseñada por el arquitecto Erich Jacoby.
La reconstrucción del complejo Casa Fahle incorpora negocios y varias funciones de servicio, desde salones de belleza a restaurantes. Simbólicamente, la función principal de la casa es proporcionar espacios residenciales, y para ello, se añadió una sección de seis niveles con departamentos sobre los muros de piedra caliza en la parte superior de la antigua sala de calderas.
El interior de la planta estaba destruida y durante la obra de reconstrucción se reorganizó la disposición de las divisiones interiores. Las oficinas y los espacios de servicio se encuentran principalmente en las salas históricas de la planta, y los departamentos de diferentes tamaños se encuentran dentro de la nueva sección con fachada de cristal, sobre el techo de la antigua sala de calderas. La adición se apoya en vigas de hormigón armado, que han sido escondidas entre las paredes de la sala de calderas, penetrando hasta el subsuelo.
Los arquitectos trataron de preservar y mostrar en el interior los detalles históricos, el muro y superficies de suelo, siempre que fué posible. Por ejemplo, las tolvas que fueron parcialmente conservadas, son parte de las oficinas y los departamentos de la cuarta planta. Estas tolvas eran embudos hechos de hormigón armado, que fueron utilizados para dirigir la madera hacia las gigantescas calderas. Estas calderas fueron destruidas, pero sus lugares están marcados mediante círculos en suelo y techo.
Situado a las puertas de Tallin, la Casa Fahle con su arquitectura bulliciosa, conceptualmente clara y consciente de sí misma, estimula los deseos de los transeúntes, los anima a imaginar la vida en este gran acuario verde con las mejores vistas de la capital. Es un entorno de vida moderna, elegante y con estilo, que está destinado para un cliente juvenil, en un ambiente que apoya y cultiva un nuevo estilo de vida urbana.
KOKO©
Fotografías: ©KOKO
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