La Fundación FENISS, ha creado un sello conocido como ISSOP para distinguir a las empresas libres la obsolescencia programada y con productos sostenibles.
La obsolescencia programada es una agresiva práctica a la que recurren algunas empresas para maximizar sus ventas. El término fue acuñado en 1954 por el diseñador industrial estadounidense Brooks Stevens quien, para ese entonces, dictaría una charla de publicidad en Minneapolis y utilizó el término como título para su conferencia.
Consiste en planificar, fijar o programar de antemano la vida útil de un dispositivo o software para que, luego de un tiempo de uso preestablecido, deje de funcionar y tenga que ser reparado o, en algunos casos, reemplazados completamente. Es considerado una estafa en ciertos sectores que, al establecer deliberadamente una fecha de duración específica en productos que podrían durar mucho más, obligan a los consumidores a descartarlos y comprar nuevos productos que también tienen su fecha de caducidad planificada y así sucesivamente.
Existe toda una controversia al respecto, pues, en teoría un productor debería fabricar sus productos con la más alta calidad, para lograr mantener sus ventas y al menor costo posible para lograr que el negocio sea sostenible. Al ser necesarias las reducciones de costo para mantenerse competitivo, las empresas se ven obligadas a reducir sus costos en todas las fases de producción. Esto implica muchas veces, usar materia prima de menor calidad, pago de salarios bajos o tercerización de algunas fases de la producción. A esto se llama obsolescencia intrínseca.
Diferenciar esto de la obsolescencia programada es muy difícil, ya que las compañías alegan que el tiempo de vida útil de sus productos dependen directamente de la calidad de sus materiales, lo cual, en parte es cierto. Sin embargo, el uso de un tipo de material, o la adopción de algún tipo de tecnología, podría traducirse en mayor durabilidad para el producto, y los fabricantes, simplemente lo ignoran.
Obviamente, esto representa grandes ventajas para las empresas, quienes pueden seguir creando productos que fallarán al poco tiempo y obligarán a los consumidores a comprar nuevos, creando un círculo vicioso en el que solo la empresa sale beneficiada. Sin embargo, lejos de lo que esto pueda ocasionarle a tu bolsillo, se encuentra el problema de la basura.
Este tipo de prácticas representa un impacto fuerte al medio ambiente, ya que, aparte de ser necesario explotar más recursos naturales para crear productos que deberían durar mucho más tiempo, también contribuye a la acumulación de basura ya que cada dispositivo que descartas se convierte en desecho, pues éste ha dejado de funcionar y se vuelve inútil.
La Fundación Energía e Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada, es una fundación creada en Barcelona, España, con el objetivo de eliminar la obsolescencia programada, conservar los recursos naturales y fomentar un modelo económico basado en la sostenibilidad y respeto por el medio ambiente, enfocándose en la mejora de nuestra relación con el medio ambiente y nuestra calidad de vida.
En su búsqueda por el desarrollo de un modelo económico basado en la sostenibilidad y en armonía con el ambiente, han creado el sello de Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada o ISSOP, el cual pretende otorgar a los productos que no incurran en esta desleal práctica que afecta tanto a nuestro bolsillo como al medio ambiente.
Para recibirlo, el fabricante debe comprometerse con lo que ellos llaman el Decálogo Inequívoco Para La Obtención Del Sello ISSOP:
- Priorizar la compra de productos y la contratación de servicios que sean respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia programada, y si es fabricante de algún producto, fabricarlo sin obsolescencia programada. Utilizando preferiblemente producto local y el "Comercio Justo".
- Contribuir a la mejora energética y a la disminución de emisiones, con el objeto de reducir las huellas de carbono y ecológica corporativa.
- Realizar la correcta gestión de residuos.
- Promover la cultura del consumo social y ambientalmente responsable.
- Apostar por una responsabilidad ambiental y la preservación del Medio Ambiente local.
- Facilitar el acceso a la formación ambiental y de integración social.
- Evitar hacer uso de una publicidad engañosa o ambiental y socialmente irresponsable.
- Promover la igualdad e integración social.
- Facilitar la conciliación laboral, familiar y personal.
- Promover y difundir los compromisos adoptados hacia un modelo de gestión más sostenible y responsable. Incluir en sus contratos con terceros clausulas que impidan la corrupción.
Adherirse a estas premisas indica, no solo que el producto está libre de obsolescencia programada, sino también que el producto es amigable con el medio ambiente desde el inicio de su proceso de producción.
Estas iniciativas son cada vez más frecuentes a lo largo del mundo. Evidentemente estamos llegando a un punto en el que nuestras comodidades están afectando a nuestro único hogar sin ser necesario. Sin embargo, son fundaciones con poca fuerza, con un alcance bastante reducido. También depende de nosotros como consumidores finales apoyar a los productos que obtengan este tipo de certificaciones para que adquieran más y más fuerza. Probablemente a la vuelta de unos años, si todos colaboramos, podremos detener un poco la creciente montaña de basura que estamos generando anualmente.
Muchos estamos incluidos en el circulo vicioso de la obsolescencia programada, muchos no nos damos cuenta o muchos simplemente no lo aceptamos. Aquí les traigo un video que conseguí hace algunos años que explica de manera bastante gráfica y algo jocosa la obsolescencia programada usando unos simpáticos robots.
¿Estás inmerso en la obsolescencia programada? ¿Qué te parecen este tipo de iniciativas?
Fuente: FENISS
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