Revista Arte

ISSUU - OBITUARIO #13 by Obituario Magazine

Por Cgamez
ISSUU - OBITUARIO #13 by Obituario Magazine
En recuerdo a Kurt Cobain, donde encontraréis un relato dedicado a mi amigo Toni Campos por su novela: Prefiero arder. Es el que sigue.
LA MÁQUINA DE CAPTACIÓN SONORA DE ALMAS
Era la última parada en mi largo viaje. Cualquiera que se imaginara las razones de mi visita estaba equivocado. Yo venía en busca del alma del personaje. Algo que a los medios y al público parecía tenerlos sin cuidado. Algo que me había hecho detenerme en mi búsqueda por muchos años,  dejándolo a él en la última estación. La que ahora por fin visitaba. Se lo debía a Toni Campos, que se había dejado los cuernos en una novela para poder plasmar el sentimiento que entre sus contemporáneos había inspirado aquel muchacho mal peinado.
Las canciones son sobre conflictos en las relaciones, situaciones emotivas entre seres humanos.
Me dirigí silencioso hacia la habitación del motel que había reservado para la ocasión. Extrañamente, no se oían las distorsiones que habían hecho famosa a la ciudad en todo el mundo. Allí, en mi  deprimente habitáculo, imagine su cotidianidad antes de la fama mientras desenvolvía mi preciado tesoro de la maleta: LA MÁQUINA SONORA DE CAPTACIÓN DE ALMAS. Difícil iba a ser conseguir algún rastro de un tipo que había fallecido hacía una década. Pero tenía que intentarlo. Así que al día siguiente me levanté temprano y me fui a charlar con mi contacto. Se trataba nada menos que de Krist Novoselic.
—No creo que pueda serle muy útil –me dijo mientras ambos tomábamos café con huevos y bacon en la barra de un bar cercano a la antigua vivienda de mi objetivo.— Hace ya mucho tiempo y apenas si recuerdo cosas. Tan solo me queda esto.
Y en un lento movimiento arrastró algo extraño sobre la barra. Se trataba de una cosa tan inusual en estos tiempos como una cinta magnetofónica. Uno de esos artilugios desfasados con que los jóvenes escuchaban música allá en los noventa. Pero era algo más: la última maqueta que grabó Nirvana por puro entretenimiento.
Recuerdo sentirme avergonzado por alguna razón. Estaba avergonzado de mis padres. No podía mirar a la cara a algunos de mis amigos porque necesitaba desesperadamente tener la clásica familia: Madre, padre. Necesitaba esa seguridad, por lo que estuve resentido con mis padres por unos cuantos años a causa de eso.
Ni que decir tiene que salí corriendo hacia la habitación del motel después de despedirme apresurado de Novoselic. Tenía que probar mi MÁQUINA con ese artilugio auditivo, esa maqueta. Recuerdo que instalé toda la parafernalia que acompaña a la captación sonora sobre la cama del motel. Iluso de mí. Resultó un fracaso. No sabía que esas cintas magnetofónicas se llamaban así porque requerían de  algo llamado magnetófono. Un aparato tan complejo que necesitaba de un motor para hacer girar la verdadera cinta que se escondía dentro de la mal denominada cinta magnetofónica, y después  traducirla a sonidos a través de las señas magnéticas impresas en el artilugio.
Sabía que era diferente. Pensé que podía ser gay o algo así porque no me podía identificar con  ningún tío. A ninguno de ellos les gustaba el arte o la música, solo les gustaba pelear y follar. Esto fue hace muchos años pero me proporcionó este verdadero odio por el macho americano medio.
Tardé semanas en encontrar un aparato parecido. Ya me dirán. En Seattle esas cosas ya no están a la venta. Todo son mecanismos de la manzana o sus rivales para escuchar música como el que hace surf en la playa, de una forma suave y soft. Por suerte, dos días antes de mi vuelo de regreso encontré algo parecido en una tienda de artículos de segunda mano. Walkman me dijo el vendedor que lo habían llamado sus fabricantes. Me pareció una solemne estupidez ponerle el hombre que camina a un aparato que sirve para escuchar música. Para colmo, funcionaba con pilas antiguas.
Soy un tipo más feliz de lo que mucha gente piensa que soy.
El caso es que yo mismo me puse a caminar por la habitación del motel mientras probaba la cinta en el aparato. Estaba nervioso por lo que aquel objeto me pudiera revelar. Resultó un desastre. Aquel día descubrí que estaba empezando a quedarme sordo. Pero lo peor fue que nunca se me ocurrió  consultar el display de la MÁQUINA SONORA DE CAPTACIÓN DE ALMAS.

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