Revista Solidaridad

Justicia y Solidaridad, no limosna.

Por Piniella

Justicia y Solidaridad, no limosna.

Haiti. Esta tragedia sobrepasa sus fronteras. No se trata de un gesto de beneficencia, es un gesto de responsabilidad de la comunidad internacional. Estamos obligados a dar una respuesta a las víctimas. Estamos obligados a enviar recursos. Y estamos obligados a conformar una respuesta política en un Estado fallido, una respuesta tanto a corto como a mediano plazo para que el pueblo haitiano pueda reconstruir su propio futuro. Si EE.UU. puede invadir un país en solo un día, por qué no puede ahora invadir Haiti con los medios suficientes para que al menos lo básico (material sanitario, viveres, agua y gasolina) llegue. Haiti es un ejemplo de colonialismo, explotación y expoliación, y la comunidad internacional tiene ahora la oportunidad de poner sus ojos en el país para que este esté libre de las dominaciones y dependencias. No podemos permitir que la tragedia se resuelva en base a intereses, a los mismo intereses de siempre, a los mismos grupos de presión a los que las tropas de las Naciones Unidas han facilitado la labor "calmando" la población con una ocupación militar. Haiti ha sido sometido durante décadas por medio de la deuda, el libre comercio, la aniquilación de sus pocos recursos naturales, el atentado ecológico permanente, los intereses de las multinacionales. El terremoto en otro lugar del Mundo no hubiera tenido los daños que aquí, porque evidentemente hablamos de un país vulnerable a las tragedias naturales a causa de una devastación durante siglos de su medio ambiente, por la inexistencia de infraestructuras, por la inexistencias de políticas preventivas por parte del Estado. La Cooperación internacional puede y deber resolver la ocupación militar por una verdadera misión de solidaridad, anulando una ilegítima deuda que no le permite a este país salir del hoyo. Los recursos de reconstrucción no pueden generar un nuevo endeudamiento que desvirtúen la solidaridad de las personas que cooperan y dan su pequeña aportación, como es la práctica de las Instituciones Financieras Internacionales como el Banco Mundial, el BID y el FMI, los llamados "países donantes" y las empresas adláteres. Si Haiti es pobre y la miseria corre por sus calles es porque otros países se han enriquecidos a su costa, y en otras grandes avenidas corre el lujo y la opulencia. Es hora de reparar las deudas históricas, sociales, ecológicas y climáticas.


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