Revista Cultura y Ocio

Janucá VIII

Publicado el 10 diciembre 2011 por Zeuxis
La purificación del amorJanucá VIII
Janucá VIII
§ 10. NOVENO HRÖNIR.
Clave: la analepsis completiva y el bosón de Higss
Aquí fue dónde nos sentamos, yo tenía mi libreta y mis anteojos a un lado, ella sonreía pero no hablaba, alrededor había apenas una docena de lectores, pero nuestro rincón estaba sólo, yo le susurraba, no quería que nos llamaran la atención. Comencé explicándole sobre la situación en la que estaba, nuestro juego había ido demasiado lejos y era necesario, ahora, a juzgar por los acontecimientos, buscar un refugio lo más seguro posible mientras lograbamos zafarnos por completo de todo aquello que nos implicara con el asunto. 
Éramos, seguíamos siendo los poderosos, aunque ellos no estuvieran sabíamos que no corríamos peligro en la biblioteca. "Yo le dije que teníamos que acabar, esto estaba tomando dimensiones incontrolables, él no me escuchó", yo sabía que ella decía la verdad, algo sin embargo, había escapado a todo lo que habíamos considerado. Ahora necesitamos decidir como debía continuar todo, cuando puse mi mano sobre la suya, ella pareció sentir dolor, por qué sientes dolor, por qué te quejabas con tanta pesadumbre, hemos agotado todos los libros, todas las hipótesis posibles; aquí muchas veces con el resto de los chicos intentamos solucionar el bucle, ya están por cerrar y toda la tarde la hemos pasado examinado todos los libros, todos los manuales, no cabe duda, estamos a nuestra merced. 
El señor invisible había comerciado con ciertas reglas secretas y con otras prohibidas, todos caímos en su artilugio y poco a poco fuimos perdiendo la noción de toda realidad. Esta historia tardía comienza con los sobrevivientes, con los pocos que fuimos desperdigados en el mundo, a Isabella le fue duro reconocerse de nuevo, la conmoción del accidente fue tanta que su mente había llegado generar una especie de represión ante el pasado, para rellenar los huecos de su memoria nos fue necesario acudir al comité y comenzar a diseñar una propuesta. Ahora debes entender que tu eres la más importante de todas, sin ti, Marcial nos tendrá a su merced de por vida, en cambio contigo él es vulnerable, pierde ciertos atributos, necesitamos que de alguna forma, hoy, podamos perder, debes estar junto a él, nos decíamos como si de verdad creyéramos en esas palabras que más parecían una consolación que un plan metódico y firme, el único problema eran los días y su azar. 
Pero Marcial había ido contra todas nuestras aspiraciones, había modificado objetivos, había matado a muchos y había ocultado para siempre los tablones de esmeralda. Lo que íbamos a hacer nos convertía en herejes y en fugitivos pero debíamos hacerlo. Mataríamos por primera vez a quien no se podía matar. En un principio quisimos terminar con todo. En esta misma biblioteca nos reunimos contigo para visitarlo en su domicilio y decirle que era hora de darle fin a todo, pero el día que estuvimos frente a la puerta de su casa descubrimos que el contrato había sido una farsa, que jamás nos había dado datos reales y que hasta que no diéramos con él nuestras vidas jamás volvería a la normalidadYa que Marcial había roto con todo decidimos; tu fuiste la primera en votar por aquella anarquía, que lo mejor sería romper nosotros también con todas las reglas, aquí comenzamos. Aquí desapareciste por primera vez. Yo te di esta rama dorada, te la puse aquí y pareciera como si estuviéramos ahora mismo reviviendo aquella escena, estabas tan esplendente, tus poderes volvían. Pocos pudimos volver a  dormir, ahora todo era eterno y debíamos estar alertas siempre, aunque sabíamos que Marcial no estaba con ningún bando, teníamos claro que era a nosotros a quienes quería acabar primero. Nos convertimos en gansos y en las noches permanecíamos con un ojo abierto.Recuerdo que aquella tarde antes de salir de la biblioteca juramos con un beso buscar el misterio verdadero sobre el bosón de Higgs. Marcial había logrado escabullirse de nosotros gracias al manejo especializado que había logrado sobre los distintos campos de Higgs que determinaban la existencia de las diez dimensiones, si nosotros lográbamos controlar la masa con la que estaba hecho cada campo de Higgs, o sea, si lográbamos controlar el hilo que zurcía cada tela, cada bosón que hacía posible las dimensiones, podríamos entonces atraparlo en una entrada-salida de portales.Buscábamos un arma no primitiva, tampoco futurista, buscábamos el arma elemental.Ella tomó el taxi a las ocho horas y treinta y siete minutos de la noche, bajó por la antigua calle del volcán de las nieves y nunca más la volví a ver. Ninguno de nosotros.

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