Revista Cultura y Ocio

Julia domna

Por Diana Cabello Muro @Didymyself

Emperatriz y filósofa


JULIA DOMNA
Nació en Emesa, Siria, aproximadamente en el año 170, por lo tanto contaba unos 15 años al casarse con Septimio, que tendría unos 40.
Era hija de Julio Bassiano, Sumo Sacerdote del dios Baal de Emesa y pronto tendría a sus dos hijos Caracalla (188) y Geta (189).
Fue famosa por su inteligencia y su alto nivel cultural, y tanto su esposo como su hijo Caracalla, le consultaron frecuentemente en asuntos de importancia relativos al gobierno y ambos la dejaron como regente en sus continuos viajes para luchar en las fronteras del Imperio, siendo entre los años 193 a 217, una de las personas más poderosas de Roma, aunque su vida se vió ensombrecida por sus numerosos problemas y la enemistad, la envidia y el odio de personajes influyentes en el reinado de su esposo, como Cayo Fulvio Plautiano, consejero muy influyente del emperador, que le convenció de que Julia había sido adúltera, aunque este juicio finalizó al morir su eterno enemigo, Plautiano.
Pero no fue éste el único rumor al que tuvo que hacer frente Julia Domna. En la obra de Dión Casio se la acusaba de “torturar a mujeres de la nobleza romana” y Aelius Spartianus afirmó de ella en su Vida de Severo, que era “notoria por sus adulterios y por conspirar contra el emperador”. Después de todo del juicio se retirará de la vida pública hasta la llegada del principado de Caracalla.
Toda esta propaganda contraria a su persona llevó a Julia Domna a refugiarse más en la filosofía y rodearse de sofistas, siendo una de las mayores promotoras de la cultura oriental en Roma.
La emperatriz se rodeó de un círculo de intelectuales y filósofos como Filóstrato de Apamea, Diógenes Laercio y Elieno, médicos como Galeno y juristas como Papiano, Ulpiano y Paulo, además de escritores, y fue considerada la guía intelectual del Imperio Romano durante el gobierno de su marido y de su hijo.
JULIA DOMNA
Durante el principado de Caracalla (211–217), el descuido por los asuntos estatales por parte del emperador, permitió una activa participación de la diva en la gestión de los asuntos concernientes al Estado. La importante posición denotada por Julia Domna en el ámbito público surge del fastuoso nombramiento Iulia pia felix Augusta mater Augusti nostri et castrorum et senatus et patriae con certeza conocido desde el año 211.
Fue una mujer acostumbrada al gobierno y con gusto por gobernar, en Siria donde tradicionalmente el papel de las mujeres en el gobierno había sido mucho más relevante que en Roma y donde se recordaban aún a grandes reinas por las que la emperatriz sentía una gran admiración, como fueron Semiramis y Nitocris, y tomándolas como  ejemplo, intentó seguir gobernando en solitario tras la muerte de su hijo Caracalla, asesinado en la campaña contra el Imperio parto, a la que le acompañó, de 217, hasta que Macrino la desterró a Siria, donde prefirió suicidarse por inanición a seguir viviendo alejada del gobierno.
Su papel no solo se basó en ser matrona, sino que consiguió ser esposa y madre de emperadores. Honrada con numerosos adjetivos como los ya vistos, su influencia se extendió por todo el Imperio. Nos encontramos así, ante una figura que se salió de los márgenes impuestos por la sociedad romana a las mujeres. Llegando incluso a acuñar moneda y aparecer en infinidad de esculturas y relieves de los realizados para embellecer Roma.
Aunque las relaciones con sus hijos se iban deteriorando con el tiempo, no dejó de serles buena consejera.
Fuentes:
Blog Mujeres en la filosofía antigüa
-Vázquez Hoys, Ana María: La dinastía Severa, UNED
-Caravaca Guerrero, Consuelo Isabel: Aproximación a la figura de una matrona romana culta y poderosa. El caso de Julia Domna. Rev. Panta Rei, 2014 --> PDF
-Acedo Panal, María Jesús: La mujer y poder en Roma. Tfg, 2015.--> PDF
-Dávila Iglesias, Rosa María: Julia Domna Oriente en Occidente, pg.225-253, en Mujeres de la Antigüedad, ed, Jesús de la Villa, Edt: Alianza.

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