Revista Cultura y Ocio

Janucá VIII

Publicado el 02 noviembre 2011 por Zeuxis
Janucá VIII
Janucá VIIILa purificación del amor
§ 3. SEGUNDO HRÖNIR. Clave: La rama dorada y la elipsis 
Estaban ansiosas, tan pronto sonó el timbre para salir a descanso, Farath, Saday, Xanthia y Diana se abalanzaron sobre Isabella obligándola a bajar a toda velocidad las escaleras; atravesaron la cancha de voleibol, pasaron por el pasillo centelleantes sin siquiera saludar a la rectora y se sentaron detrás del sauce en la vieja rotonda de ladrillo. Allí, agazapadas entre la sombra y el resguardo que les ofrecía el árbol comenzaron a acosar a Isabella.  Las chicas observaron a Isabella con esa típica mirada inquisidora y persuasiva que tiene las amigas cuando buscan sacar cierta información esencial y amorosa de su compinche, a esta edad era natural que las jóvenes se sintieran extasiadas por temas románticos; claro está, en aquella época el romanticismo parecía advertir cierta mixtura entre lo salvaje primitivo y lo clásico caballeresco, además de conjugar ciertos valores postmodernistas que tenían que ver con una escala ya no social y de estatus moral o ético sino con una renombrada interpretación cooperativa de las fuerzas de atracción reguladas por el imán de las modas consumistas.El amor era un experimento que las adolescentes consagraban como ritual de autoconocimiento, de control sobre su poder seductor y de reflexión sobre el talento manipulador que podían tener sobre la conciencia masculina. De hecho no era amor lo que perseguían, ya que no lograban acomodar este concepto como un algo que pudiese estar más allá de la plataforma de lo paternal o lo egocéntrico. Para ellas el amor simplemente era una forma de considerar experiencias que les hablaran sobre el cuerpo, los sentimientos y las emociones. Estaban cerca pero la delgada y peligrosa línea que trazaban para no sentirse comprometidas las llevaba a arriesgarse en juegos donde no se tenía en cuenta el apoyo o la compañía sino el impulso por saber hasta donde podrían llegar ciertas experiencias. Y allí estaban, las cinco jóvenes más rebeldes de todo el femenino, símbolos y memes explícitos de seguimiento, tótems admirados por las más pequeñas y personajes envidiados por las más grandes.Farath era una chica gigante, robusta, de piel de bebé y ojos como dos luciérnagas, su cabello podía peinarse de la manera que se quisiera y su boca parecía escapar en besos a todo momento. Una chica risueña de voz gruesa que era admirada y temida por todas, Farath amaba consentir a sus amigas y podía ser capaz de llegar a  hacer cosas inconcebibles por defenderlas; debido a su corpulencia, solía sobresalir en todos los deportes y era capaz de enternecer a cualquiera con su risa-algarabía que provocaba cierta conmoción hipnótica. Siempre llevaba la jardinera corta y al saberse tan mujer parecía no importarle nada el hecho de que las demás chicas recelaran de su decisión de no usar una pantaloneta debajo, su descaro no tenía límites, algunas veces para burla de algunas amigas y humillación a aquellas que tenían ciertas inclinaciones de género, con desparpajo total las incomodaba seduciéndolas con el encanto de una entrepierna desnuda presta al ojo voyerista. Saday era una modelito de diez y seis años gallarda y encadelillante, su rostro sacado de un álbum de hadas dejaba estupefacto a todos los hombres, sobre su piel parecía florecer siempre una drusa fantástica de cuarzos que al menor contacto con la luz se encendía como si cada poro contuviera un reverbero diminuto. Sin embargo aquel cuerpo de mujer contenía todavía a una niña traviesa y cruel que mojigatamente sabía como realizar las travesuras más intensas. Reina de cuanta burla pudiese imaginarse, Saday siempre lucía una jardinera  impecable, el fervor por estar pulcra contrastaba con su silencio prudente y su sonrisa manipuladora, pero detrás de ese angelical comportamiento, estaba una criatura infantil que podía llegar a  caprichos impensables.Xanthia era la más madura del grupo, sus ojos verdes resplandecientes desentonaban por competo con su seriedad irresoluta, pero aquella apariencia escondía una mujer experimentada en cosas demasiados prematuras para la edad de una chica como ella, su equilibrada provocación parecía reflejar siempre  a una mujer trastornada por el deseo, pero esa máscara sólo era una coartada para no ser descubierta en sus juegos más negros y perversos; al tener la libertad que otras no tenían, era quien solía ofrecer la casa para las fiestas donde el alcohol y ciertas drogas no faltaban. Poco se sabía de Diana, la chica era la más rara del grupo y la más misteriosa, su gótica existencia parecía devenir de un silencio aterrador, a pesar de toda esta maquinaria comportamental, Diana tenía un lado normal, cotidiano que encantaba a todas las chicas, era tenazmente lucida y era capaz de dar con ideas impredecibles y planes asombrosos en segundos, su capacidad la hacía reina de las tretas y del consejo, parecía haber vivido mil vidas y parecía siempre tener la respuesta correcta a cualquier problemática. Desaliñanda, solía pasársela con un libro siempre debajo del brazo, a veces se le veía sola en el patio, consagrando un juego secreto con cierto cono de plata que nadie nunca se atrevió a manipular.Allí estaban las mejores amigas de Isabella, interrogándola como si fuese una criminal que debe ser presionada para que confiese.Una la amenazaba con una tortura de cosquillas, otra con denigrantes publicaciones de fotografías comprometedoras, también estaba el horrendo castigo de misiones imposibles  siendo la lazarilla de todo el grupo y por si fuera poco también tenia en su contra, que todas podían sobornarla con la publicación virtual de todos su secretos. Una cofradía que no consentía atributos, que no tenía la más mínima idea de la moral y la lealtad rodeaba en ese preciso momento contra el árbol a Isabella.Pronto no le quedo de otra sino declarar, las chicas quedaron hipnotizadas ante las palabras de Isabella y pronto todas querían tener un príncipe azul como Gustav.Isabella narró como había logrado huir de casa con ayuda de Nicté, la negra la tranquilizo acariciándole los pómulos y diciéndole que cualquier excusa se inventaría, que no dejara el amor a un lado por un castigo, tres cuadras más adelante, Isabela recordó sus gatos y esa costumbre funámbula de suicidas que tenían y pensó en regresar, pero algo que la jalaba con la fuerza de un imán invisible le hizo creer que podía llegar ir  a la tan ansiada cita y volver a casa antes de que su gatos comenzaran el carnaval.Con esta ilusión voluntaria llegó Isabella a la biblioteca hecha un manejo de nervios y sudor. Justo en el momento en que entraba en la biblioteca, una tormenta comenzó a arreciar sobre la ciudad y una punzada profunda le hizo gemir de dolor. El tatuaje en su dedo comenzó de pronto a brillar; para no despertar sospechas, subió hasta el piso de la sala de artes y humanidades y decidió esconderse por unos minutos en el baño, primero para amortiguar el dolor y ponerse un vendaje que le cubriera el resplandor y también porque era necesario arreglarse, quería verse encantadora. Este detalle se lo encubrió a sus amigas que se encontraban embelesadas figurándose en el aire la silueta de Gustav.― Apenas entré en la sala lo reconocí, se encontraba en el fondo. Es muy lindo, tiene una sonrisa espectacular, hablamos hasta que cerraron la biblioteca y después me llevó a caminar por la Candelaria, sabe mucho, me contó toda la historia de la fundación de la ciudad. Saben qué, tenemos que ir, allí en la Candelaria hay historias magníficas chicas, hay una casa donde un señor que era poeta y vivía enamorado de una vecina, una noche después de hacer una fiesta se pegó un tiro en todo el corazón; Gustav me contó que a veces en ciertas noches de luna llena se le puede observar deambulando frente a la casa de María Inés su enamorada. La pasé de maravilla, lastima no haber llevado mi cámara, me hubiese gustado tener unas fotografías. Al despedirse yo me encontraba muy nerviosa, él me llevó a un parque muy lindo que se llama el jardín de la independencia, allí se me acercó y me susurró algunas cosas al oído, yo quería besarlo, acariciarlo, pasar mis manos por su rostro, sentir su piel…― ¿lo besaste?― ¿besa rico?― ¿son suaves sus labios?― ¿cómo se despidió?― No. No lo besé, ni me besó,  más bien fue como un suspiro lo que nos dimos, acercamos nuestros labios y sentimos nuestro aliento tibio, fue algo maravilloso porque en el momento mismo en que me suspiraba sacó de su mochila una rama verde de muérdago, al instante se puso dorada, «este es nuestro sello de amor, cárgala siempre contigo, es la rama dorada, mientras esté contigo nada te pasará» luego se levantó y me dijo que tenía que marcharse, que pronto nos veríamos, me acompañó al taxi y por la ventanilla observé como se perdía por el callejón de la antigua “calle del volcán de las nieves”.― Que guache, debió besarte, debiste besarlo, al menos tendrás su número.― Se está haciendo el interesante amiga, la próxima vez, pórtate seria con él, así lo obligarás a que intente cosas nuevas contigo.― Mentiras, eso fue que no le gustaste, de todas maneras se comportó como todo un caballero, mejor es que lo olvides, esa clase de chicos son inalcanzables para nosotras.― Te dijo algo más sobre la rama dorada. Chicas por favor, necesito hablar a solas con Isabella.Un coro resentido comenzó a alejarse del dúo que gravemente se internaba en preguntas indescifrables a la sombra del sauce.  ― ¿por qué me preguntas eso?― la rama dorada es un elemento mágico que tiene propiedades especiales para propiciar la entrada a otras dimensiones, además es sagrada, quien la utiliza puede llegar a controlar el mundo, su poder se basa en producir lo semejante.― ¿lo qué?― Lo semejante, el oro produce oro, la rama dorada propicia el enriquecimiento y el fuego que son elementos alquímicos muy poderosos. Lo que no entiendo es ¿por qué Gustav te daría la rama dorada?, tú no la necesitas.― se te olvida que la rama también sella el amor puro.Quedó muda, sus manos dejaron de asir el cono que cayó rotundo sobre el suelo de ladrillo dejando un cráter minúsculo. Sabía que lo que acababa de escuchar era cierto, cualquier otra razón estaba de más, era un hecho que él la amaba, irremediablemente la amaba.― Tienes razón… de ahora en adelante cárgala siempre contigo…― no necesitas repetírmelo ― aseveró retadora.― No te pongas así, estás inmiscuida en algo muy grande que desconoces, tu eres demasiado importante para algunos de nosotros, no sabes muchas cosas de mi, pero no estoy aquí por mero capricho, soy tu guardiana Isabella, soy cómo él y hace mucho tiempo me fue dada la obligación de protegerte, como la rama dorada siempre estaré a tu lado, hay cosas que no puedes comprender muy bien pero poco a poco las irás entendiendo.Por los parlantes de cada pasillo comenzó a reproducirse la melodía de lon long ago de Yuriko Nakumara, el descanso  había terminado, era hora de volver a clase.

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