Revista Viajes

Jasper, te sigo pensando

Por Verónica Marmolejo @tipsdeviajero
Jasper, Alberta, Canadá
Hay lugares que se quedan en la mente, pero hay otros que se incrustan en el pensamiento… en el corazón y no hay forma de sacarlos de ahí, ese fue el caso de Jasper, un pequeño poblado en Alberta, Canadá, hasta donde llegué para recorrer algunas de sus maravillas en una estancia de 3 noches y cuatro días, tiempo que definitivamente no fue suficiente, así que me queda pendiente regresar.
Jasper es un respiro de aire fresco con un poquito de frío, es un regalo de naturaleza, paz y tranquilidad. Andar por sus pocas calles y ver las montañas tan de cerca te deja sin aliento, pero luego te regresa el respiro con su aire puro; para después, quizá ponerte en alerta porque tienes frente a ti un enorme wapití, en plena banqueta, como me pasó a mí; en esa caso, no sabes si gritar, correr o quedarte quiero. Lo que hice fue caminar sin hacer mucho ruido y a paso rápido hasta quedar bien lejos de ellos. Vaya, que nunca olvidaré ese momento, definitivamente queda como un gran recuerdo.
Llegué casi de noche a Jasper, luego de un trayecto de más de 20 horas en The Canadian desde Vancouver, y lo primero que hice fue tener una magnifica cena en Tekarra Restaurant, un restaurante intimo, con unas vistas fabulosas y comida deliciosa. Sin duda, una de las mejores cenas de este viaje.
La noche llegó y el hospedaje durante mi estancia en Jasper fue en Tonquin Inn, un hotel agradable y cercano al centro del poblado, suficientemente cerca como para ir caminado. La habitación no era grande, pero sí agradable. Lo que puedo resaltar es el buen wifi y la ricura de amenidades que ofrecen. También tiene restaurante abierto los fines de semana en temporada baja y todos los días en temporada alta, lavandería y jacuzzi en el exterior.
Al día siguiente fui a vivir una gran experiencia con Maligne Rafting Adventures, rafting en Fraser River. Eso sí que fue emocionante, ir en aquellas aguas algo alborotadas, remando, saltando y con uno que otro grito, no lo olvidaré jamás. 
Y luego de tan emocionante mañana y obligado paseo por el pueblo en la tarde, la jornada terminó con una espectacular cena en Cavell’s Restaurant & Terrace, en el famosísimo hotel Fairmont Jasper.
Al día siguiente, muy temprano y en un día lluvioso, fui a 7 kilómetros del pueblo para subir en el Jasper Tramway. Lamentablemente la nevada no me permitió ver el espectacular paisaje que suele verse desde lo alto; sin embargo, si fue grandioso ver nieve en pleno mes de junio. El resto del día lo pasé en una tour que me llevó por Maligne Canyon, Maligne Lake, Medicine Lake y Spirit Island.
El último día en el adorable Jasper fue para visitar una de las grandes y obligadas atracciones del lugar, Athabasca Glacier. Y al regreso pudimos ver las Sunwapta Falls, cerrando el paseo con broche de oro, pues en el camino nos encontramos con un oso negro.
Así concluyeron tres noches y cuatro días completos que pasé en Jasper, un lugar pequeño y lejano a donde se puede ir a disfrutar, pasear, descansar, aventurarse y reencontrarse con uno mismo.

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