Revista Cultura y Ocio

José antonio fernández sánchez

Por Acalvogalan
JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Foto: Álex Fernández Bellido.
Mencionado por:
Laura Gómez Recas
Menciona a:
Sonia Fides
Elena Conchello
Clara Santafé
Fernando Sabido Sánchez
Adolfo González
Luis Oroz
Amparo Bernal
Javier Cánaves
Bio-bibliografía
-Nace en 1963 en Terrassa (Barcelona), aunque reside actualmente en Cerdanyola del Vallés. Ferroviario de profesión, desde los 18 años.
-Actualmente no tiene vinculación con movimientos literarios. Sus únicas referencias públicas han sido la publicación de un pequeño poemario: “La profundidad del agua”, en Ediciones Rondas, año 1987; participaciones con poemas y lecturas en la “Festa de la Poesía” que organiza la “Comissió de Poetes Terrassencs”; publicaciones de poemas en extintas revistas de papel: “Manxa” del Grupo Literario Guadiana, “Cuaderno literario Azor”, “Pliego de Murmurios”, Cuadernos de Poesía Nueva” de la Asociación Prometeo de Poesía y alguna participación en el programa de radio “Breus” de RadioKanal Barcelona, donde se le han recitado algunos poemas.
-Recientemente ha retomado la labor de compartir sus trabajos, mediante el uso de la Red publicando en su blog: “Autorretrato en espejo convexo”:
http://joseantoniofs.blogspot.com/
Poética
Escribo poesía a raíz de una necesidad vitad de confesarme, sabiendo que la iglesia o un psicólogo son los sitios menos indicados para ello.
Esa falta de armonía entre mi persona y el mundo, intento suavizarla escribiendo y sé que si no escribiera no sería quien soy; sería otro, ni mejor, ni peor.
En mi caso, la poesía no es la causa, es el efecto.
Y en ello estoy, intentando descifrar las múltiples formas del Santo Grial.
DESEO
Siempre he querido ser poeta,
no sé, tal vez
para tener oficio y beneficio.
Desde que decidí bajarle
La faldilla a las letras supe
que soy un amante mediocre
pues prefiero el calor del lomo
de una piedra y taparme con un chal
de lluvia limpia, mientras
espero que aparezca el pájaro,
aquel que se dejó olvidada el ala.
Poemas

V
Aquí se me aparece la razón de existir,
la voluntad del ahorcado mientras nacen nuevas estrellas.
Se me aparecen espejismos en la tila, en el güisqui,
en la protectora llama de unos ojos de medusa.
Se me aparecen las lecciones del parvulario
y la ondulada comba del recreo incitando a las primeras reglas,
las fiebres del otoño,
la engrasada y peluda música
y el atronador comienzo de una insinuación,
la enfermedad del polen y sus derivados,
la contaminación del espejo,
la caspa
______y la noche eterna…
Aquí aprendí la vida de Timothy Leary
y ya no confundo Bach con Ultravox;
sé cultivar palabras de esperanto (paperas es parotidito)
y coger anuros en un mar de jarabe.
Aquí regalé mi chorreada lengua de coñac y nicotina
y limpié el bolsillo de hinojos y envoltorios de caramelo.
Aquí se me aparece la razón de existir,
reposar en duermevela
como ojo izquierdo de lechuza
y salir con Platón de la caverna
pues ya conozco el colorido de las sombras
y el dolor de maroma en la costilla.
Aquí he sabido trocear la cal, la soga, el diamante,
mientras nuevas estrellas nacen,
deletrear poemas en la profundidad del agua
y buscar las dudas en terrón de sal.
De “La profundidad el agua

ESA MANO QUE ES LA MÍA

Dibujar una mano es como
querer coger un grano más de arena
en un desierto ya barrido, es como
abrillantar un sol que está apagado,
como contar las letras que se han dicho,
simplemente imposible.
Pues cómo perfilar colores
que le den forma a un surco,
a un alambre desabrochado,
cómo pintar un barro, un cuenco, un campo
recogido, una grieta en la semilla,
cómo ablandar el lápiz
para dejar expuestas cicatrices,
hambre pero también abrazo, abrigo y espuela,
cómo buscar las sombras de la mano
si esa que se aparece vive en un reflejo,
si es la misma que aprieta la culata,
la misma que se alumbra con un cirio,
que esparce las semillas por la tierra,
la misma que almidona el cuello a la sotana
o recoge algodones para un niño,
es la misma
que embadurna la soga con aceites,
la que le importa el peso del anillo
o recicla una lágrima perdida,
la que en sus uñas se adormecen versos,
palabras desgastadas, fin, comienzos,
la que construye sueños o abre el grifo de la anemia,
es la misma,
la misma mano que yo tengo.
Publicado en el blog

VIAJE DE IDA (3)
Si he de elegir, prefiero
la tierra al mar del que venimos,
pues no me gusta que la perspectiva
no tenga referencias.
Allí las lágrimas se fagocitan en su afluente.
Llover sobre mojado, dicen.
Ahora que soy el capitán del barco
cualquier ola que rompa
será bien recibida.
De “La tintura de los colores (31)” Inédito

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