En un mundo que se desplaza desde lo industrial y mecanizado hacia los servicios, la experiencia de cliente y la innovación, los caminos ya nos están claramente delimitados, los procedimientos no suelen ser aplicables, las recetas no son conocidas.
Los procesos de negocio tradicionales y las directrices o procedimientos operativos, buscan la calidad y la eficiencia con base en el carácter determinista de aquello que describen y regulan.
Y es un loable y muy necesario empeño.
Pero no sabemos, ni queremos probablemente, regular la creatividad, o las experiencias.
Y en ese entorno, pues, nos encontramos ante unos objetivos difusos, ante unos caminos que más que simplemente recorridos, deben ser explorados.
Y ahí es donde los juegos encuentran sus sitio.
Ilustración de Gamestorming que ilustra la diferencia entre proceso y juego
En su libro 'Gamestorming', Dave Gray, Sunni Brown y James Macanufo afirman:
While a business process create a solid, secure chain of cause and effect, gamestorming creates something different: not a chain, but a framework for exploration, experimentation, and trial and error.
Esa exploración, esa apertura de posibilidades, es lo que convierte a los juegos en unas grandes herramientas para la creatividad y la innovación.
Y si, además, son divertidos...