Revista Economía

Irnos de la demencia.

Publicado el 03 abril 2020 por Torrens

La descomunal barbaridad del Tribunal Supremo amenazando a funcionarios de prisiones para evitar la libertad temporal y legal de los presos políticos es la gota que colma no el vaso sino el océano, que ya no deja a los catalanes decentes otra salida que la independencia, no por nacionalismo sino para salirnos cuanto antes del manicomio de locos peligrosos en que el franquismo ha convertido a España.

Aprovechando mis contactos en el Reino Unido he llevado a cabo una simple operación de derecho comparado y he explicado la barbaridad del Tribunal Supremo a dos abogados británicos para conocer su opinión. Su primera reacción fue de incredulidad, no se creían que en un país europeo se pudiese cometer tan enorme animalada sin que estallase un escándalo mayúsculo, y uno de ellos que sabe algo de castellano lo quiso comprobar en los periódicos antes de darlo por cierto.

Cuando superaron su incredulidad me dieron una opinión casi calcada uno del otro. En primer lugar tan enorme animalada en el TS británico es más que imposible, es total y absolutamente impensable, y si algún miembro de un Alto Tribunal se volviese loco (palabras textuales “should go crazy”) e hiciese una propuesta similar inmediatamente se le abriría un expediente para expulsarle cuanto antes, también añadieron que solo hacer una propuesta de algo similar en el Reino Unido sería considerado como delito grave, igual que en España el delito de prevaricación pero en España no se aplica a los afines al régimen..

La verdad es que cuando leí la noticia de la animalada del TS en el periódico yo tampoco lo podía creer, porque es totalmente impensable que en un estado de derecho un Alto Tribunal cometa tal intromisión en el funcionamiento de la burrocrácia defendiendo intereses políticos y puramente personales. Hace días que estoy dándole vueltas a que puede haber ocurrido en este país para haber alcanzado una situación totalmente alejada no solo de la democracia sino también, y sobre todo, del estado de derecho, y la única explicación es que a lo largo de los años el Opus Dei y el franquismo se han ido apropiando de los puntos claves de la política: la Justicia, la Administración Pública, etc. hasta el dominio total que permite responder a problemas como el conflicto con Catalunya diciendo y haciendo enormes barbaridades que aumentan continuamente el número y el peso del independentismo, me imagino hasta un punto en que interviene el ejército, con coronavirus o sin él, y el asunto se acaba en la forma que más gusta al franquismo: con un enorme montón de cadáveres.

En consecuencia, los Altos Tribunales no están compuestos por los mejores juristas del país sino por los más obedientes y leales que cumplen con eficacia y celeridad las ordenes recibidas.

El mero hecho de que fuera de Catalunya tal animalada no solo no ha provocado un escándalo ni grande, ni mediano ni pequeño, es una clara demostración de que los españoles ya no reaccionan ante nada, y menos todavía si se trata de algo que perjudica solo a Catalunya. Incluso algún mal nacido de la pocilga mediática ha expresado su satisfacción porque así se hace con los golpistas, porque en la casa de locos españoles los presos políticos catalanes que no cometieron golpe de estado alguno son los golpistas oficiales mientras que Abascal y VOX que llevan semanas pidiendo un golpe de estado cada día, son intocables. ¿Cómo no vamos a querer irnos cuanto antes?

Varios políticos catalanes han denunciado la barbaridad del TS en todas las instituciones europeas, y si esta vez, como en todas las muchas anteriores, la respuesta de Europa sigue siendo que se trata de un problema interno de España va a quedar más que claro que cuando el ejercito español entre en Catalunya no con equipos médicos sino con tanques, Europa no solo no se opondrá, sino que probablemente la OTAN dará apoyo a la masacre.

Por cierto. Hay muchas y variadas diferencias entre la Generalitat catalana y el gobierno central de las que pondré dos ejemplos. La conferencia de prensa que hacen cada día para informar sobre la lucha contra el virus, la composición de la de la Generalitat la forma la consejera portavoz, el consejero de interior y la consejera de sanidad, mientras la del gobierno central la forman tres militares, de los que uno arenga a lo franquista, como fijos y dos variables que hablan. El mensaje de la conferencia de prensa de la Generalitat es hacemos lo que podemos, pero todavía no hemos superado la pandemia, la del gobierno central es sobre lo fantásticamente bien que lo hacen y lo cerca que están del fin de la pandemia.

La segunda diferencia es el ministerio de Sanidad. El ministro de sanidad del gobierno central Salvador Illa a pesar de ser licenciado en filosofía y master de IESE es un gestor desastroso que ni tan solo sabe comprar material sanitario sin que le engañen. Probablemente Pedro Sánchez le puso en el ministerio porque no tenía contenido y todo estaba transferido a las CCAA, pero cuando llegó el coronavirus el primer gran error de una larga lista fue concentrar todas las decisiones bajo un inútil. En la Generalitat la consejera Alba Verges antes de aparecer el virus no hablaba casi nada lo que en un político siempre es de agradecer, y desde que llegó el maldito virus ha llevado a cabo una gran labor y ahora habla mucho explicándose muy bien, y cuando algún periodista hace alguna pregunta capciosa sabe contestar sin decir nada con cierto estilo. Hoy mismo en la conferencia de prensa diaria un periodista le ha preguntado por las duras críticas de la superexperta en demagogia de Ada Colau hacia la Generalitat por el asunto de las residencias de gente de edad y su respuesta ha sido sensacional y ejemplar, ha contestado que la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona colaboran estrechamente en la lucha contra el coronavirus y que diga lo que diga quien sea ella no está en absoluto dispuesta a entrar en polémicas por ese tema. Conclusión Alba Verges es una gran señora mientras Ada Colau…, pues eso lo absolutamente opuesto.


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