Revista Cultura y Ocio

¡Kaja…ntástico! (VI)

Publicado el 09 septiembre 2013 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Parte 5: Zengu

Zengu despertó de madrugada, pero rápidamente volvió a dormirse y tuvo un sueño. En él, los espíritus le rogaban que destruyese el artefacto que contenía aquel paquete. Para ello, debía viajar hasta el sur del valle de Tuercespina, lo que los bucaneros Velasangre y el cártel Bonvapor conocían como El Cabo; frente a la Orilla salvaje y Bahía de Botín los serpenteantes rastros de los naga le conducirían hasta un antiguo altar, donde sus acciones futuras se perdieron en una niebla de causalidades. Después, el sueño y la vigilia jugaron con él hasta la desesperación y, finalmente, el bruto interceptó al tabernero y decidió caer rendido ante unas cuantas pintas de cerveza.

Guerrero trol

Un guerrero trol.

Entonces, Zengu rasgó el envoltorio y lanzó contra una pared la caja de seguridad goblin. El paquete emitió unos extraños sonidos y se rindió ante la insistencia con la que acometía el trol. En su interior descansaba la talla de un orco con un trazo tan delicado que, pese a sus pequeñas dimensiones, transportaba al espectador hacia la presencia del propio Jefe de Guerra Garrosh Grito Infernal. Aullavísceras, el hacha de su padre, yacía en el suelo y su hoja, más que haber derramado la sangre de sus enemigos, parecía haberse nutrido y henchido de ellos. El orco presentaba la mirada de un loco y su aspecto hercúleo resultaba aún más aterrador que el de sus ancestros sedientos de sangre demoníaca. Envuelto en una fina capa de humo, o maldad, que se pegaba a su propia carne, la talla parecía reír y reír, hasta la extenuación, como si ya nada importase más allá de su mundo de madera.

Al alba, y sin saber muy bien cómo había vuelto a su habitación, Zengu esperó en silencio a que los primeros rayos del sol alcanzasen su camastro, y respiró aliviado.


¡Kaja…ntástico! (VI)

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