Revista Insólito

Kalachi, la epidemia del sueño

Publicado el 08 julio 2017 por Redespress60

Perdido en la estepa kazajistana se encuentra un pequeño asentamiento rural llamado Kalachi. En marzo de 2013, alrededor de 140 de sus habitantes se vieron afectados por extrañas anomalías. Los afectados empezaron por marearse, tener alucinaciones y pérdidas de memoria hasta quedar sumidos en un profundo sueño..

Kalachi, la epidemia del sueño

Ocho niños se desmayaron simultáneamente en la misma clase y veinte adultos se durmieron al mismo tiempo. Los enfermos despertaban días o semanas después, sin la menor idea de lo que les había sucedido. La mayoría de los enfermos fueron trasladados al hospital de Esil, la capital del distrito, donde los médicos trataron inútilmente de averiguar qué estaba sucediendo. Ante la falta de respuestas, habitantes de Kalachi sospecharon que fuerzas sobrenaturales se ensañaron para castigarlos. Se corrió el rumor de que habían quedado malditos debido que en 2010 se había enterrado a un anciano que posiblemente no estaba muerto.

La villa fantasma

Este pequeño pueblo se encuentra a 400 kilómetros al noroeste de Astana, la capital del país, y está habitando por población de origen ruso y descendientes de alemanes deportados por Stalin después de la Segunda Guerra Mundial.

Las primeras conjeturas del sueño invencible al que se vieron sometidos se asociaron a algunas alucinaciones, tanto de mayores como de niños. En un primer momento se pensó que era vodka adulterado, pero muchos adultos ni lo habían probado y también era de esperar que los biberones de los pequeños no llevaran alcohol.

Las pruebas bactereológicas, virales y sanguíneas en personas, así como los primeros estudios de sedimentos, agua y aire del terreno no dieron con ninguna pista concluyente. La mina de uranio de Krasnogorsk, una ciudad fantasma colindante, fue una de las grandes sospechosas. En los tiempos de la URSS la explotación era totalmente secreta, pero tras su caída en 1991 la mina cerró de la noche a la mañana. En este tipo de explotación podía heber peligro radioactivo. Lo que se investigó en Kalachi en principio era si el gas radón que se emitía al explotar el mineral podía tener algún tipo de influencia, aunque la mina llevara dos décadas abandonada. La pega a esta sospecha es que el radón provoca un sueño de poco más de una hora y los casos más extremos registrados llegaban hasta seis días durmiendo. Además los antiguos trabajadores de la mina, sometidos a un contacto muy intenso con el gas, afirmaron que nadie se quedó dormido trabajando. En definitiva: ni el uranio ni la radiación tenían la culpa.

En julio del 2015 un nuevo estudio ruso creyó haber dado con el origen de esta epidemia de sueño, que en ocasiones hacía acto de presencia en oleadas que dejaban dormidas a varias personas a la vez, estando en diferentes lugares del pueblo y haciendo distintas actividades. Según nuevos análisis a toda la población, el culpable de estos episodios podía ser debido a la alta concentración de mónoxido de carbono (CO) y de hidrocarburos (CH) en el aire, lo que produce que el nivel de oxígeno disminuya ocasionando desmayos entre las personas. Estos factores podían ser determinantes para provocar la pérdida de conciencia en la gente de Kalachi.

Nuevamente todo apuntaba a la mina ex-soviética que, cuando se abandonó se llenó de agua y la estructura de madera cedió y se empapó, generando altas cantidades de monóxido de carbono. Esta fue la explicación oficial. Sin embargo, algunos expertos preguntados no quedaron convencidos, no viendo lógico que pudiera haber niveles tan altos de CO llevando la mina más de veinte años abandonada y además que hubieran esperado tanto tiempo para salir a la atmósfera como para afectar a la población. A pesar de que las autoridades acabaron desalojando mayormente a la población, la zona será recordada como la villa fantasma en el que la gente se dormía de golpe.

Kalachi, la epidemia del sueño

Síndromes colectivos

Los casos de síndromes colectivos que golpean un pueblo entero no son desconocidos. En 1951, el pueblo francés de Pont-Saint-Esprit padeció una ola de locura colectiva. Sobre 300 personas afectadas, 50 debieron ser hospitalizadas con accesos de violencia y alucinaciones. Otras cinco se suicidaron en pleno delirio. Los especialistas atribuyeron esa misteriosa crisis al cornezuelo del centeno, un hongo parásito de las gramíneas que secreta el ácido lisérgico del que deriva el LSD y que se encuentra a veces en la harina. El episodio terminó siendo bautizado “el pan maldito de Pont-Saint-Esprit”.

El periódico británico The Guardian investigó en 2013 el extraño caso de una familia española, los López, cuyos miembros padecían adormecimientos súbitos y profundos en cualquier momento del día. Según los médicos que estudiaron la patología familiar, se debería a la carencia genética de un neurotransmisor, la orexina (o hipocreatina), que estaría implicada en graves casos de narcolepsia. Los López también evocaban intensas sensaciones de déjà-vu y sus sueños de persecución eran tan realistas que podían ser considerados alucinaciones.

Durante una campaña de vacunación de la famosa gripe A, varios laboratorios farmacéuticos suministraron vacunas para combatir la posible pandemia. Se inmunizó a más de 30 millones de personas en 47 países entre 2009 y 2010, enfrentándose a la sospecha de que la vacuna habría podido estar relacionada con un aumento inusual de casos de narcolepsia en menores. En aquellas fechas se registraron 795 casos en toda Europa de narcolepsia. El mayor número de casos se recogieron en Finlandia, Noruega, Irlanda y Francia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de una aparición inusual de casos entre los niños vacunados.

Kalachi, la epidemia del sueño

El síndrome de Kleine-Levin

El síndrome de la bella durmiente o de Kleine-Levin consiste en dormir por periodos prolongados de tiempo, que pueden abarcar desde casi un día entero hasta semanas. El paciente presenta una somnolencia que no puede controlar, lo cual lo conduce a un estado de hipersomnia.

Una vez que pasa la crisis, los pacientes regresan a la normalidad, aunque pueden sufrir de amnesia o alteraciones en la memoria a corto plazo, por lo que no consiguen recordar prácticamente nada de su periodo de sueño intenso. Además, debido a la enorme cantidad de tiempo que pasan durmiendo, sufren un deterioro social, laboral y emocional, al ser incapaces de llevar a cabo sus actividades diarias.

Este tipo de trastorno neurológico es poco frecuente. Por lo general, se presenta en varones adolescentes y ocasionalmente en mujeres. Los primeros casos se registaron en la década de los años veinte y, aunque desde entonces son pocos los pacientes diagnosticados, la falta de información sobre el tema puede hacer que existan muchos más confundidos con otros padecimientos mentales, como la esquizofrenia.

La causa del síndrome de la bella durmiente aún se desconoce con certeza. Algunos estudios señalan que se trata de un trastorno en el hipotálamo y otras anomalías en el desarrollo del cerebro. Asimismo, los tratamientos no han probado hasta el momento eliminarlo de forma definitiva. La cura, ciertamente, no está en un romántico beso de cuento mágico. Solo un 20% de los pacientes han dejado de tener episodios en una media de seis años, pero aún se desconoce si se trata de una curación permamente.

Sin embargo, varias personas que padecen el síndrome de la bella durmiente han respondido bien a la terapia con sales de litio, además del apoyo psicológico, para poder lidiar con las consecuencias de sus crisis de sueño. La combinación de fármacos con psicoterapia y la misma evolución del padecimiento pueden conducir, así, a un pronóstico favorable. De este modo, quienes duermen más de la cuenta, pueden despertarse por sí mismos y comprobar que la vida es mucho más que sueño.

Fuentes: La Nación // Wikipèdia // La mente es maravillosa

Imágenes: Google


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