Revista Cine

Juntos y revueltos: algo de lo que hablar

Publicado el 20 julio 2014 por Juancarrasco @JuanCdlH
19.07.14 | 14:34. Archivado en Cine, Estrenos
  • enviar a un amigo
  • Imprimir contenido

Alguien dijo alguna vez que lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal, y confieso que en esta época del año la mayor dificultad de quien se dedica a opinar sobre películas no es otra que la de ver cine “ni fu ni fa, ni chicha ni limoná” del que luego no hay prácticamente nada que resaltar. El teclado te mira con cara inquisitiva y tú lo miras a él con los labios apretados y gesto bovino. Supongo que es lo más parecido al mal del escritor. La salvación está en encontrar entre tanta mediocridad una cinta que merezca la pena ser recomendada; otra opción, menos satisfactoria pero más divertida en lo vengativo que tiene el acto, es la de toparte con una cinta mala con avaricia y poder sacar a relucir la “motosierra del crítico indignado”. Seguro que adivinan en cuál de las dos opciones se enmarca Juntos y revueltos

Juntos y revueltos: algo de lo que hablar
Adam Sandler y Drew Barrymore (ahí queda eso) protagonizan esta ¿comedia? ¿romántica? en la que cada uno es progenitor (él de tres chicas y ella de dos chicos) sin pareja, a cual más imbécil, que se conocen en una cita a ciegas desastrosa; luego, el destino y un guión inverosímil de pura estupidez (dos personas hicieron falta para perpetrarlo, ¡viva el talento!) acaban mandando de vacaciones, precisamente juntos y revueltos como los ajetes trigueros, a ambas familias para que se soporten, conecten los protagonistas con los hijos del otro y se acaben enamorando con dificultades, terceras personas y escenita del tipo yendo a buscar a la tipa con ramo de flores en la mano (si alguien opina que he destripado el argumento, mis disculpas y la recomendación de que no se pierda esta película). La ridiculez impera en todo momento y por buena disposición y falta de pretensiones con que se visione esta cinta —que quedará en la memoria, al menos en la mía—, no existe momento alguno de complicidad con un espectador estupefacto y abrumado por el espectáculo de vergüenza ajena, ni siquiera del tipo risotada facilona. Ni siquiera se puede hablar de química entre intérpretes, ritmo o ambiente favorable en una concatenación de clichés que van desde el “amiguete” cómplice (masculino él, “amigueta” ella), el momento épico-deportivo con música de gran gesta del niño apodado “Campeón” bate de béisbol en mano, pasando por todo un abanico de chistes que rozan el racismo, el sexismo y abordan el patetismo descerebrado desbordando nuestras paciencias. Para que el catálogo sea completo no puede faltar a la cita la legendaria necedad geopolítica de la Yankilandia cutre del cine con tendencia malsana y cateta a confundir países con continentes sin rubor, enviando a sus personajes a “Europa” o a “África” como si estuviesen hablando de Andorra la Vella o Calasparra. Ay, América, esa gran nación…

Si me estremezco pensando en alguien que presente este libreto como intento serio de hacer una película, más lo hago intentando imaginarme en qué circunstancia otro alguien pueda responder “no sólo le veo posibilidades sino que, además, me gusta tanto que la voy a producir”. Aseguro que siempre me he caracterizado por la templanza y el pudor a la hora de clavar el colmillo de esta forma, pero ante todo soy un amante del cine, y hay ocasiones en las que el cuerpo te pide protestar con un “ya está bien” a los cuatro vientos. He dicho.

Dirección: Frank Coraci. Título original: Blended. Duración: 117 min. Intérpretes: Adam Sandler (Jim), Drew Barrymore (Lauren), Joel McHale (Mark), Wendi McLendon-Covey (Jen), Kevin Nealon (Eddy), Jessica Lowe (Ginger), Terry Crews (Nickens). Guión: Ivan Menchell y Clare Sera. Producción: Mike Karz, Adam Sandler y Jack Giarraputo. Música: Rupert Gregson-Williams. Fotografía: Julio Macat. Montaje: Tom Costain. Vestuario: Christine Wada.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas