Revista Opinión

Jose Maria Irujo practicando Periodismo-mierda en El País (4)

Publicado el 07 octubre 2010 por Nynaeve

Comenzar un artículo con una mentira comprobada tiene dos posibles consecuencias, la primera es que el lector abandone la lectura del artículo y opte por leer novela o un cuento, prefiriendo saber que con lo que va a leer no le van a intentar mezclar realidad y ficción engañándole el cerebro. La segunda es que el lector siga leyendo.

Si el lector sigue leyendo un artículo que abre con una mentira comprobada, tiene, a su vez, dos posibles lecturas. La primera es que le han colado la mentira o no es consciente de ella, y confía en que no le esté engañando con los datos que le presentan (ignorancia), evitarlo sería engorroso y costoso porque obligaria a analizar punto por punto todo lo que te presentan como dato, y la forma,dirección y objetivo por el que lo presentan, pero tiene la ventaja de que al autor que le pillas en mentira, no lo vuelves a creer. La segunda es que el lector esté de acuerdo con mentir o construir la realidad a su modo (mala fe) y firmaría él una mentira igual si tuviera bolígrafo, papel y editorial, convencido que el fin, justifica los medios (mentir).

Leamos a Jose Maria Irujo para aprender cómo se construye desde una mentira, un relato más complejo que pretende consolidar como verdad para futuras construcciones más complejas.

Link a la prueba del delito llamada “la pistola humeante”.

Los etarras Juan Carlos Besance y Xabier Atristain, presuntos miembros del comando Imanol, abrieron ayer la caja de los truenos. Su confesión ante el Juez Ismael Moreno sobre los cursillos de armas y explosivos que recibieron en Venezuela en 2008 constituye el smoking gun (la prueba irrefutable) de que este país se ha convertido……para los asesinos de ETA…

La mentira salta a la vista para el que tenga conocimiento de los hechos, Besance y Atristain no han “confesado” nada “ante” ningún juez. La firma del papel de ese relato se produce en otro lugar, en un calabozo, sin ningún juez delante ni nada que se le parezca, en algún momento de los días en que se permanece en exclusivas manos del cuerpo militar/policial que captura al que firmará el papelito.

El articulista comienza con una mentira, y precisamente para dar verosimiliud al relato. Da mucha seriedad eso de escuchar “confesaron ante el juez…”, le da además un aire de voluntariedad y expontaneidad, el acusado ante el juez es libre, está a la vista de todos sin ser amenazado, si podemos hacer pensar que alguien sentado o de pie, vestido, y contestanto libremente a un juez afirma algo, y “relata” algo, podemos vincular que eso sale de la persona acusada y no de los dedos de un funcionario a un teclado. Y comienza con una mentira, porque lo que esos detenidos han confesado ante el juez, es justo lo contrario que el articulista dice, que no han firmado voluntariamente ningún papel redactado, sino que han sido obligados por la fuerza a firmarlo, en un lugar (secreto por ley) donde el juez no estaba presente. Y en un espacio temporal de 5 días y 5 noches en que permanecieron solos, en la única presencia de los que les obligaron a firmarlo.

Lo que no dice el articulista, lo que oculta, es lo único que judicialmente es irrefutable, lo que los detenidos confiesan voluntariamente, es que les han agredido durante 5 días y que cualquier firma en cualquier papel no ha sido estampada voluntariamente.

Que el diario El País oculte sistemáticamente hechos judiciales como que el acusado niega tal cosa, o que haya iniciado un denuncia por torturas y coacción no es nada nuevo, lo hizo descaradamente hasta en los casos más flagrantes de los tiempos del GAL y sistemáticamente no dice nada acerca de la naturaleza de tales “confesiones”, de la misma manera que algo tan importante como que los acusados, “disienten” de lo que dicen que han declarado, es ocultado, no se menciona en este artículo, y tampoco en el resto de la página que emplean para hablar del tema.

¿Por qué El País oculta sistemáticamente que son precisamente los autores de tal relato, los que niegan haber hecho ese relato? ¿Por qúe ocultan que los autores del relato han declarado precisamente lo contrario de lo que el periódico construye? ¿Por qué silencian deliberadamente que los detenidos presentan denuncia de que han sido objeto de coacciones y tormento en esos días? La respuesta es evidente. Ante un ejercicio periodístico serio que diga las cosas como son y han sucedido, el actual perriodismo-mierda opta por construir la propia realidad, tal y como le gustaría o como le interesa al grupo de poder que representan, pero no tal y como es, cambiar las palabras para que parezca otra cosa, no decir nada acerca de otras cosas….. En la misma página, en que se fabula la historia de los lazos del gobierno de Chavez, el otro artículo de Manuel Altozano sigue el mismo guión y consigna, ocultar al público lector que el relato de los acusados es otro, no el que escribe el diario. No habla en ningún momento de las afirmaciones ante el juez de los detenidos, ni que hayan interpuesto denuncia por torturas (coacción a firmar).

Pero volvamos a Jose Maria Irujo, si comenzaba el artículo con una mentira en que se le ha pillado, precisamente para dar apariencia de seriedad o de verdad objetiva a su “reflexión” inentencionada; (“Confesaron ante el juez….” ¡¡Qué bien suena!! ¿verdad?, si fuera verdad sonaría mejor), no es el único truco estilístico que usa, en sólo ese párrafo hay otros dos, ambos para dar apariencia de seriedad o rigor, siempre esperando encntrarse un lector que admirado-por ignorante- se predisponga a pensar; “qúe tío más pulcro y entendido, hay que hacerle caso“.

La utilización inútil y sin rigor del “presuntos“. Cuando ves a un periodista que está tan convencido de la culpabilidad e irrefutabilidad de lo que da por cierto, cuando le ves utilizar un “presuntos”,e inmediatamente te dices “Jo, que tipo más pulcro, garantista, y serio”. Pura farsa estilística, porque si ya has dicho “Los etarras Juan Carlos…y…” y no son presuntos etarras ¿A qué viene luego poner un “presuntos miembros”? ¿Y no había que haber puesto también “presunto comando Imanol? porque, que exista un comando (y no dos o ninguno) y que lo llamen Imanol, también es una tesis, una presunción construida por la policía. El uso del “presunto” no es en general más que un adorno, y para eso se usa, para dar empaque y caché a la consideración que el lector incauto tiene del articulista. Quien, o no sabe, o no quiere, seguramente, ser pulcro en qué cosas cabe “presumir” y cuáles se pueden informativamente (y legalmente) dar por ciertas. No puede ser que el articulista sepa sin duda que son miembros de ETA, y que sólo dude en si son o no miembros del comando Imanol, del que, por cierto no duda que exista y no cabe presunción de que su existencia o denominación sea objeto de “hipótesis de trabajo” policial.

El empleo de términos “chic” ingleses, como “smocking gun” de manera paleta, por cierto, al lector poco puesto  lo pone de hinojos y babeando “qué tío más leído“- se dice a sí mismo-. Otro truco de imagen para aprentar que el articulista es docto en términos aplicados en derecho de otros países. Como si la mención a un simbólico juez externo anglosajón nos confirmara en nuestra infalibilidad y seriedad. Smocking Gun, es un término que se acuñó precisamente para designar lo contrario que el articulista señala. Smocking Gun es la pistola humeante, la prueba física incontestable, como contraposición a bases inconsistentes como declaraciones, acusaciones, inculpaciones verbales, suposiciones, relatos. Smockin Gun es precisamente lo que se esgrime contra el “bla , bla, bla” en un juicio, lo que tumba el “bla, bla”, lo que no es palabra, ni firma, ni creencia, ni convicción, ni deducción. Lo que es prueba física material, una prueba de ADN, el arma física del crimen, una huella dactilar, la pistola que mató al muerto (humeante)…. etc.

Por otro lado, cualquiera que tenga conocimientos de cómo funcionan las comisarías y declaraciones, sabe que eso que llaman “confesión” no es que el detenido comienze a largar detalles y relato, y haya unos policías escribiendo asombrados revelaciones que no conocían, la estructura de la declaración es una hoja de papel redactada a máquina no por el detenido, sino por el policía, y firmada por el detenido. La inventiva, o la iniciativa del relato no parten del detenido, el cual, se limita a asentir, negar o firmar lo que otros han escrito. No hay pues “confesión” ni “relato” que los policías apuntan presuroros, lo que hay es “confirmación” (acaso corrección) de la tesis previa con firma de algo escrito. El cuerpo gramatical y de datos de una declaración es redactado por un policía, y eso lo sabe cualquier abogado de oficio que haya asistido a un detenido.

Una firma en el final de una cuartilla de un relato en un calabozo de quien luego dice otra cosa no es un smockin gun, no es una prueba física,  no es una “pistola humeante” , Irujo, listillo. Cualquier jurista anglosajón se reiría de tí y te ridiculizaría, aunque juegues con la ventaja del perfil intelectual del lector medio de El País que continúa tu artículo hasta el final sin mandarlo a la basura.

De todas formas, tu artículo Jose, no merece ir a la basura, porque no es como la tele-basura… periodismo-basura, es periodismo-mierda.

Jose Maria Irujo practicando Periodismo-mierda en El País (4)


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