Otra de adolescentes, pero nada que ver con la anterior reseña, que envolvía con música y delicadeza los rincones más oscuros de la vida de los protagonistas.
Klass es un golpe al estómago, directo y contundente, sin la más mínima concesión.
Joseph es acosado y humillado por sus compañeros de clase. Sufre ataques constantes, verbales y físicos. Todos se burlan de él. Harto ya de tanta injusticia, Kaspar, empieza a defenderlo ante el resto del grupo. Se alían, pero eso no hace que mejoren las cosas, mas bien lo contrario. El líder se siente desafiado y la escalada de violencia y crueldad sube hasta niveles insoportables.
Y mientras, ¿qué hacen los demás?
Los padres de Joseph no son capaces ni de ponerse de acuerdo entre ellos. El padre es partidario de golpear:
Todo hombre que no se defiende será para siempre un perdedor.
La directora del instituto no sale de su despacho y le llega información que no sabe – ni quiere – interpretar. Una de las profesoras actúa, se enfrenta, y lo único que provoca son más burlas y que le consideren un chivato….
Lo peor son los compañeros, testigos directos del acoso, público indiferente, por momentos pasivo, consentidor, y al final incluso alentador. Si alguien quiere salirse del círculo, o no se atreve a dar un paso fuera del grupo, o es que piensa exactamente igual que esa pandilla de descerebrados….
¿Y el propio Joseph? Se resigna, aguanta como puede. Se refugia en la música, en el ordenador de su habitación…. Pero, ¿hasta cuándo aguantará?
Sorprendente ópera prima de este director. De inmediato pensamos en Elephant de Gus van Sant. Raag va más allá…
La escena de la playa es estremecedora. Y sí, toda la historia está basada en hechos reales…
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